Capítulo 17: Un momento inolvidable+pequeño aviso y ❤❤¡Gracias! ❤❤

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"Las heridas no se curan, pero si las dejas cicatrizar por su propia cuenta podrán volver a su estado normal. Es lo mismo que le sucede a su mente, pero en sí algunos recuerdos se van desvaneciendo poco a poco y la mayoría se convertirán en memorias".

Al llegar a casa, Allen ya estaba cansado y jadeaba de cansancio. Junto con él había una mujer de cabello color castaño claro hasta la altura del cuello, tez clara, ojos de color jengibre, complexión media, vistiendo una camisa de manga larga blanca y un chaleco azul marino sin mangas, falda del mismo color salvo que le llegaba a la pantorrilla y lleva botas cafés y en su mano un maletín de color negro. Se trataba de la doctora Ann, una mujer que había estudiado medicina junto con su padre hasta que éste murió. Cuando pasó eso, su madre había sufrido una profunda depresión hasta que falleció y Ann tuvo que continuar sus estudios en una escuela de mujeres doctoras ya que no habían colegios que las aceptaban.
—¡Uff! Lamento mucho de haber llegado tarde y no poder entregar el pedido a la señora Angélica —dijo Allen.
—No te preocupes, Sandra se encargó de hacerme el favor amablemente —respondió María con una dulce sonrisa y se dirige hacia la pequeña niña peliplateada—. Ella es la doctora Ann, mi niña. Ella te sanará las heridas.
—Encantada de conocerte— replicó la doctora—. Soy la doctora Ann y vengo a verificar si no sufriste algún daño interno en tu cuerpo, pero antes debo hacerte unas preguntas. ¿De acuerdo?
La pequeña peliplateada asintió un poco desconfiada pero a la vez segura junto con María y la pequeña Lize. Ann sacó de su maletín una libreta y una pluma, se sentó en el sofá y comenzó a ponerse sus lentes. Ésta no solamente había estudiado medicina, sino también de psicóloga pediatra que consistía principalmente en hacer un examen diagnóstico con tan sólo que el niño o la niña que tenga algún problema tanto psicológico como mental pueda contestar esa serie de preguntas.
—Vale—protestó la doctora al mirar con sus ojos castaños a los hermosos ojos azules de la niña y comenzó a abrir su libreta y anotar la fecha. Una vez terminado de anotarla, se dirige hacia la niña.
—Muy bien—dijo serenamente—... ¿Cuál es tu nombre?
La pequeña quedó pensativa unos minutos y finalmente contestó, esta vez con un poco de tristeza:
—No estoy segura de quién soy realmente, ni de qué me pasó la última vez que pasó algo pero ya no puedo volver a recordarlo. Es como si mis memorias se las llevó el viento.
—Espera...¿Acaso no puedes recordar nada de lo que te paso ni quienes fueron tus verdaderos padres?—preguntó la doctora rubia preocupada por la actitud de la niña, a lo que ésta niega con la cabeza como su única respuesta. La doctora Ann se queda reflexiva durante un segundo y suspiró de cansancio y comenzó a anotar las siguientes palabras:

La joven paciente no puede recordar su verdadero nombre, ni quienes fueron sus verdaderos padres. No obstante, debido por la poca cantidad de información de su mente podría ser que entre el 60% y el 99% pueda ser propensa a diagnosticarse como primer síntoma de Amnesia de primer grado.  Afortunadamente, esta enfermedad no es grave y lo más probable pueda ser que con el paso del tiempo volverá a recobrar la memoria...

10 minutos después...

Las horas parecían convertirse en semanas tanto para Allen como para María, pero la doctora Ann había terminado de curar las heridas de la joven peliplateada.
—Bueno, verán — comenzó la doctora—. Después de hacerle un diagnóstico, descubrí que ella padece el primer síntoma de amnesia de primer grado.
—¿Amnesia de primer grado?— preguntó Allen.
—Así es— respondió la doctora—. Pero lo que más me llamó la atención fue que ella es de una extraordinaria belleza, porque jamás había visto a una niña de cinco años con esos bellos rasgos. Podría ser parecido a un ángel u algo parecido.
—¿En serio ella puede ser muy bonita?— dijo alegremente Lize llena de curiosidad—. Parece que tendré otra hermana para no dejarla sola. Pero— y se dirige hacia su hermana rubia —...Mary, ¿Tú crees que ella necesite un conejito o un osito de peluche?
—Eres una niña preciosa, Lize— dijo María con una dulce sonrisa  y puso su mano en la cabeza de la pelicastaña—. Nunca cambies.

Touhou Kirisome no Amnesia: La historia de Sakuya Izayoi. (TouhouMaria#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora