Después del baño me miro al espejo y tengo un aspecto horrible. Es lo que tiene una loca noche de pasión, no puedes borrar la sonrisa de idiota pero eso no te quita las ojeras.
Miro a un lado del tocador y veo la crema milagrosa de Nicolae. ¿Me atreveré? ¡Por supuesto que sí! Cojo un poquito con mucho cuidado y empiezo a aplicarlo por mi cara. El resultado es espectacular. Mi cara luce radiante, como si hubiera dormido toda la noche. Sea como sea, necesito la receta.
Cuando llego al comedor, todos me miran asombrados al ver la luz de mi rostro. Todos menos Nicolae que frunce el ceño.
—Si vas a usar la crema para eso, mejor me la devuelves.
A este Nicolae no se le escapa nada. ¡Menuda pillada!. Ante su afirmación, agacho la cabeza avergonzada.
—Yo... lo siento. Es que tenía muy mala cara.
—No la tendrías si hubieras dormido.
Todos se ríen y yo me siento a desayunar sin decir nada. Me siento tan avergonzada... ¡Cualquiera le pide la receta ahora!
Cuando llegamos a la Universidad, Drogo me ayuda a bajar del coche y pasa su brazo por mis hombros. Me abrazo a su cintura. Me siento segura con él, y más sabiendo que en cualquier momento me puedo encontrar con Dustin por los pasillos. Al llegar a mi clase, se despide con un tierno beso y me deja con Sara. En cuanto tomamos asiento, comienza el interrogatorio.
—Bueno, ¿qué tal con mi primito? —pregunta con una pícara sonrisa haciéndome reír.
—¡Por Dios, Sara! Si te oyera, te mataría.
—Es posible —contesta con una sonrisa —, pero no puede huir de la realidad.
La maliciosa mirada de Sara hace que me vuelva a reír. Por desgracia, llega el profesor y tenemos que dejar la charla.
Tras una larga y aburridísima clase (creo que una media de cinco bostezos por minuto, más o menos), toca gimnasia. Con las agujetas que tengo, no sé si voy a ser capaz de soportarlo.
Estamos estirando, antes de comenzar, cuando una pelota de baloncesto me golpea en la cabeza. Me vuelvo furiosa. Tras de mí, las animadoras disimulan. Entre ellas están Samantha y Mia. Furiosa, cojo la pelota y me dirijo hacia ellas. Sara va tras de mí asustada. Sabe de lo que soy capaz.
—Disculpad —grito al estar cerca de ellas —, creo que alguna de vosotras ha perdido el relleno del sujetador.
El gimnasio se llena de carcajadas mientras Mia y Samantha se vuelven hacia mí furiosas.
—Creo que te confundes. Se te habrá caído a ti —responde Samantha con su pose pretenciosa.
—Lo dudo —contesto con una irónica sonrisa —. Lo mío es todo natural, no como otras.
—¿Qué insinúas? —explota enfadada. Me encanta verla así.
—Nada. Sólo que aún no me has dado las gracias por tu nueva nariz. Por cierto, cuando quieras volver a operarte algo, avísame. Te ayudaré encantada.
Dicho eso, dejo caer la pelota y me doy la vuelta para marcharme con la cabeza bien alta. ¡Zorras a mí!
—¡CUIDADO, CRIS!
Me doy la vuelta rápidamente ante el aviso de Sara y veo a una furiosa Samantha corriendo hacia mí. No me da tiempo a esquivarla. Me tira al suelo y cae sobre mí. Intenta golpearme pero, como puedo, sujeto sus manos. Por suerte para mí, no es tan fuerte como quiere hacernos creer.
Aún en esta situación, ver su cara de rabia me hace reír, lo que le enfurece aún más. Consigue soltar una de sus manos y va a darme un puñetazo cuando alguien le sujeta el brazo. Miro hacia arriba y veo a la profesora de gimnasia. Su cara no dice nada bueno.
ESTÁS LEYENDO
DC I: DESTINOS CRUZADOS √
FanficCristina, una joven estudiante y au-pair, descubre, de repente, que su vida no es tan sencilla como ella creía. Dos hombres totalmente opuestos se pelean por su corazón. Además, multitud de secretos amenazan con salir a la luz y arrastrarla con ello...