CAPÍTULO 30 - MIA

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—Suéltame, Drogo. Voy a matar a esa zorra.

Mia patalea mientras Drogo la sujeta con firmeza.

—Ya basta, Mia. Te estás poniendo en evidencia.

—¿Por qué la defiendes? Te la estás tirando, ¿no?

Drogo se echa a reír y se acerca a la fuente. Abre el grifo y mete la cabeza de Mia debajo. Ésta comienza a gritar.

—¿Estás loco? Para.

—No hasta que te calmes.

Ella gruñe y, al final, se tranquiliza. Drogo la deja en el suelo y le mira a los ojos.

—No te pienso consentir más escenas como ésta. ¿Entendido?

Ella parece a punto de llorar.

—La culpa es tuya. Eres mi prometido. ¿Por qué tienes que hablar con otras?

—Puede que sea tu prometido pero no soy de tu propiedad. Y como vuelvas a hacer algo así dejaré de serlo. Y lo que diga mi padre me dará igual. Estás avisada.

Drogo se marcha furioso dejando a Mia descolocada. Ésta me mira con cara de odio y se va detrás de él. Estoy alucinada.

Siento que alguien me coge del brazo y se me lleva. Es Sara. Cuando llegamos a un rincón apartado se vuelve hacia mí preocupada.

—¿Qué ha pasado, Cris?

¿Y ahora qué le digo? No puedo contarle lo de anoche y menos el calentón de esta mañana. Tendré que inventarme algo.

—No lo sé. Iba andando por los pasillos y esa loca se ha abalanzado sobre mí. ¿Quién es?

—Es nueva. Por lo que he oído, es la novia de Drogo. ¿Qué has hecho para que se ponga así?

—No he hecho nada, en serio.

No. Sólo me colé ayer en su cabaña y tuve la experiencia sexual más increíble de mi vida.

Sara me mira fijamente.

—Cris, ¿sabes lo que son?

Me echo a reír.

—Sí, Sara. Sé que son vampiros. No soy tonta.

—De todos modos, ten cuidado. Es muy peligrosa.

Sonrío ante la preocupación de Sara.

—Tranquila, lo tendré.

Nos dirigimos a clase y el resto de la mañana transcurre con normalidad. A la hora de la comida, me dirijo al comedor cuando alguien me mete en una clase vacía. Intento gritar pero me tapan la boca.

—Tranquila, cosita. Sólo quiero hablar.

Asiento con la cabeza y me suelta. Cuando me vuelvo veo preocupación en su mirada.

—Dime lo que sea rápido. No quiero que me vuelva a atacar la loca de tu novia.

—De eso quería hablarte —confiesa rascándose la nuca —. Mia es mi novia porque así lo ha decidido mi padre. En realidad, paso de ella.

—¿Y por qué me cuentas esto?

—No sé. ¿Tal vez porque me encanta tu olor?

Drogo se coloca detrás de mí y, retirándome el pelo, acerca su nariz a mi cuello. Cuando aspira mi aroma siento todo mi cuerpo estremecerse. Me resulta excitante.

—No sé que es lo que tienes, cosita, pero tu olor me embriaga. Ven esta noche a la cabaña. Te aseguro que no te arrepentirás.

—¿Y Mia?

DC I: DESTINOS CRUZADOS √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora