(Paris)
Mi pelo volvía a ser de un brillante azul cielo.
Tras salir de la peluquería detrás de Darel y de Lori, volví a observar mi reflejo en uno de los tantos escaparates que había en esa calle, asintiendo ante mí mismo una vez más al estar bastante conforme con el resultado.
—Que sí, «Principito», que estás muy guapo —dijo la de pelo rosado después de haber hecho explotar una pompa de chicle con sus labiosù. Y si no te lo crees pregúntaselo a tu «príncipe», que parece que quiere decirte lo genial que estás pero al muy inepto se que le atoran las palabras antes de que salgan siquiera de su garganta.
—¡Lori! —exclamó el recién nombrado sonrojado.
Darel me observó de reojo, con cierto color carmín aún presente en sus mejillas, y me agarró de la mano entrelazando mis dedos con los suyos.
—Sí, estás genial —confesó, girando la vista hacia otro lado.
Agaché la cabeza, aún más avergonzado de lo que creía que estaba él, y susurré un pequeñito «Gracias» a modo de respuesta, aunque no supe si fue escuchado por culpa de las sonoras risotadas de Lori.
—Voy a ponerme el reto de no burlarme de vosotros durante al menos una semana —dudó un instante—. Nah', para qué engañarme. No lo voy a conseguir -rió una vez más.
—Te juro que cuando llegue el día en el que comiences a salir con alguien el que se va a reír voy a ser yo —comentó ahora Darel.
—Que sí, que sí. Lo que tú digas, «príncipe» —se llevó una mano al estómago—. Y ni si te ocurra hablarme de bodas o alcohol en una larga temporada. Qué resaca más boba por beber champán como una descosida.
Darel chasqueó la lengua al ver que la otra seguía riéndose, y yo dejé escapar una risilla inaudible por lo graciosa que me parecía la situación.
Y así, tras varios comentarios sarcásticos por parte de la de pelo rosado, y chasquidos de lengua y reproches del de ojos azul cielo, cuando quise darme cuenta ya nos encontrábamos en la playa, donde pude observar una gran aglomeración de personas en torno a la misma.
—Creo que la competición de Barb ya debe de haber terminado. No veo a ningún surfista en el agua.
Según me había dicho Darel cuando nos encontramos frente a la peluquería, Barb se había presentado esta mañana a la última competición de surf de la temporada, quedando como ganador de la misma si obtenía el primer lugar en esta.
Si lo hubiese sabido con cierta antelación habría venido a verle surfear y a animarlo sin objeción alguna, pero como me había enterado cuando Lori y Daril llegaron a nuestro punto de encuentro —después de que ellos hubiesen estado un rato viéndole surfear—, y como también había tenido que ayudar a Gail durante gran parte de la mañana, al final se me había hecho imposible ir a verle.
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De Príncipes y Princesos ©
RomanceParis Donahoe es un príncipe encerrado en su propio castillo. Hijo de uno de los empresarios más influyentes de todo Sídney, y cansado de comportarse siempre como el chico perfecto, su único escape de la realidad es su amor por la música y el pia...