Empecé a subirme los pantalones de pinza mientras esperaba a que el ascensor llegara a la planta baja, y cuando las puertas se abrieron, Jace apareció desde la escalera con la respiración acelerada.
Se acercó a mí y de inmediato, intenté darle al botón de otro piso para perderle de vista pero no funcionó, y consiguió meterse en el ascensor antes que las puertas se cerraran.
Genial, ahora tenía que aguantarle durante 23 pisos y eso era lo que menos me apetecía después de ese momento tan intensito que acababa de vivir con él ―pensé mientras lo fulminaba con la mirada.
―¿Qué te ha pasado? ―preguntó mientras recuperaba el aliento―. ¿Es que eres virgen? ―me quedé callada y toda la cara se me puso roja―. Lo siento mucho, debería haber ido más despacio, no tenía ni idea de...
―¡Qué no soy virgen! ―le interrumpí antes de que siguiera―. Me he puesto nerviosa y ya está, da igual ―le giré la cara.
―No, no da igual. Tú reacción ha debido de venir condicionada por algo ―se cruzó de brazos―. Si no eres virgen es que yo he hecho algo mal ―dijo removiéndose el pelo con movimientos nerviosos.
―Jace, no ha sido por ti, no has hecho nada mal ―respondí posando mi mirada en el suelo del ascensor―. Es por mi ex ―solté finalmente.
―¿Por tu ex? ―preguntó extrañado―. No sabía que habías tenido novio ―me puso una mano en el hombro―. Lo siento por él, haber tenido que aguantarte debió ser un reto muy difícil ―le aparté la mano y me reí irónicamente.
―Que gracioso eres ―puse los ojos en blanco―. La verdad es que nunca lo he considerado como mi pareja pero en realidad sí que lo fue. Al principio nos lo tomamos como un juego de niños pero acabó surgiendo algo real, al menos para mí ―se abrieron las puertas en el piso 23 y salí hacia el pasillo. Jace me miró extrañado y le indiqué que saliera del ascensor. ―Si quieres que te cuente todo, ves poniéndote cómodo, que va para largo ―asintió y nos sentamos en unos sillones que habían.
―Puedo deducir que ese cabrón te hizo daño y que no quieres que te pase lo mismo conmigo, ¿no? ―preguntó acomodándose.
― Cállate y déjame hablar ―contesté tajante haciendo que él se riera y me diera paso a continuar con mi historia―. Sucedió hace dos años, con un chico de mí mismo curso. Nos dimos cuenta de que nos atraíamos y como Lucas me ignoraba, porque sí, me gustaba Lucas ―Jace se aguantó la risa y le di un golpe en el hombro―. Pues decidí probar con él.
―¿Nunca habías hecho nada de nada antes de ese chico?
―Besos tontos en alguna fiesta pero nada más ―respondí sin tapujos. ―Total, que estuvimos unos meses quedando y la gente ya nos empezó a ver como una pareja. Poco a poco nuestra relación fue a más hasta que un día le di la confianza para hacerlo con él.
―¿Y te hizo mucho daño y ahora tienes miedo? ―negué con la cabeza―. ¿Entonces?
―Todo fue muy bien y hasta me dijo que me quería, cosa que me dejó bastante loca porque en todos esos meses nunca me lo había dicho ―suspiré recordando aquello―. Pero unos días después, dejó lo que teníamos y se fue, desapareció.
―¿Lo secuestraron? ―preguntó riéndose―. Tienes miedo a hacer algo conmigo por si me pasa algo, que mona, ahora lo entiendo todo.
―¡No! ―exclamé de inmediato―. Y deja de ser tan creído que a lo mejor no quiero porque no me pones ―soltó un pequeño "ya claro" y continué con lo mío―. El chico se mudó, no me dijo donde se iba y tampoco se despidió de mí. Me folló, y se piró. O sea, que básicamente me utilizó ―reprimí la rabia que sentía y suspiré para echar la tensión que estaba acumulando.
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[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación
Roman d'amourTodo puede cambiar en un efímero instante. Esos momentos que pasan tan rápido y que no ves venir, son los que más acabas recordando. Eso mismo me pasó a mí una mañana corriente que salí a hacer unos recados. Todo parecía ir según lo previsto hasta q...