CAPÍTULO 33 - ¡POR FIN!

208 20 4
                                    

Llegamos de vuelta a la cabaña sin para de reírnos. Drogo carga conmigo hasta la habitación y me deja sobre la cama. Su mirada me indica que por fin ha llegado nuestro momento.

Me muerdo el labio y le indico con el dedo que se acerque. En un segundo lo tengo encima de mí. Con suaves caricias, desliza mi vestido hacia arriba hasta que consigue sacarlo. Se queda mirándome y, en ese momento, una idea pasa por mi cabeza.

—Desnúdate para mí.

Lo digo en apenas un susurro y él no me hace esperar. Se pone de pie y, sin dejar de mirarme, comienza a quitarse la ropa muy despacio. Yo observo encantada ese cuerpo escultural que se contonea ante mis ojos sin dejar de morderme el labio. Cuando se deshace de la última prenda, no puedo dejar de mirar semejante maravilla.

—¿Te gusta lo que ves? —pregunta divertido.

—¿Sabes que hablas demasiado?

Drogo se ríe y se abalanza sobre mí. Se deshace de la poca ropa que me queda y comienza a besar todo mi cuerpo. Mi piel reacciona a cada una de las caricias de sus labios. Mi cuerpo se estremece y se arquea pidiendo más. Él continúa su dulce recorrido como si quisiera explorar cada rincón de mi cuerpo. Estiro mis manos para tocarle pero me lo impide inmovilizándome. Eso me pone nerviosa. Necesito tocarle, sentir que es real, que no estoy soñando.

De un solo movimiento, me da la vuelta y comienza a subir por mi columna con suaves besos. Un largo gemido se me escapa y siento como sonríe sobre mi piel haciéndome sonreír a mi también. Esta dulce tortura me está matando.

Se tumba sobre mí permitiéndome sentir toda su excitación entre mis nalgas. Intento volverme pero no me deja. Sigue besando mi cuello y, al llegar a mi oreja, susurra con voz ronca:

—No seas impaciente, cosita. Esto no ha hecho más que empezar.

Notar su aliento en mi nuca me provoca un escalofrío de placer. Muevo mis nalgas indicándole lo que quiero pero él me ignora y continúa con sus besos. Mi vientre bajo arde de deseo y ya no puedo aguantarme más.

—Drogo... por favor...

—Vamos, cosita. Un poco más.

Drogo mordisquea mi culo haciéndome vibrar.

—No... puedo... más...Hazme... tuya... ya.

Ante mi voz jadeante, se echa a reír. Me da la vuelta y se coloca entre mis piernas. Se queda de rodillas mirándome divertido, viendo como el sudor inunda mi cara. Sus manos acarician mis caderas haciéndome suspirar.

—¿Estás segura, cosita?

—DROGO —grito ya enfadada. Él se echa a reír.

—Vale, vale. No te hago esperar más.

Me penetra de una sola embestida haciéndome gritar de placer. Sujeta mis caderas y comienza a moverse muy despacio. Veo en su cara una gran sonrisa de satisfacción. Disfruta haciéndome sufrir.

Bueno, sufrir, lo que se dice sufrir... Me va a matar de placer. Cada una de sus embestidas me transporta al cielo. Me siento tan ligera... Pero aún no es suficiente. Necesito más.

—Drogo... más.

—¿Qué dices, cosita? No te oigo.

—Quiero... más.

—¿Que te deje en paz?

Me pone de los nervios pero a la vez me excita más. Extraña combinación. Le miro furiosa.

—Dame más. Quiero más.

—Lo que tu digas, cosita.

Drogo comienza a embestir con más fuerza hasta que los dos estallamos en una intensa burbuja de placer. Sudorosa y jadeante, observo el rostro divertido de Drogo.

DC I: DESTINOS CRUZADOS √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora