Capítulo 11: [Cuando el mundo acaba] (3)

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Parte 3


«No lo aceptaré».

Su esposo le contó todo. Desde que vencieron al líder de la Federación Maquinista en la ciudad bajo las raíces, el reino ha tenido problemas con dicha nación. Los grandes gobernantes del infame país amenazaron con iniciar una guerra contra Lugarta si no le entregaban la cabeza de los responsables. Quizás podrían haberlo soportado de haber sido otra nación, pero nadie se enfrenta a la federación. Sería un suicidio y todos en el reino lo sabían muy bien desde que aquel país de autómatas anexó sus tierras como un estado vasallo. El caso se hizo más grave cuando se supo que el mismísimo capitán de la guardia del reino estaba involucrado, por lo que el rey se encontraba en una posición complicada.

«No lo aceptaré».

Eomstyll accedió a entregarse voluntariamente si permitían vivir a las demás personas participantes en la batalla y le daban una cantidad de días para terminar el viaje que habían comenzado. El tiempo límite fue de dos semanas a partir desde que llegaron a la capital. El Kaevalery aceptó.

Todo aquello sucedió mientras los demás estaban preocupados por el pequeño Sofry, a quien habían visto muy malherido después de la batalla. El hombre había hablado con el rey en una audiencia, reportando lo sucedido y luego conversaron respecto del conflicto que tuvieron. La federación envió una carta unos días más tarde, cumpliéndose sus temores y comenzando aquella pesadilla.

«¡No lo aceptaré!»

Saz, al escuchar todo aquello, se levantó de su puesto y abofeteó a su marido.

— ¡No me vengas con eso! ¡Como si fuese a quedarme tranquila esperando a que mueras!— le gritó con lágrimas en sus ojos.

—Entiende, amor, el reino no puede arriesgarse a tener una guerra contra la federación —intentó explicar su marido, pero ella lo abofeteó otra vez como respuesta.

— ¡Al diablo con el reino! —exclamó.

Desde entonces Saz ha estado buscando una forma de escapar de Lugarta, sin ser vista, por supuesto, llevándose a su esposo a rastras. En esos días, la mujer decidió que era mejor que su esposo se mantuviese en un lugar fijo para no levantar sospechas y ella dirigirse en busca de ayuda, ya que no muchos la conocían.

El primero a quien acude es al gobernador de la ciudad, siendo un consejero del rey encargado de manejar la mayoría de los asuntos civiles. El hombre le da la bienvenida a la Shatevalery, con una sonrisa. Sin embargo, para su mala fortuna, este político es partidario de la ejecución del capitán. Saz quiere discutir con él, pero decide guardar sus opiniones y se dirige hacia otro lugar.

Eomstyll tiene fama de ser un buen hombre y trabajar bien como uno de los capitanes de la guardia del reino. Sin embargo, no es muy apreciado por los nobles de Lugarta y aquello le está jugando en contra a los planes de su esposa.

—Estarás de broma —le dice uno de los aristócratas a la mujer, luego de escuchar su petición disfrazada como un comentario.

—Todo sea por el bien de nuestro reino —le responde otra persona influyente.

No tiene apoyo por parte de los políticos, lo que la lleva a buscar en el pueblo. Sin embargo, son muy pocos los que tienen poder e influencia sobre las decisiones de estado. Y si bien, el Kaevalery es querido por las masas, la mayoría de los habitantes no arriesgarán su vida en una guerra contra la Federación Maquinista. Así de grande es el miedo inculcado a los demás.

La mujer sale, destrozada emocionalmente, cuando el último de los grandes mercaderes rechaza su deseo y la despide de su hogar, forzosamente.

«¿Qué puedo hacer?», se pregunta la Shatevalery, ya sin opciones. Escapar no resultará fácil y bien podría morir ahí junto con su amado a manos de los guardias. Ella no quiere eso.

Exhekar Tales II: El Tesoro Ancestral & La Bruja GlotonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora