Capítulo 20

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Ya era la tarde de domingo y estaba muy nerviosa por ir a cenar a casa de Jace. No tenía ni idea de cómo vestirme, ni de cómo iba interactuar con sus padres y apenas quedaban dos horas para que me viniera a buscar. Decidí darme un baño para relajarme y evadirme de todo, pero solo sirvió para que me comiera más la cabeza. Era consciente de que en casa de Jace no pasaría nada, no quería que pasase, pero él con su carácter siempre conseguía provocar situaciones incomodas entre los dos y que se desatase la tensión sexual. Esperaba que esa noche, no pasara nada de eso.

Salí del baño y me empecé a arreglar, me vestí bastante simple, apenas me maquille y cuando acabé me puse a mirar la tele. Pasado un rato sonó el timbre y me dirigí hacia la puerta para asegurarme de que era Jace. Efectivamente era él, pude ver su rostro desde la pantalla del interfono así que, me despedí de mis padres y bajé.

―Pensaba que me dejarías subir y me presentarías a tus padres―dijo cuándo me vio.

―Eso no pasará ni de broma ―me reí y él me siguió la risa.

Cuando llegamos a su casa, mis nervios empezaron a subir. A lo mejor no me había vestido adecuadamente o hablaba demasiado, o decía algo fuera de tono. Jace notó mis nervios y me rodeó la espalda con su brazo para tranquilizarme.

―Calma, Kate, que mis padres no muerden ―le miré a los ojos.

―No hagas eso ―me sonrojé.

―No recordaba que mi contacto hacía que te pusieras a cien ―apartó el brazo y me guiñó el ojo―. Iré con más cuidado la próxima vez ―volví a mirarle y puse los ojos en blanco.

Al entrar en la casa lo primero que me vino fue un olor riquísimo que me abrió el apetito. Se notaba que la calidad de su comida era excelente, parecía que hubiera entrado a un restaurante. Me moría por comer un plato de esos.

―Tú debes de ser Kate ―dijo una mujer muy elegante mientras se acercaba a mí―. Que rostro más bonito tienes, se ve que te cuidas ―mis mejillas se tintaron de rojo ante sus palabras―. Yo soy Helen, encantada de conocerte ―sonrió y me saludó con dos besos a cada lado.

Supuse que era su madre y la verdad es que me quedé bastante sorprendida, parecía sacada de una película de los 40. Llevaba un vestido negro, unos tacones bajos y joyas en las muñecas que le daban un toque clásico.

―Buenas noches Kate, me alegro de que al final hayas podido venir ―oí que decía su padre por detrás y me giré―. ¿Te gusta la lasaña?

―Hola señor Brooks. Sí, me gusta mucho ―sonreí.

―Oh, no me llames señor, no soy tan mayor ―se rió―. Puedes llamarme Chris ―asentí y me devolvió la sonrisa.

―En 10 minutos estará la comida. ¿Por qué no le enseñas la casa? ―propuso Helen mirando a su hijo. En realidad ya había visto gran parte de su casa pero supuse que sus padres no lo sabían.

―Acompáñame señorita ―soltó Jace ofreciéndome la mano en tono burlón.

Subimos las escaleras y me enseñó el despacho, la habitación de sus padres, los baños y cuando íbamos a entrar a su habitación se quedó parado frente a la puerta.

―¿Seguro que quieres entrar? A lo mejor se descontrolan las cosas.

―No digas tonterías. Ya he estado más veces en tu habitación ―puse los ojos en blanco―. Incluso he dormido en tu cama ―me crucé de brazos ante él.

―Has dormido en mi cama pero no conmigo ―me miró intensamente.

―Tampoco es que tenga ganas de hacerlo ―abrió la puerta y pasé con él.

[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora