Parte 4
—Hemos venido a escoltarlo, señor capitán —dice un soldado del reino, con cuatro compañeros más atrás de él.
—Escoltarme, ¿eh? —comenta el Kaevalery, sonriendo por la ironía—. No vaya a ser que mi seguridad peligre.
Los soldados se llevan al hombre mientras Saz le observa alejarse. El tiempo apremia, por lo que ella sale de inmediato del edificio y se dirige hacia otra dirección, dejando a Frauen atrás. Mientras corre por las calles, ella ve una aglomeración de gente; los habitantes esperan el paso de miembros de la Federación Maquinista.
Allí, justo al medio y avanzando tranquilamente, están dos personas de grandes sombreros y pupilas inusuales, con las que observan inexpresivamente al grupo de curiosos. Para ellos, esta junta de personas es algo usual entre las dos naciones a las que controla. También es normal que alguno de ellos crea que es lo suficientemente fuerte y valiente como para hacerles frente. Aquellas personas que se abalanzan contra ellos son consideradas inmediatamente como traidoras del reino y la federación acepta sus disculpas, no castigando a Lugarta y a cambio, tienen derecho sobre el cuerpo del individuo. En ese mismo momento, un hombre musculoso, provisto de un hacha de dos manos, los enfrenta, bloqueándoles el paso. Ambos agentes se detienen al mismo tiempo y observan con curiosidad al individuo.
— ¡No dejaré que nos sigan controlando! ¡Esto es por Lugarta! —exclama el desconocido, blandiendo su arma contra ellos, moviéndose a una gran velocidad.
— [Interferir sistema mágico] —dice uno de los autómatas. Inmediatamente después, el hombre parece perder el impulso y su correr es más inestable, tropezando y cayendo bruscamente al suelo.
—Recójanlo, será una nueva fuente de alimento —ordena el otro agente, llamando a soldados máquina para recoger a la persona, quien se resiste inútilmente a su captura.
Como si nada hubiese sucedido, los autómatas prosiguen su caminar hacia el castillo del rey. Al igual que Saz, quien sólo mira parte de la escena y continúa su avance hasta el punto designado en la estrategia, sin percatarse de que uno de los agentes nota su presencia.
***
— ¡Ya estoy aquí! —exclama la Shatevalery hacia un soldado de armadura completa, con una rejilla en donde debería estar la boca: el amigo de Eomstyll, Yagod.
—Creo que llegaste antes de lo acordado, bueno, eso es mejor —dice el hombre, observando desde la torre—. ¿Puedes verlo desde aquí?
—Sí, la corriente del río que pasa en medio de la ciudad es bastante fuerte este día.
—Especialmente bueno para ustedes. Ahora, ¿puedes ver eso de ahí? —pregunta el soldado, indicando una torre de vigilancia a lo lejos. La Shatevalery asiente—. Desde ahí vendrán los compañeros del príncipe para causar una distracción. En ese instante ya sabes lo que tenemos que hacer.
—La ejecución es mañana, pero no podemos permitirnos que sea ese mismo día, tenemos que huir hoy —murmura la mujer—. Liberaremos a mi esposo y lo haremos pasar como que un grupo de rebeldes se lo llevó.
—Así es, es crucial estar en el momento preciso. No queremos que la federación nos culpe de esto —comenta el hombre, cruzándose de brazos y asintiendo en señal de aprobación—. Ven, te guiaré al túnel.
El soldado y Saz bajan por unas escaleras de caracol hasta llegar a una compuerta, el aliado la abre y entra junto con la mujer. Dentro del túnel, el aire huele bastante mal y hay restos de agua debido a fisuras sobre la cañería que representa el sistema de alcantarillado de la ciudad.
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Exhekar Tales II: El Tesoro Ancestral & La Bruja Glotona
FantasíaUn artefacto más antiguo que la historia del mundo. Un grupo de personas curiosas que desean saber sus orígenes. Una bruja que devora todo a su paso. Esta historia habla del viaje de unos aventureros que desentierran los secretos del mundo en el que...