Capítulo 7: [Memorias de un pasado lejano] (2)

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Parte 2


«¿Eh?»

— ¿Puedes verlos? —pregunta Kinna, nerviosa.

—Pues no hacen ni el más mínimo esfuerzo por ocultarse.

La chiquilla mira a su costado, un carácter flotante se encuentra allí. Parece estar hablándole en la mente, ya que asiente unas cuantas veces y alterna su mirada entre la Talavalery y el símbolo. Finalmente, la escritura se expande y todos los presentes pueden ver la figura de un ser compuesto de una oscura neblina, con una suerte de máscara por cabeza.

{Saludos.}

Los caracteres que simbolizan aquella palabra aparecen en frente de la sombra, pero la mujer alada no responde.

{¿Hice algo mal?}

El ser se dirige a los dos niños Sofry, algo acomplejado. Ellos se encogen de hombros, sin saber qué responder.

— ¿Y bien? —apresura la Talavalery, ignorando al ente oscuro.

—Dioses oscuros... —dice la Sofry tímidamente. Tina enarca una ceja al escuchar aquellas palabras, lo que simplemente activa la naturaleza nerviosa de la chiquilla. Kaljy quisiera responder por ella, pero no conoce los detalles, además, se le hace raro el término considerando su experiencia en el sueño de no hace mucho.

{Yo explicaré, niño. Tú sólo habla lo que diga, al parecer esa chica no quiere leernos.}

La frase aparece en la mente del pequeño. No es el mismo ente oscuro que reside en Kinna, sino alguien dentro de sí.

El Sofry, temeroso, habla y repite exactamente las mismas palabras que le son transferidas a su mente.

Según la neblina desconocida, ellos son seres que habitan el plano astral del mundo, sin la capacidad de comunicarse con el resto de las especies ni interactuar directamente con los elementos presentes en el planeta. Son inmortales y han existido desde hace mucho tiempo, pero su vida es aburrida, pudiendo ver todo, pero no hacer nada.

—Pero ahora mismo se están comunicando con nosotros, ¿no? Sin mencionar que si son dioses oscuros, han podido hablar con otros para darse a conocer —dice la chica alada, con un tono de desconfianza debido a la contradicción.

Kaljy mira preocupado al residente de su cuerpo, quien se manifiesta levemente a su alrededor.

{Con el tiempo descubrimos que hay ciertas personas capaces de vernos e interactuar con nosotros. La cantidad de estas es escasa, aproximadamente una cada treinta millones de habitantes. Sin embargo, la forma de interactuar es mínima y apenas podemos comunicarnos correctamente, eso ha causado ciertos malentendidos. Aunque no niego que hay algunos de los nuestros que albergan malas intenciones y se han aprovechado de quienes han podido hablarles para su propio beneficio y entretención.}

—Si es así, ¿por qué podemos hablar tan claramente con ellos? —pregunta la Talavalery a Kinna, quien reacciona con un brinco y se esconde tras el chico de su misma especie. Tina cliquea su lengua.

{Brujas.}

— ¿Brujas? —El término es desconocido para la chica, quien ladea su cabeza.

{De entre todos los que pueden vernos e interactuar con nosotros, existe un grupo de personas que es capaz de hacerlo completamente bien. A esas personas les llamamos brujas, si son mujeres, y brujos, si son hombres. Esas personas son como ustedes y son mucho más escasas que el resto de gente. De hecho estoy sorprendido de que haya tres personas con esa característica en una misma habitación.}

— ¿Y qué hay con lo de habitar el cuerpo de Kinna y Kaljy? ¿Qué planean con eso?

{Sentir, oler, saborear... Habitando el cuerpo de una persona podemos hacer todo eso y es nuestro mayor anhelo. Sentir que vivimos en este mundo. Por supuesto, no lo hacemos gratis: a Kinna le hemos prometido controlar su hambre y luego prometimos devolver a la vida a su amado. A cambio, podemos residir en sus cuerpos. ¿Quieres prestarnos el tuyo también?}

—No, gracias. No estoy interesada. —Tina agita su mano en señal de negativa—. ¿Existe algún criterio para convertirse en una bruja? La verdad no recuerdo que alguien me haya llamado por ese título jamás y no lo he pedido tampoco.

El enmascarado se mantiene sin responder por unos segundos, quizás formulando una forma de explicar el motivo.

{Un deseo...}, responde finalmente. {Se requiere de un deseo muy fuerte. Un anhelo tan grande que es capaz de realizar milagros, brindar habilidades increíbles, comunicarse con quien gobierna este mundo, etc. No sirve pedir cualquier cosa, se tiene que desear con el corazón, la mente y el alma. Se debe estar dispuesto a sacrificar todo en pos de ese deseo y más importante aún, se debe creer que se va a cumplir.}

Tina abre los ojos ante esa declaración y luego queda absorta en sus pensamientos. Algo parece molestarla, porque su expresión se deforma a una de ligero enfado. Nadie de los presentes comprende su comportamiento.

— ¿Qué fue lo que deseaste, Tina? —pregunta Kaljy inocentemente, leyendo en voz alta la pregunta escrita por el ser oscuro.

—Creo que fue suficiente interrogatorio, me retiraré ahora. Disfruten su tiempo a solas, tendremos mucho que hacer después —responde la Talavalery, lanzando un bufido y saliendo de la habitación.

— ¿Dije algo que la molestara? —pregunta el pequeño. Ahora son los extraños quienes se encogen de hombros.

Luego de hablar un tiempo sobre lo que se hará y lo que no se hará, las oscuras neblinas vuelven al interior de los cuerpos de los niños, dejándolos solos. Ambos Sofry se ruborizan ligeramente y les cuesta mirarse a la cara.

— ¿Cómo te sientes? —pregunta la llamada calamidad andante, tomándole la mano a su compañero de habitación.

—Cansado, confundido y adolorido —responde el niño, con un suspiro.

— ¿Preferirías que me retirara? —Los ojos de pupila blanquecina de la pequeña se muestran tristes ante su propia pregunta.

—No, no te preocupes. Es sólo que muchas cosas han pasado y todavía no asimilo bien todo —comenta el chiquillo, nervioso por el comportamiento de la chica—. Pero preferiría que te mantuvieras a mi lado, tu presencia me da calma —termina de decir.

Kinna sonríe levemente y luego se sienta al lado del chico, sobre la cama. Apoya su cabeza en su hombro, dejando caer su larga cabellera, todavía tomándolo de una mano.No es despreciable mencionar que gracias a ese gesto cariñoso, el corazón del niño ahora está palpitando rápidamente y su respiración se ha vuelto dificultosa. Su rostro está tan rojo como un tomate y gotas de sudor caen desde su frente. Sin embargo, no se atreve a hacerse a un lado. Se mantiene quieto,inmóvil como una piedra y tan rígido como aquella, intentando calmarse. Al final, Kaljy ladea su cabeza, apoyándola sobre la de su compañera, sintiendo el aroma de su pelo y quedándose ambos dormidos lado a lado a la luz de los soles que iluminan la habitación.

Exhekar Tales II: El Tesoro Ancestral & La Bruja GlotonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora