Capítulo 47

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Espero que os esté encantando la novela, a mí la verdad es que me encanta escribirla, es uno de los mejores momento que tengo en mi día. Por desgracia esta historia está llegando a su fin, os aviso un par de capítulos antes para que no os sorprendáis de golpe y os entren ganas de matarme. Quiero presentarlo a los Wattys así que tengo solo 2 días para terminar los dos o tres capítulos que me quedan, deseadme suerte porque la necesitare. Un beso a todos mis lectores que sin vosotros no sería nadie.

—Me largo de aquí —solté antes de darme la vuelta. Su mano rodeó mi muñeca y tiró de ella hacia él. Me miró de manera penetrante con sus oscuros ojos y una sonrisa descarada apareció en su rostro.

—Recuerda que te pillé con mi hermano en un momento un poco comprometido, no querrás que lo vaya contando por ahí... ¿o sí? —en ese momento sentí muchísima impotencia por tener que estar a sus órdenes, no sabía si valía la pena cenar con él para que no lo explicara o mandar todo a la mierda y que lo contara.

Al final, después de debatir durante unos segundos con mi mente, decidí quedarme.

—¿Y qué ganas tú con esto? La verdad es que no veo la finalidad de esta estúpida cena —dije mientras me acomodaba en el asiento y me recolocaba el vestido.

—Nada más con verte así vestida ya he salido ganando —acarició sutilmente mi mano, que estaba encima de la mesa, y de inmediato sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo y la aparté—. En realidad no pensaba que te ibas a arreglar tanto, no te imaginaba de ese tipo de chicas —aclaró mientras miraba la carta.

—Pensaba que ibas a ser Jace —solté en un tono amargo que él pilló al momento—. Llego a saber que iba a quedar contigo y vengo en pijama —por lo visto mi comentario le hizo gracia pero yo seguí mirándolo con cara de pocos amigos.

—La idea de verte en pijama también suena tentadora —dijo descaradamente haciendo que me ruborizara—. No te pongas roja que me voy a pensar cosas que no son —hizo una media sonrisa y yo me tapé los mofletes con la palma de las manos para calmar la calentura que me había subido.

—Deja de decirme estás cosas o me piro —respondí en tono seguro intentando disimular que me afectaban sus comentarios.

—Tranquila, estaba de broma —se pasó la lengua por los dientes y desvié la mirada por el gesto sensual que acababa de hacer. ¿No iba a dejar de ponerme nerviosa? —También quería quedar porque me apetecía conocer a la novia de mi hermano, recuerda que formalmente, soy tu cuñado —aclaró haciendo que le prestara más atención.

Realmente no era su novia, aun no teníamos fijada nuestra relación, cosa que pensaba que esa noche se iba a aclarar pero por desgracia no iba a ser así. Aun así decidí callarme y no rectificarle nada, a pesar de que por lo visto, que fuera la novia de su hermano, no le impedía tirarme ficha.

—Exacto, la novia, de tu hermano —repetí lentamente palabra por palabra—. Así que deja de mirarme como me estás mirando —puse la carta en frente de mi cara para evitar su contacto visual y empecé a leer el menú.

—No te estoy mirando de ninguna manera en especial —con su dedo deslizó la carta hacia abajo haciendo que mis ojos quedaran fijados en los suyos—. ¿O acaso el hecho de que te mire te pone nerviosa? —fruncí el ceño ante su estúpida pregunta y me volví a centrar en los platos que ofrecía ese restaurante.

Me estaba sacando de quicio y no habían pasado ni diez minutos. No entendía porque me había llevado a ese lugar tan bonito, donde había las mejores vistas de Barcelona y donde los precios eran tan desorbitados. Pensando que a lo mejor solo quería que lo invitara a cenar, decidí pedir lo más económico de la carta, y al menos así, no me quedaría totalmente pobre.

[Versión desactualizada] | Todo comenzó en esa estación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora