Parte 2
—Entonces, tendremos una cena con el príncipe... —masculla Saz, mirando de reojo al guardia enviado, el cual se encuentra muy nervioso.
Luego de encontrarse en la plaza central, como acordaron, el grupo comienza a caminar hasta llegar a la posada en la que están estacionadas sus monturas, seguidos de la escolta. Durante el camino, Eomstyll aprovecha de hablar con su esposa sobre el asunto con el heredero al trono, siendo la conversación escuchada por el resto del grupo.
— ¿No quieres? —pregunta el Kaevalery barbón, masajeando su mentón.
—No es que no quiera. Pero es el príncipe. —Saz levanta su brazo, mostrando su vestimenta—. Ni siquiera estoy bien vestida.
—Cálmate, que no es una fiesta de la nobleza. Estaremos tú, yo, el príncipe y unos cuantos guardaespaldas vigilando de lejos.
—Está bien, iré. ¿Pero qué hacemos con los niños? —Saz mira al guardia que hasta ahora sólo se mantenía atento a la conversación, buscando un comentario de su parte.
—Lo siento, su majestad sólo permite tener al capitán y a su esposa —responde la escolta, aunque en parte no es la verdad, pues el príncipe no mencionó nada sobre ello. Sin embargo, sería complicado mantener a muchos desconocidos cerca del hijo del monarca, incluso si tienen a un amigo en común, por lo que su criterio considera lo mejor para sus colegas. Eomstyll no interfiere con su decisión ni lo corrige.
—Los niños estarán bien —dice el Kaevalery a su esposa—. Los cuidará Kras... No, espera, puede que eso no funcione bien.
— ¡Oye! ¡Te estoy escuchando-nyah! —se oye exclamar, molesta, a la chica-gato, pero es ignorada.
— ¿Tina? ¿Megala? No las conocemos tanto como para confiarles a los Sofry —sigue murmurando sus opciones el capitán de la guardia.
—Lo siento, chicas, así son las cosas. —Saz observa a las chicas nombradas, pero estas estaban conversando entre sí y molestando a Kaljy, no prestando atención a lo que hablan los demás.
— ¿Eh? Descuida, descuida. —La Talavalery escucha la voz de la mujer y se adentra en la conversación levemente mientras agita su mano—. Tampoco estamos interesadas en cuidar a los niños, ¿verdad, Megala?
—Claro que no, sólo somos compañeros de viaje, no esperen de nosotras más que ayuda con los turnos de vigilancia.
—Qué frías son —comenta el pequeño Sofry a su lado.
— ¿Y entonces qué? ¿Lo rechazamos?
El guardia mensajero comienza a sudar profusamente al notar el rumbo de la conversación después de escuchar las palabras de Sazguljend. Eomstyll considera que podría ser problemático, por lo que propone ir a buscar a un conocido de confianza que habita en la ciudad. Su esposa piensa que se trata de otro guardia, pero el hombre la corrige, mencionando a un soldado. El grupo sigue caminando, hablando de algunas historias que tiene Kraslin en sus andanzas como ladrona. La felidal se muestra muy orgullosa de sus robos más importantes, pero todas sus sonrisas altaneras se desvanecen cuando Eomstyll cambia de dirección y la lleva a la prisión de la ciudad, encerrándola por el resto del día para reflexionar de sus acciones. Ya llegando a la posada, después de dejar a la chica-gato llorando en una celda, el Kaevalery continúa el tema inicial:
— ¿Recuerdas a Nabur? —pregunta el barbón orejón a su esposa, mencionando un nombre desconocido para el resto de sus acompañantes.
— ¿El calvo?
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Exhekar Tales II: El Tesoro Ancestral & La Bruja Glotona
FantasyUn artefacto más antiguo que la historia del mundo. Un grupo de personas curiosas que desean saber sus orígenes. Una bruja que devora todo a su paso. Esta historia habla del viaje de unos aventureros que desentierran los secretos del mundo en el que...