Capítulo 19

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―¿Qué dices? ―me reí nerviosamente.

―Ya me has oído ―dijo sin apartar la mirada de mí. Se fue acercando poco a poco y yo deslicé mi brazo para coger el vaso y beber para después dedicarle una sonrisa.

―Así que has decidido beber eh. Pues yo elijo prueba ―alzó la ceja desafiándome.

―Bésame tú a mí ―pedí acercándome a él.

―¿Me estás provocando? ―preguntó relamiéndose el labio y se acercó más a mí hasta quedarse a milímetros de mi boca. Se me aceleró la respiración y me puse nerviosa. ¿Quería besarlo? Cuando parecía que estaba a punto de besarme cogió el vaso y bebió.

―No me gusta este juego ―suspiré―. Ya me está subiendo esto.

―Sí que tienes poco aguante ―se rió ―. Si quieres paramos.

―¡No aguanto poco! ―repliqué haciéndome la ofendida―. Va, vamos a continuar.

―¿Segura? Acuérdate de que tienes que volver a casa sobria.

― Ya lo sé. Mientras no me hagas preguntas o pruebas comprometidas, todo irá bien. Voy a elegir verdad, que no me fio de tus pruebas ―puse los ojos en blanco.

―¿Te atraigo? ―preguntó sin que yo me lo esperara.

―Me pareces atractivo, pero no sé si te referías a eso ―se empezó a acercar a mí.

―Me refería a que... ―me recogió el pelo detrás de la oreja y me alzó el mentón―. ¿Si hago esto te pones nerviosa? ¿Te provoca alguna reacción?

―No me afecta lo que estás haciendo ―contesté conteniendo la respiración.

¿Qué estaba intentando? No entendía a que venía ese interés repentino en mí.

De repente estampo sus labios contra los míos, solo un instante, un instante que se me hizo eterno. Abrí los ojos de golpe por el inesperado contacto y él se separó de mí. Fue un beso rápido pero cálido, sus labios eran suaves y se solaparon a la perfección con los míos.

―¿Y esto te ha afectado? ―preguntó con un brillo en los ojos sin apartar la mirada de mí. Me mordí el labio y rodeé mis brazos por su cuello.

Acerqué mis labios a los suyos y de repente sonó el timbre, provocando que los dos nos separáramos antes de volvernos a besar. Lucas se levantó y fue corriendo a dejar la botella y los vasos a la cocina. Cuando volvió se dirigió hacia la puerta y le interrumpí antes de que la abriera.

―¡Lucas! Vas sin camiseta, aún no abras ―se miró el torso y me sonrió pícaramente.

―Es verdad, no me acordaba ―cogió la camiseta del sofá y se la puso.

Al mismo tiempo yo me puse los pantalones y me acomodé en el sofá. Cuando abrió los dos suspiramos de tranquilidad. Por suerte, solo era el cartero que venía a traer un paquete.

―Menos mal que no eran tus padres ―dije mientras volvía al sofá.

―Tampoco estábamos haciendo nada malo ―contestó mientras se peinaba el pelo con los dedos.

―Hombre, estábamos bebiendo ―solté evitando el tema del beso―. Voy a mandarle un mensaje a mi padre para que me venga a buscar, que ya se ha hecho tarde.

Cuando mi padre me contestó, me dijo que en unos minutos estaría allí así que recogí todo y me fui hacia la puerta, ―Ya nos veremos el lunes ―dije despidiéndome de él.

―Lo siento si te ha molestado lo del beso, no era mi intención ―se disculpó pasándose la mano por detrás del cuello con movimientos nerviosos.

[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora