―Tú no me llevas a ningún lado. No me voy a ir ―dije seriamente.
―Venga Kate, no seas tozuda ―me cogió del brazo y me llevó hacía la puerta.
―No me cojas ―espeté deshaciéndome de su mano―. Dime que te pasa ―insistí.
―Nada, cosas mías, no te preocupes, prefiero estar solo.
―Claro que me preocupo. ¿Eres bipolar o qué? Estábamos súper bien y de repente te pones así de raro. Necesito una explicación lógica para esto ―me crucé de brazos.
―Tampoco te incumbe así que no tengo porque contarte nada. Deja de insistir ―su tono de voz fue demasiado frío, tanto que hasta sonó hiriente.
―Pues entonces olvídate de mí ―lo aparté y fui hacia la puerta del despacho―. Ya vuelvo yo sola a casa. Y que sepas que paso de trabajar para ti y menos si vas a cambiar de actitud de esta manera.
―Kate, no quería decir eso, espera ―dijo agarrando mi brazo.
―¡Déjame! ―grité antes de deshacerme de su mano y salir de allí.
Seguí caminando por el pasillo, ignorándolo completamente, subí al ascensor y luego salí del edificio. Como me conocía la zona, me acerqué a la estación de metro que quedaba más cerca y me dirigí hacia casa. Necesitaba alejarme de todo eso pero sobre todo necesitaba urgentemente alejarme de él.
Cuando llegué fui directa a mi habitación y me estiré en la cama. Miré el móvil y vi que tenía llamadas perdidas de Jace. Inmediatamente dejé el teléfono en la mesita y me puse a reflexionar.
Sabía que todo lo que había pasado era porque estaba a punto de pasar algo entre nosotros dos. El error a lo mejor había sido mío ya que yo pensaba que él quería hacer algo conmigo pero realmente solo me estaba provocando.
No entendía que había hecho para que me tratara de esa manera, que si quería algo, que si no. Me sentí usada y vulnerable a su antojo. Yo sabía que era fuerte pero, su presencia me hacía ablandarme y él seguramente era consciente de ello. En ningún momento me tendría que haber dejado llevar. Dejé de pensar en ello y me puse a hacer otras cosas para distraerme.
Ya quedaba poco para navidad y tenía que planificar mi agenda para no perder el tiempo. Tenía que estudiar y hacer trabajos pero también quería pasármelo bien y estar con mi familia así que, fui al comedor para preguntarle a mi madre a cerca los planes de las fiestas y cenas para asegurarme de todo.
―Pues en principio tus tíos vienen el 24 a cenar y el 25 a comer. A lo mejor tu prima se queda a dormir pero eso ya lo iremos viendo. En fin de año a lo mejor también vendrán junto a los abuelos pero eso aún no me lo han confirmado.
―¿Cómo es que a lo mejor se queda Rebeca a dormir? ―pregunté confusa.
―Me dijo que te echaba de menos y que le apetecía quedarse porque hacía mucho tiempo que no hablaba contigo ―puse los ojos en blanco al oír aquello.
―Mucho de menos no me echara porque nunca me escribe ni nada.
―Puede que no le guste hablar contigo por mensaje o llamada.
―Sí, será eso ―dije poco convencida.
No es que me cayera mal, la verdad es que nos llevábamos bastante bien, pero, apenas se preocupaba por mí y solo hablábamos cuando venía a casa por reuniones familiares. Me pareció buena idea que se quedara a dormir, así podríamos ponernos al día y pasar una buena noche de chicas, seguro que sería divertido y la podría conocer un poco más.
[...]
Por fin era jueves, eso significaba que era último día de clases del año. Tenía unas ganas enormes de que acabara el trimestre, lo necesitaba. Esa semana había sido insoportable, más que nada porque mi única distracción en clases para que no me durmiera era Lucas y desde el lunes, no me había vuelto a dirigir la palabra.
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[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación
RomanceTodo puede cambiar en un efímero instante. Esos momentos que pasan tan rápido y que no ves venir, son los que más acabas recordando. Eso mismo me pasó a mí una mañana corriente que salí a hacer unos recados. Todo parecía ir según lo previsto hasta q...