Parte 3
— ¡Estos tipos son una molestia! —grita un hombre Kaevalery, calvo y con una prominente barba rubia. Su armadura está bastante dañada y combate a un grupo de seres sin mente mientras blande una espada mellada. Su habilidad y fuerza no son capaces de mantener el ritmo al que sus enemigos aparecen.
Detrás de esta persona se halla su esposa, una mujer de cabello rojizo y ropas ligeras representativas de un mago. Su falda se ondea ante las ráfagas de viento y escarcha que envía sobre sus enemigos, ataques más efectivos que los de su pareja.
El grupo de seres autómatas les bloquea el paso entre las calles de la ciudad bajo las raíces, evitando así su escape.
Una Talavalery sobrevuela los tejados de las ruinas de la ciudad, comandando a una chica-gato y una Shezenvalery para que asistan a los combatientes.
Una guerra. No hay otra forma de describir la batalla por la supervivencia de los habitantes originales de Namla. Las explosiones y los disparos se oyen por doquier, dejando cuerpos sin corazón y chatarra de metal a su paso. Los gritos de los guerreros comandando a sus tropas sólo son opacados por los chillidos desesperados de los niños que han perdido a sus padres y se encuentran desorientados en medio de las paredes incendiadas que alguna vez reconocieron como su hogar.
A lo lejos, cercano a un gran árbol que sirve de pilar para la enorme cueva en la que todos se encuentran, hay un poderoso remolino de viento que desvía cualquier ataque de los soldados metálicos y manda a volar a aquellos que se atreven a acercarse demasiado. Este torbellino es controlado por una diminuta chiquilla, quien hace su mayor esfuerzo para proteger a los no combatientes reunidos alrededor de ella.
— ¡Ahora, querida! —grita el Kaevalery luego de abrir el camino, despedazando al último soldado enemigo cerca de ellos.
La mujer Shatevalery corre hacia un gran edificio, de los pocos que se han mantenido intactos y se introduce en él. Su esposo la sigue por detrás, jadeante. Una vez ambos están dentro, Saz crea un muro de tierra que sella la entrada al lugar.
—Ja... —jadea el Kaevalery—. Creí que de esta no salíamos vivos —dice mientras cae sentado al suelo, apoyado de una de las paredes.
—Pues la verdad, yo también lo pensé —complementa la mujer.
— ¿Cómo saldremos de aquí?
—Con el portal destruido, sólo queda pasar por donde entraron los soldados de la federación.
—No bromees, hay demasiados allá. No parecen tener fin. ¿De dónde rayos sacan los recursos para tener tantas tropas?
—Yo sólo espero que no lleguen más de ellos. Imagina que luego tienen refuerzos.
La Shatevalery suelta pequeñas risas nerviosas debido a su propio comentario y luego apoya una de sus largas orejas sobre el muro de piedra, atenta a lo que ocurre afuera.
—Saz. —Eomstyll interrumpe la concentración de su pareja repentinamente.
— ¿Sí?
—Te amo.
La mujer se queda en silencio por un momento. Mira a su esposo, débil y herido en el suelo. Observa luego sus propias ropas rasgadas y varios cortes en su piel. Desde las afueras escucha las explosiones continuas y los gritos de los guerreros. Suspira y luego sonríe amargamente mientras se sienta al lado de su amado.
—Eso da mala suerte, ¿sabes? —responde al mismo tiempo que posa su cabeza en el hombro del Kaevalery.
—Pues quisiera saber qué da buena suerte en una situación como esta —se queja el barbudo, haciendo una mueca.
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Exhekar Tales II: El Tesoro Ancestral & La Bruja Glotona
FantasyUn artefacto más antiguo que la historia del mundo. Un grupo de personas curiosas que desean saber sus orígenes. Una bruja que devora todo a su paso. Esta historia habla del viaje de unos aventureros que desentierran los secretos del mundo en el que...