―Ponme otra ―exigí acercándole el vaso al camarero. Este me lo cogió y negó con la cabeza.
―Has bebido demasiado, es mejor que no te ponga otra ―retiró la copa que me había quitado y fruncí el ceño. Necesitaba beber más. ―¿Qué haces aquí sola? ¿No estabas con tu novio?
―No te voy a contestar si no me pones más alcohol ―respondí desafiándole. Al ver que no cedía bajé la mirada y empecé a jugar con mis uñas. ―No es mi novio ―dije cortante―. Y me ha dejado porque tenía cosas más importantes que hacer.
―Yo en ningún caso dejaría a una chica sola, y menos en una fiesta como esta ―contestó mientras guardaba una botella en el congelador―. Me parece una falta de caballerosidad la verdad.
―Es lo que hay ―solté quitándole importancia―. Encima el que me gusta está ligando con todas ―crucé los brazos y me puse de morros.
No sabía porque me estaba sincerando con ese desconocido pero me apetecía soltar lo que sentía. Tenía la necesidad de hablar de ello y me parecía mejor hacerlo con alguien que no iba a volver a ver.
―Pensaba que te gustaba el otro. ¿Si no porque has venido con él? No se le veía que quisiera ser solo tu amigo ―tenía razón, Matt quería algo más pero yo solo tenía en mi cabeza a Jace.
―Para ver si cambiaba de opinión, pero no, no dejo de pensar en ese idiota que está atrayendo a todas las chicas de la fiesta ―me giré y me quedé mirándole. Me estaba empezando a marear, los cuatro cubatas no me estaban sentando nada bien y necesitaba hacer algo para no perder la energía allí mismo. ―¿Sabes qué? No voy a permitir que me amargue el primer día del año, puedo pasármelo bien por mi cuenta.
―Así se habla ―me animó con una sonrisa―. Ves a bailar y deja de pensar tanto, que nunca es bueno hacerlo ―ese chico de veintipico años era bastante sabio, o a lo mejor era el alcohol que me hacía ver el lado positivo de la vida. En todo caso iba a hacer lo que me había dicho, dejar de pensar y dejarme llevar.
Me levanté y cuando me dispuse a dejarme llevar por la música Rebeca se acercó con ese chico tan atractivo y me dijo que se iba con él, que ya me llamaría para volver a casa. Asentí con la cabeza sin prestarle mucha atención y seguí bailando al ritmo de la música.
―¿Te apetece bailar? ―me preguntó un chico con unos penetrantes ojos verdes. Me acerqué a él y me cogió de la cintura. ―Qué guapa eres ―me susurró a la oreja haciendo que me sonrojara.
Moví mi cadera de lado a lado y empecé a cantar la canción que estaba sonando. El chico se rió y empezó a bajar las manos hasta llegar a mi culo. Fijé mi mirada en sus ojos expresando inconformidad pero no pareció importarle y me apretó más fuerte contra él.
Acercó más su cara y besó mis labios de una manera agresiva. Intenté apartarle pero me estaba agarrando tan fuerte que no me podía separar. Hice fuerza con mi boca para que no consiguiera hacer pasar su lengua pero no lo conseguí. Al final logré apartar mi cara de él pero mi cuerpo aún seguía pegado al suyo.
―¡Suéltame! ―exclamé forcejeándole. Él me miró con una media sonrisa y me apretó más fuerte. ―¡No ves que no quiero besarte!
―Me pone que se hagan las duras ―se volvió a lanzar contra mis labios y cerré los ojos con fuerza para que eso pasara lo más rápido posible, si dejaba que me besara a lo mejor conseguiría que se cansara. De repente, todo mi cuerpo se aligero, dejé de sentir su agarre y su presencia, y abrí los ojos para saber qué había pasado.
―Te ha dicho que la sueltes ―espetó Jace empujándolo―. Vuélvela a tocar y te parto la puta cara ―apretó los dientes.
―¿Tú qué haces aquí? Vete a comerle la boca a esas y déjame a mí en paz ―contesté mirando a Jace. No me gustaba que ese desconocido me estuviera manoseando pero tampoco me parecía bien que ahora viniera Jace fingiendo que sí le importaba.
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[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación
RomanceTodo puede cambiar en un efímero instante. Esos momentos que pasan tan rápido y que no ves venir, son los que más acabas recordando. Eso mismo me pasó a mí una mañana corriente que salí a hacer unos recados. Todo parecía ir según lo previsto hasta q...