Capítulo 1: [Un día tranquilo para una historiadora... ¿Tal vez?] (3)

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Parte 3


Las calles de la ciudad de Rila son, en su gran mayoría, anchas y pavimentadas con guijarros para permitir el paso de los transeúntes en carretas y carruajes. Los edificios no suelen ser muy altos, ya que de vez en cuando la ciudad presenta movimientos sísmicos y la arquitectura del reino de Lugarta no es lo suficientemente avanzada como para librarse de los accidentes que los temblores generan.

En general, los caminos del lugar estaban llenos de personas que caminaban despreocupadamente, observando a los artistas callejeros hacer trucos para ganarse el pan o buscando una tienda en la que entrar. Pero esta vez todo el sector está vacío, ni una sola alma se observa entre los edificios de Rila. Nadie excepto un grupo de tres personas que consisten en un hombre con la armadura del reino, de largas orejas, gran barba y una calva asomándose sobre su cabeza; una mujer de un cabello rojizo a la que le falta un brazo, vistiendo una larga capa que le cubre gran parte del cuello y boca; y un pequeño niño con un rostro nervioso, poseedor de ojos con pupilas en forma de cruz.

Eomstyll, Saz y Kaljy parecen ser los únicos habitantes de la ciudad.

— ¿Qué es la calamidad andante? —pregunta el niño. Nunca había escuchado de semejante título, pues no era originario de la zona. La curiosidad y el temor combatían dentro de su voluntad y ya sin poder soportar más la intriga, busca la respuesta de la mujer conocida como una famosa historiadora.

—La verás pronto. Hay que cruzar unas pocas calles más —contesta el Kaevalery en reemplazo de su mujer, con un tono relajado a pesar de su respuesta.

— Oh, ya veo —se oye comentar al chico, quien se sentía un tanto feliz de poder aclarar el misterio—. Un momento...—Sin embargo, su mente le lanza una alarma de advertencia, la cual él nota, luego de percatarse de una incongruencia en las palabras del hombre— ¡¿Nos dirigimos hacia eso?! —exclama finalmente, asustado.

Eomstyll se limita a reír ante la reacción del niño.

—Más importante. Hay algunas cosas que aclarar: este cuchillo en realidad no es el hallazgo más antiguo antes del objeto que me trajiste —dice Saz, mostrando el «cuchillo» que supuestamente pertenecía a los gigantes en su mano, cambiando el tema drásticamente.

— ¡Eso no me importa en estos momentos!

—Lo más antiguo hallado han sido unas pinturas en unas cuevas. Estas mismas son las que generaron las teorías sobre la deidad del Gran Nujulavdo.

— ¡Como dije, no me impor...! Espera, ¿Gran Nujulavdo?

El chico se disponía a replicar las palabras de la mujer, pero se detuvo a media frase, pues le pareció extraño el escuchar el nombre de las bestias de carga comunes del sector sur del continente.

— ¡Por eso es que me agradan los Sofry! ¡Su curiosidad es más fuerte que hasta sus sentidos del peligro! —exclama Sazguljend, palmoteando bruscamente la cabeza del niño.

—No, todavía me preocupa lo de la calamidad andante, pero probablemente me van a forzar a ir, ¿no?

— ¿Hmm? No te estamos forzado, tú solito estás acompañándonos a verla. ¡Reafirmo lo que dije! ¡Su curiosidad no tiene límites!

Eomstyll vuelve a soltar una risotada al escuchar el intercambio de palabras de sus acompañantes. A Kaljy le llama la atención su poca participación en la conversación, pero piensa que simplemente podría ser el carácter del hombre. Fuera de sus observaciones, ya le estaba molestando que no respondieran a sus preguntas sobre la calamidad andante y el Gran Nujulavdo.

Exhekar Tales II: El Tesoro Ancestral & La Bruja GlotonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora