CAPÍTULO 11.- NICOLAE

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—Dime, Cris, ¿qué es lo que somos?

Nicolae está parado frente a mí con los brazos cruzados. Me observa serio con una intensa y fría mirada. En otro momento me hubiera sentido intimidada pero ahora, no se porqué, me entran ganas de reír.

—Relájate, Nicolae. No hace falta montar un drama.

Tengo que taparme la boca para no reírme ante su cara de asombro.

—¿Acaso te ríes de mí? —me indica enfadado —. Si realmente supieras lo que soy, deberías tenerme miedo.

—¿Ah, sí? ¿En serio? Por favor, Nicolae. Has leído mi mente. Sabes de sobras que no os tengo miedo.

No quiero ser grosera pero paso del numerito que imagino me va a montar. Es verdad, no me dan miedo. Creo que los conozco demasiado ya.

Nicolae me mira intrigado por mi actitud. Relaja su expresión y se sienta a mi lado en la cama.

—No te entiendo, Cris. La verdad es que nunca había visto a nadie tomárselo con tanta calma.

El pobre está desorientado. Eso me hace sonreír.

—Verás, Nicolae. En este tiempo os he cogido mucho cariño y creo que  vosotros a mí también. Sé que no me haréis daño porque el granjero no traba amistad con el cerdo que va a matar.

Nicolae no puede evitar reírse ante mi comentario.

—Tengo que reconocer que eres tremenda, Cris. Dime. ¿Cómo lo supiste?

Le enseño la ilustración del libro.

—La noche del «oso» —Nicolae ahoga una risilla. —Drogo prácticamente huyó de mi habitación. Antes de irse, le vi los ojos. El resto ha sido fácil. Sólo he tenido que atar cabos.

—Siempre he sabido que eras una chica muy lista. Y ahora, ¿qué piensas hacer?

—¿Qué quieres decir?

—Que si vas a seguir con nosotros.

Eso me deja alucinada. ¿Es que pensaba que iba a huir? ¡Por favor! ¡Que hombre más tonto!

—No. Voy a coger la escoba y salir volando. ¿Qué te crees que voy a hacer? No tengo donde ir y vosotros sois mi única familia ahora.

—Me alegra que pienses así y que tengas tan buen sentido del humor. Para nosotros también eres parte de la familia y queremos que siga siendo así.

—Y así será.

—Y ahora, ¿hay algo que me quieras preguntar?

—Sólo una cosa. ¿Qué coméis? Porque, que yo sepa, no vais matando personas.

Nicolae se ríe. Me alegra que se sienta a gusto conmigo.

—Por desgracia, muchos de nosotros sí que lo hacen pero nosotros no. Bebemos sangre de animales y, en algunos casos especiales, conseguimos algunas bolsas del banco de sangre.

—¿Y no podéis comer nada de comida?

—No. Pero sí toleramos la bebida.

—Pues mejor para mí. Más patatas fritas me tocan.

Nos echamos a reír. Pensándolo seriamente, me alegro de haber tocado el tema con Nicolae. Hoy he conocido otra faceta suya, la del Nicolae relajado y amigable, y tengo que confesar que me gusta.

—Bueno. Me alegro de ver que te tomas en serio los estudios. Sigue así y seguro que llegarás a ser una gran bruja. Y ahora me voy. No quiero seguir robándote tu tiempo.

DC I: DESTINOS CRUZADOS √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora