Capítulo 21

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Jace me empezó a tocar el pelo suavemente mientras me pedía en voz baja que le besara. Me estaba tentando y yo tenía que resistirme con todas mis fuerzas, pero era inevitable, quería hacerlo, necesitaba probar sus labios. Acarició mi rostro con su mano y rozó con su dedo índice mi labio inferior. Se empezó a acercar más y cuando estaba a punto de besarme empezó a sonar una música muy alta y molesta que hizo que me despertara.

―Mierda, era un sueño ―maldecí en voz alta.

Cogí el móvil y apagué la alarma, era la alarma de las 7:30, solo tenía 15 minutos para hacer todo antes de ir al instituto. Me levanté de golpe y me vestí a toda prisa, preparé la mochila, cogí dos tostadas y salí corriendo de casa.

Por suerte llegué perfecta de tiempo, acababan de abrir las puertas pero antes de entrar, decidí apoyarme en una pared para recomponer mis fuerzas. No solía hacer tanto ejercicio y menos a primera hora de la mañana. Necesitaba descansar a coger aire para no morirme en ese mismo instante.

―¿Vienes de un maratón? ―oí que decía alguien y pegué un pequeño bote por el susto.

―Joder Lucas, no vuelvas a aparecer así de repente por favor ―solté recuperando el aliento por culpa del susto y de mi rápida caminata.

―Perdón, no era mi intención asustarte ―dijo riéndose―. ¿Por qué has venido corriendo? ―respaldó la espalda contra la pared para estar a mi lado.

―Es que pensaba que llegaba tarde pero mira, al final he llegado perfecta de tiempo ―miré el reloj y vi que ponía las 8:07―. Mierda Lucas, que no llegamos ―lo cogí del brazo y tiré de él.

Fuimos hacía nuestra clase y al llegar vimos que la puerta estaba cerrada. Picamos y el profesor nos dijo que ya era demasiado tarde, que no podíamos entrar, y que debíamos ir a la sala de castigo.

―¿Y si nos vamos fuera? ―propuso con una sonrisa pícara.

―¿Que dices Lucas?

―Es primera hora, si nos quedamos fuera no se darán ni cuenta. Vamos al parque de enfrente y a las 9 entramos ―asentí y le seguí hacia afuera.

Salimos del instituto y nadie se fijó en nosotros porque aún estaban las puertas abiertas para dejar entrar a la gente que llegaba más tarde. Fuimos hacía el parque y nos sentamos en un banco en el cual se estaba bastante bien. Al ser tan pronto no había gente ni niños correteando y además, había un aire agradable.

Miré a Lucas y él sacó un paquete de tabaco de su bolsillo. Sacó un cigarro y se lo metió entre los labios para encenderlo, ―No sabía que fumabas ―dije sorprendida.

―No fumo frecuentemente, solo cuando me apetece o cuando necesito evadirme. ¿Quieres uno? ―me ofreció mostrándome el paquete.

―No, no me va ese rollo ―espeté de mala manera.

―¿Quieres que lo apague? ―preguntó sacándoselo de la boca.

―No tranquilo, no me molesta ―apoyó un brazo en el banco y sacó humo por la boca.

―Tenemos que hablar tú y yo ―soltó seriamente y todo mi cuerpo se tensó.

―Siempre que se dice eso nunca viene nada bueno detrás ―me reí para intentar quitarle seriedad al asunto.

―Lo que pasó el sábado en mi casa, el juego, el beso, ¿Qué piensas? ―preguntó mientras daba otra calada.

―No sé qué decirte, fue algo del momento. Ya te dije que yo me lo tomé como un juego. Tampoco te puedo decir mucho más porque no duró apenas pero, la verdad es que no estuvo mal.

[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora