Capítulo 4

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Toda la cabeza me retumbaba como si hubiera estado de fiesta durante toda la noche. Además, mi cuerpo estaba rígido, casi inmóvil y eso me puso aún más nerviosa. Por suerte oí el ruido de un coche que pasaba por la carretera y eso me hizo ver que estaba consciente, cosa que me tranquilizó.

Aun así sabía que había algo raro y estaba relacionado con donde había dormido. Estaba segura de que no estaba tumbada encima de mi cama porque era demasiado blanda y eso hizo que mi miedo aumentara. Abrí los ojos y miré a mí alrededor para analizar la situación. ¿Dónde coño estaba? Esa no era mi habitación y mucho menos la de Hayden.

De repente escuche el ruido de una puerta abriéndose y automáticamente por instinto empecé a chillar.

―¡POR FAVOR NO ME HAGAS NADA! ―me tapé con la manta para sentirme más segura y escuché como alguien se acercaba a mí mientras se reía.

―¡Anda, pero si la bella durmiente se ha despertado! Va no seas tonta, no te voy a hacer nada ―me quitó la manta de encima y pude apreciar su bonito rostro, con esos ojos color miel que destacaban tanto.

―¿Qué hago en tu casa? ¿Me has secuestrado? Ay madre mía ya sabía yo que eras un acosador. No te acerques a mí, no te puedo ofrecer nada, no tengo dinero ―empecé a tartamudear mientras mi cuerpo temblaba y él se acercó más a mí.

―¡NO! No te he secuestrado, no digas tonterías. Encima que te rescato y me lo pagas así ―soltó poniendo los ojos en blanco. Se sentó en una esquina de la cama y automáticamente me senté contra el respaldo de la cama para alejarme de él.

―¿Cómo que me has rescatado? ―pregunté confundida.

―Ayer te encontré por la calle sola y no sabía si estabas borracha o drogada pero...te desmayaste encima de mí. No quería dejarte en ese lugar a esas horas porque a saber lo que te hubiera pasado así que pensé en llevarte en mi casa. De verdad que estabas en muy malas condiciones ―acusó levantando una ceja.

Puto Matt, encima me drogó para aprovecharse de mí –pensé conteniéndome la rabia.

―¿Y hemos dormido juntos? ―no sabía si me gustaba o me desagradaba esa idea.

―Concretamente dormir juntos no, pero otras cosas sí. Madre mía ayer se notaba que tenías ganas porque te me tiraste encima nada más llegar y me empezaste a...

―¿QUÉ? ―grité alterada―. ¿Nos hemos acostado? No me jodas ―me tape la cara con las manos avergonzándome por los actos que podía haber sido capaz de hacer y que ni recordaba.

―Te estaba vacilando ―se echó a reír ―. Yo he dormido en el sofá de abajo, pero ha valido la pena mentirte con tal de ver la cara que has puesto.

―Menos mal ―dije soltando el aire que estaba conteniendo―. Te llegas a acostar conmigo en esas condiciones y ya te digo yo que ahora mismo no saldrías vivo de aquí ―solté en tono amenazador.

―Vamos Kate. ¿Me vas a decir que no tendrías sexo conmigo? ―se miró de arriba abajo ―. Es imposible que te resistas a mí ―puso una cara de chulo que me dio tanto asco que me dieron ganas de potar.

―No seas gilipollas, nunca haría nada contigo ―hice una mueca de asco y se río aún más fuerte. ―¿De qué te ríes? ―pregunté fulminándolo con la mirada.

―Nada, nada. Solo te digo que nunca digas nunca porque seguro que llegará a pasar algo ―se levantó de la cama y salió de la habitación sin dejarme contratacar. Me daba lástima que estuviera tan seguro de eso, yo sabía al cien por cien que no pasaría nada entre nosotros dos.

Vi que mi teléfono estaba encima de una mesa y lo cogí. Tenía un montón de llamadas perdidas de mis padres y de Hayden. Me fijé en la hora y eran las 2 del mediodía. Menuda mierda, estaba en casa de un desconocido y encima no había ido a clase, mis padres me iban a matar al llegar a casa.

[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora