―¡SUÉLTAME POR FAVOR! ¡SUÉLTAME! ―grité sin parar.
Inconscientemente para que me soltara empecé a dar patadas en el aire y la persona que me cargaba, se rió por mis ridículos movimientos. Noté como me sentaba en el asiento copiloto de un coche y seguidamente me ató con el cinturón. Tenía los ojos entrecerrados por la irritación de las lágrimas y por los efectos del alcohol así que, no pude distinguir muy bien quién era. Hasta que habló.
―¿De verdad pensabas irte sola a casa? Estás demasiado borracha. ―Al principio pensaba que podía ser Matt, pero su voz y olor eran inconfundibles, era el mismísimo Jace.
―Jace, no eres mi padre, deja de preocuparte por mí ―respondí enfurecida.
―Me da igual lo que me digas ―contestó mientras arrancaba el coche―. Te voy a llevar a un sitio para que se te baje la borrachera y luego te llevaré a casa ―giró la cabeza hacia mí―. Lo único que espero es que por el camino no me pegues, que te noto muy agresiva ―se le formó una ligera sonrisa.
―Te voy a denunciar por secuestro. ¡Llévame directamente a mi casa! ―alcé la voz desesperadamente. Estaba empezando a agobiarme y lo que menos me apetecía era ir a algún lugar con él.
―No digas tonterías. Ya verás, te va a encantar el sitio ―me puso una mano en el muslo y mi cuerpo se tensó por su contacto. Me jodía admitir que tenía esos efectos sobre mí pero, no podía obviar lo evidente. Además, en ese momento llevaba una camiseta negra ajustada con unos vaqueros rotos que le quedaban demasiado bien y me costó aún más resistirme. A pesar de eso le aparté la mano de mi muslo y él hizo una mueca de queja.
Todo estaba muy oscuro debido a que eran las 4 de la mañana así que no pude apreciar hacia donde me llevaba. Pasados unos minutos de incomodo silencio en el coche decidió encender la radio. A esas horas no había muy buena música pero prefería eso a estar callados durante todo el camino.
―¿Tú que música sueles escuchar? ―pregunté curiosa―. A mí me gusta la alternativa, el indie y todo ese estilo.
―Ya decía yo que era imposible que estuvieras más de 10 minutos callada ―se rió y puse los ojos en blanco―. A mí me flipa la electrónica pero en realidad escucho de todo tipo. Ya sabes, depende del humor escuchas una cosa u otra ―asentí y a los pocos segundos paró el coche.
Miré por la ventana y vi un edificio alto que era bastante bonito. Lo que no entendía era por qué me había llevado ahí. ¿Pretendía que me colara en una propiedad privada?
―Si pretendes que escale un rascacielos te diré que creo que no estoy en mis mejores condiciones ahora mismo ―aseguré recolocándome en el asiento.
―No pretendo que lo escales boba ―se rió y yo seguí fulminándole con la mirada. No me fiaba para nada de él pero algo en mi interior me indicaba que lo mejor sería dejarme llevar.
Nos bajamos del coche y me llevó a una puerta que estaba en la parte trasera del edificio. Curiosamente estaba abierta y daba a las escaleras internas de emergencia.
―Eres consciente de que estamos cometiendo un delito, ¿verdad? ―A pesar de que me trabase con las palabras, no estaba tan mal como para no saber que estábamos haciendo algo ilegal.
―Nunca me han pillado así que, no hay peligro. Además, es demasiado pronto, la gente normal está durmiendo ―explicó señalando el edificio, indicándome que las luces estaban apagadas.
―¿Insinúas que no somos gente normal? ―pregunté arqueando la ceja.
― Algo así ―los dos nos empezamos a reír a carcajadas y curiosamente fue el primer momento en el que noté una verdadera conexión entre los dos.
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[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación
RomanceTodo puede cambiar en un efímero instante. Esos momentos que pasan tan rápido y que no ves venir, son los que más acabas recordando. Eso mismo me pasó a mí una mañana corriente que salí a hacer unos recados. Todo parecía ir según lo previsto hasta q...