(Kiam)
—Agh' —me quejé—. ¿Por qué justamente hoy tengo que venir a ayudar al restaurante?
—Paris estará bien —dijo Barb a mi lado mientras apilaba unas bandejas—. Además, Darel está allí, así que puedes estar tranquilo.
Opté por hacer caso y confiar que todo se solucionaría y no pasaría nada malo, pero aún tenía una especie de sensación extraña que no dejaba de rondarme por la cabeza.
Me hubiera gustado estar allí respaldando a mi mejor amigo, pero precisamente hoy había un lío enorme en el restaurante y mis padres me habían pedido ayuda. De igual forma Barb, como ya era costumbre, también había venido a echarnos una mano.
Me ajusté la pajarita al cuello y recogí los primeros platos de la mesa doce, saliendo de cocinas con paso lento para que no se me resbalasen.
—Filete de pollo con guarnición y lubina a la plancha, ¿verdad? —pregunté con una sonrisa al llegar a la mesa correspondiente, aunque se borró en el acto al ver quiénes estaban allí sentados.
—Esto me trae muchos viejos recuerdos —mencionó Lori antes de darle un sorbo a su refresco de manera bastante burlona.
—Yo no había venido antes aquí —mencionó Jhon a su lado, ajeno a las palabras de la otra—. Pero he oído muy buenas críticas, así que espero que esté todo de rechupete.
Suspiré por lo bajo para no seguirle el juego a Lori, y dejé los platos sobre la mesa.
—Pues ya me dirás más tarde si te han gustado —le respondí, ignorándola a ella.
—Ya verás cómo sí.
Me despedí de ellos con una mano, intentando no caer en las miraditas burlonas de Lori, y volví directo a las cocinas.
—Ugh'.
—¿Qué te ocurre ahora, Gallinita? —preguntó Barb, que se había puesto a colocar la vajilla mientras tanto.
—Lori y Jhon están en la mesa doce, y de verdad que me saca de quicio con sus miraditas.
—¿Jhon te echa miraditas?
—No, Lori.
—¿Lori te echa miraditas? —volvió a preguntar mientras seguía haciendo su trabajo—. Pensaba que le gustaba Jhon.
—Si es que no soport-... espera. —le hice detenerse un instante—. ¿Cómo que le gusta Jhon?
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De Príncipes y Princesos ©
RomanceParis Donahoe es un príncipe encerrado en su propio castillo. Hijo de uno de los empresarios más influyentes de todo Sídney, y cansado de comportarse siempre como el chico perfecto, su único escape de la realidad es su amor por la música y el pia...