DC I: DESTINOS CRUZADOS √

CAPÍTULO 51 - NERVIOS

Una vez en la biblioteca, Drogo indica a Dana donde está el área de Literatura y nosotros nos vamos al área sobrenatural. Tenemos que encontrar el diccionario de élfico.

Miro a Drogo mientras éste repasa la estantería dedicada a los elfos. ¡Es tan guapo! Y es todo mío. Él se da cuenta y me sonríe.

—¿Qué?

—Nada —contesto tímidamente —. Sólo que... ¿Tu novia? —Él se ríe.

—¿Qué pasa? ¿No te gusta?

—No. No es eso. Es que... nunca había tenido novio y se me hace raro.

—¿Ah no? ¿Y qué es lo que habías tenido? —pregunta cogiéndome por la cintura y atrayéndome hacia él. No puedo evitar estremecerme.

—Sólo rollos de una noche, sin nombres, sin teléfonos, sin compromisos... Ya sabes.

—Sí. Lo sé demasiado bien —reconoce apoyando su frente con la mía —. Mucho sexo y diversión pero, al final, un gran vacío. Es por eso que me alegro tanto de haberte encontrado. Yo tampoco estoy acostumbrado a esto, pero no me cuesta porque tú me haces feliz.

—Tú también me haces feliz.

Nos fundimos en un beso apasionado. En estos momentos desearía estar siempre así, con él, pero todavía nos queda mucho que hacer. Lentamente, me separo de él.

—Ahora que tenemos claro lo que somos ¿Qué tal si seguimos buscando?

Drogo aprieta su abrazo y me atrae más hacia él.

—¿Y si nos tomamos un descanso? Podríamos, no sé, ir a la sección de geología, a recordar viejos tiempos.

Dice esto último guiñándome un ojo y me hace reír. Resulta muy tentador pero, por desgracia...

—Ya tendremos tiempo de eso —contesto besándole la nariz —. Ahora será mejor que busquemos el libro. Tenemos que encontrar a Sebastián. ¿Recuerdas?

—Vale, vale. Pero me debes una visita a la sección de geología —aclara soltándome.

—Cuando tu quieras—respondo lanzándole un beso. Él me sonríe y continuamos con la búsqueda.

Tras mirar varias veces todas las estanterías, acabamos por rendirnos a la evidencia, el diccionario no está. Volvemos a la sala principal y nos acercamos a la bibliotecaria. Es una señora mayor con gafas y nos mira con gesto serio. Parece que va a ser difícil que nos de la información.

Drogo me guiña un ojo y se acerca a ella con una sonrisa seductora. Me parece que esto va a ser divertido.

—Disculpe, bella dama, ¿podría prestarme atención un momento?

Me tengo que tapar la boca para aguantarme la risa. Este Drogo...

La bibliotecaria le mira seria pero parece que, poco a poco, la seductora sonrisa de Drogo le ablanda.

—Dime. ¿En qué te puedo ayudar?

—Verá. Necesito el diccionario de élfico para un trabajo de «Mitos y Leyendas» y, por desgracia, no lo encuentro. ¿Podría decirme si alguien se lo ha llevado ya?

La bibliotecaria mira el ordenador y se vuelve hacia Drogo.

—Así es. Ese libro está prestado.

—¿Y sería posible saber quién se lo ha llevado?

—Lo siento. No puedo facilitar esa información.

La bibliotecaria parece reacia a colaborar pero Drogo ataca con todas sus armas. Acerca su mano a la cara de la mujer y coloca un mechón de cabello tras su oreja.