Blake Brooks no había parado de ocasionar problemas desde su repentina llegada y eso no me gustaba ni un pelo. Todo había empezado con la discusión en el paso de viandantes y después, todo se acabó de torcer cuando me pilló comiéndole la boca a su hermano.
Por suerte, o por desgracia, no le había dicho nada a sus padres a cambio de tenernos comiendo de su mano. Todos los favores que necesitara, los teníamos que hacer porque si no, toda la relación que nos había costado tanto crear, se acabaría.
Ya había cobrado mi primer sueldo y después de lo ocurrido, no me lo pude tomar con la alegría que esperaba. Había planeado irme de compras con Hayden y también quería repensarme lo de invitar a algún sitio a Jace pero la verdad era que se me habían quitado las ganas por completo.
Estaba impaciente por saber que tenía planeado hacer el hermano de Jace, no tenía ni idea de qué era capaz de hacer o de pedir y eso, me tenía atormentada a todas horas. No sabía si valía la pena seguir guardándolo en secreto, al fin y al cabo podía buscarme otro trabajo, no tan bien pagado, pero sí que me diera el suficiente dinero. Además, la madre de Jace me había dejado caer que le gustaría que tuviera algo con su hijo pero probablemente, después del éxito que habíamos tenido en el trabajo, había cambiado de opinión.
Me encontraba en mi cama, sumergida en mis pensamientos, cuando de repente alguien abrió de par en par la puerta de mi habitación, haciendo que todos mis debates internos se desvanecieran.
—No me puedo creer que mi mejor amiga esté estirada en la cama sin hacer nada un sábado. Estar enamorada te está afectando más de lo que debería —soltó Hayden mientras se sentaba en el borde del colchón.
—Deja de decir que estoy enamorada porque no lo estoy —murmuré con la cabeza hundida en la almohada—. ¿Qué haces aquí interrumpiendo mi momento de descanso?
—Hace una semana me prometiste que saldríamos por ahí —contestó con el ceño fruncido—. Te tengo que explicar cómo fue el fin de semana a solas con Álex y tú me tienes que contar detalladamente qué pasó en París porque te recuerdo, ¡qué aún no me lo has contado! —me sobresaltó de repente haciendo que diera un bote en la cama.
—Estoy de malhumor, vete, déjame descansar, déjame a solas con mis peluches —musité aplastando un conejito que tenía desde pequeña. Sus manos se posaron en mi abdomen y me empezó a mover de lado a lado. —Si sigues así vas a conseguir que pote todo el desayuno —amenacé con cara de pocos amigos.
—No pararé hasta que no te levantes —canturreó haciendo que mi paciencia se agotara. Tenía claro que con lo tozuda que era no iba a parar así que le hice caso y me levanté de la cama. —Bien, primera misión completada —dijo orgullosa dando palmas por su triunfo—. Ahora arréglate que vamos a dar una vuelta.
—Me caes mal, debería haber elegido otra mejor amiga —solté con la voz ronca por el sueño mientras iba directa a mi armario.
Sin tener ni idea de cómo lo había conseguido, Hayden y yo estábamos en dirección al centro comercial más cercano. Esa chica tenía un poder de convicción tan grande que a veces la hacía parecer una bruja maligna controlamentes, pero aun así, era inevitable no quererla.
Mientras esperábamos al metro le expliqué la repentina vuelta del hermano de Jace y la relación amorosa que se estaba desatando entre nosotros dos. Al principio flipó un poco pero luego le aclaré que de momento no habíamos acordado nada serio, ni siquiera habíamos hablado del tema.
—En realidad sería raro que tuvieras novio, te veo demasiado independiente —dijo mientras nos sentábamos en los únicos asientos que quedaban libres.
—Tampoco sé si estoy preparada para tenerlo, después de lo de mi ex... —miré repentinamente al suelo y luego volví a levantar la cabeza para mirarla—. Además, él me dejó claro que no era de relaciones serias, seguro que soy solo un pasatiempo.
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[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación
RomanceTodo puede cambiar en un efímero instante. Esos momentos que pasan tan rápido y que no ves venir, son los que más acabas recordando. Eso mismo me pasó a mí una mañana corriente que salí a hacer unos recados. Todo parecía ir según lo previsto hasta q...