CAPITULO 24 - TOM

196 22 3
                                    

—Vaya, cosita. Si que tenías hambre.

Me río ante la visión del plato que tengo delante de mí. Lo he dejado totalmente limpio.

—Eso es porque me tienes agotada, pero aún me quedan energías para esta noche —le indico con una pícara sonrisa. Drogo se echa a reír.

—No tengas tanta prisa, cosita. Antes vamos un rato al salón. He quedado con Tom. Quiero que te conozca mejor.

Asiento no muy convencida. Después de lo de esta tarde, Tom me produce escalofríos. Aún así, quizás Drogo tenga razón. Si me gano su confianza, tal vez consiga averiguar más cosas sobre esta casa.

Cuando llegamos al salón, Tom está ya esperándonos. No me gusta como me mira. Me ve como una amenaza. Creo que me va a ser difícil ganarme su confianza.

Drogo me lleva hasta el sofá e, inmediatamente, se acerca Tom con una bandeja con vasos y una botella de whisky. Sirve los tres vasos, nos los ofrece y se sienta en el sillón de al lado mirándonos.

Me bebo el whisky de un trago, sin ni tan siquiera saborearlo. Esta situación me incomoda. Drogo se da cuenta de mi nerviosismo y pasa su brazo por mis hombros atrayéndome hacia él. Parece que quiere dejar claro que lo nuestro va en serio. Eso me hace sonreír.

—Háblame de ti, Cris —me pide Tom.

Eso me sorprende. ¿Tom quiere saber sobre mí? Drogo me mira y asiente con la cabeza. Está claro que para él es importante que me lleve bien con Tom, así que decido empezar a hablar.

—No hay mucho que contar. Siempre fui una niña normal. Mis padres viajaban mucho y siempre estaba con niñeras, ya que no tenía más familia. A pesar de que los veía poco, los quería mucho. El poco tiempo que estaban en casa lo dedicaban todo a mí. Eran muy buenos padres. —Mis ojos comienzan a empañarse recordando aquellos días felices. Drogo me da un beso en el pelo para tranquilizarme y yo le sonrió agradecida antes de continuar. —Hace un año todo cambió. Mis padres murieron en un accidente de tráfico. Aquello fue un golpe muy duro para mí. No podía soportar estar en la misma casa y en la misma ciudad donde tantas cosas compartí con ellos por lo que decidí comenzar mis estudios en otro lugar. Buscando por Internet, llamó mi atención la Universidad de Mistery Spell. Tenía estudios de Mitos y Leyendas y eso era algo que me fascinaba desde pequeña. Enseguida me decidí por este lugar. En un rincón de la web de la Universidad,  vi un anuncio solicitando un puesto de niñera. No necesitaba trabajar, ya que mis padres me habían dejado dinero suficiente para poder estudiar, pero no me pareció mala idea. Eso me mantendría ocupada y no tendría tiempo para deprimirme. Así fui a parar a la mansión de los Bartholy.

Un poco nerviosa, cojo la botella y me sirvo otro vaso. Me cuesta mucho hablar de mis padres y mi pasado pero, a la vez, me alegro de que Drogo conozca mi historia. Tom no aparta su mirada de mí por lo que pego un gran trago al vaso. Eso me tranquiliza un poco.

—¿Y qué pasó después?

—Empecé a salir con un chico, Justin. Drogo no hacía más que advertirme sobre él pero yo no le hacía caso. Un día, me enfade tanto con él que, no se cómo, hice que mi oso rosa de peluche gigante estuviera a punto de estrangularle.

Tom me mira alucinado y, enseguida, comienza a reírse a carcajadas. Drogo le mira con mala cara.

—Me alegra que te haga tanta gracia mi desgracia. ¡Casi me mata!

—Perdona, Drogo, pero no me digas que no hubiera sido una muerte original. ¡Hubieras entrado en los libros de historia!

—Sí, como la muerte más ridícula de la historia de los vampiros.

DC I: DESTINOS CRUZADOS √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora