Capítulo 48: Dulce amistad

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"Muchas veces, la verdad puede ser más sincera que una pequeña mentira cuando comprender lo que sientes por la persona que se preocupa por ti hasta el punto de considerarla como un amigo que siempre te acompañará...".

Entonces, no lejos de Maidstone East Springs y de la casa de Merina Marlon, Miranda comienza a ayudar a Silvia en la cocina para la visita de la señora y las hermanas Parkinson; pese a a que la niña no conoce a mucha gente, Silvia y Miriam decidieron hacer para la hora del té un postre especial: un pay de manzana.

-Liz, ¿pueden ir Miranda y tú al granero cercano para ir por manzanas?-preguntó Miriam al dirigir su vista hacia las niñas, quienes acomodaban lo necesario para la merienda.
-Sí- respondió la mencionada animada y con los ojos brillando de alegría al momento de acercarse a Miranda y le toma de sus manos-. Vamos, Miranda. En el granero hay árboles de manzanas y hay algo que quiero mostrarte.

Al empezar a dirigirse hacia la salida, la nombrada de cabello plateado se dio cuenta de la inmensa fuerza que tiene Aliza al momento de verse alegre y corriendo enérgicamente.

-¡Wo-woah! ¡L-liz, espera!

Para postre, Lize y Miranda comenzaron a cruzar el atajo del campo de flores hasta dirigirse a un granero cercano al campo de árboles de manzanos, por lo que siempre estaba abierto en los días de verano y era pintado de un color beige, de dos pisos, con una rica vegetación en el techo de un tono chocolate oscuro y una escalera con apenas cinco años de uso.

Al entrar, Miranda se dio cuenta de lo grande que era el edificio a pesar de estar casi cerca del lago; entonces, Aliza se acerca hacia el poste cercano a la paja y sacó de su cuello una pequeña llave dorada y la colocó en la cerradura de un cajón de encino hasta que sacó una cajita de pino pintado de blanco y bellamente adornado con detalles florales.

-Bueno, sé que no es mucho para las dos- confesó Aliza al mirar hacia otro lado-, pero he estado pensando en regalarte un pequeño detalle en tu cumpleaños; sin embargo, debido por el poco dinero que tenía no me alcanzaba para comprarte, hice algo especialmente para ti.
—¿Y qué es, Liz?—preguntó Miranda al ver la caja.

La nombrada, con mucho cuidado, abrió la caja hasta mostrarse un par de collares hechos por su hermana adoptiva: el primero era elaborado de una cadena de plata junto con un reloj pequeño y el segundo estaba hecho de la misma forma, salvo que al final tiene un engranaje; las pupilas de zafiro de Miranda se iluminaron cuando vio aquellos dijes y jamás imaginó que su amiga y hermana hiciera algo tan hermoso con lo que pudo hacer.

Tomó el primer collar y lo contempló hasta verse las palabras escritas: "Juntas hasta el final" y, al hacerlo, sus ojos se llenaron de la luz de la alegría.

—Sé que no fue mucho, pero hice lo que podía.
—Liz, e-esto es tan bonito— replicó la niña, hasta el punto de llorar de felicidad y abrazó a Aliza—. Gracias, Aliza. Sé que no tengo las palabras suficientes más que gracias; ojalá quisiera que esto no se terminara por siempre.
—Yo también — contestó la mencionada con una pequeña sonrisa y ambas hermanas se abrazaron hasta que se levantaron para dirigirse hacia arriba por dos canastas para traer manzanas para el pay.

5 minutos después.

Una vez encontrado las canastas, Liz y Miranda se dirigieron hacia el jardín de manzanos, incluso la peliplateada se quedó asombrada ante la belleza del lugar; comenzaron a recoger las manzanas que caían del suelo y observar que no estén pudriéndose ni tengan un gusano con el fin de conseguir manzanas en buen estado.

Justo a tiempo diferenciaron los frutos buenos de los frutos malos, cuando Aliza miró una manzana colgando de un árbol y casi a punto de caer al suelo, de no ser que aún seguía en una rama, optando en subirse al árbol para alcanzarla.

De repente, se escuchó un ruido que asustó a Liz, demasiado cercana a caerse, entre las copas de los árboles; para saber de dónde provenía aquel ronquido, la joven miró hacia una niña de cabello escarlata hasta la altura de las cintura atada a una trenza, vistiendo una camisa blanca de manga corta con un traje chino parecido a un overol color verde manzana, zapatos escolares y una boina del mismo estilo de la ropa, salvo por una estrella  con la palabra  grabada "龍" (Dragón), durmiéndose tranquilamente en el manzano como si fuese un tronco.

—Disculpa que te moleste, pero me gustaría hacerte el favor de bajar esa manzana— dijo Miranda de forma amable, a la vez intentando ordenar a la pelirroja, pero no hubo respuesta.
—Oye~, Tierra llamado a la niña durmiendo del árbol ~. ¿Acaso estás dormida?— agregó Liz al intentar despertarla, siendo el ronquido de la niña su respuesta; Miranda, al saber que estaba durmiendo profundamente, suspiró hasta que comenzó a gritar:
—¡¡Oye, ya despierta de una buena vez y pásanos la manzana por favor si no quieres que te baje con un balde de agua, gran idiota!! 💢

Al escuchar aquello, la muchacha se sobresaltó con los ojos abiertos, siendo éstos de un azul aquamarina hasta que mano tocó la manzana, pero cuando intentó bajarse, la rama se había roto haciendo caer a la chica y la manzana.

—¡Cuidado!— exclamó la joven.
—¿¡Eeeeeeeehhhhh!? ¡Aaaaahhh! ¡Oh Dioooss!— gritaron Aliza y Miranda en coro hasta que la pelirroja se acercaba al suelo, pero al hacerlo la canasta de Aliza sufrió el mismo destino y con las manzanas cayéndose mas Miranda intentó atraparla con las manos, dejando caer la suya y salvar el cesto de su amiga, no sin antes de sentir que todo quedó congelado en menos de cinco segundos.

Con toda velocidad, intentó recoger el canasto y las manzanas por igual rápidamente hasta conseguirlo, a la vez que ir directo al granero y sacar del lugar una colcha de algodón y colocarla en el suelo; cuando lo hizo, el tiempo volvió a moverse y, ni corta ni perezosa, Miranda salvó a Aliza de sufrir una caída, cargándola como princesa.

Al mismo tiempo, la joven pelirroja aterrizó en la colcha hasta sentir cómo algunas manzanas del árbol caen hacia la cabeza; Liz comenzaba a temblar mientras se tapaba la boca y murmuraba, Miranda se dirigió hacia niña para ver si tiene heridas.

Ésta, un poco avergonzada, se rascaba su cabeza y soltaba una risita nerviosa, comenzando a decir:
—Eh, perdonen por no escucharlas. Pero...¿y por qué recogen manzanas a estas horas?
—Para hacer pay de manzana— aclaró Aliza al juntar el canasto de Miranda y las manzanas—, porque en mi casa tendremos una merienda.
—Además, como vivimos cerca de aquí — argumentó Miranda—, aprovechamos ella y yo para recoger manzanas. Pero a la próxima debes tener cuidado al subir a un árbol, porque si algún día te caes y sufres una pierna rota o una costilla fracturada y te quedas dormida, podrías dejar de respirar porque eso es peligroso. ¿Sabes?
—¡¿Uueeeh?! ¡Pe-pero apenas soy nueva aquí y recién estoy conociendo el pueblo!— tartamudeó Meiling, el cual es el nombre de la niña—. Ah, además...sólo es un pequeño descanso.
—Más bien un pequeño descanso, pero uno que casi te quiebra todo lo que se llama cara, hasta un gato puede soportar una caída al tener la buena suerte de tener siete vidas.
—Lo siento mucho...💧

Para no regañarla tanto, Miranda le dijo a la chica al fijar su mirada en la canasta:
—Pero tomamos una cantidad un poco desagradable de manzanas para hacer el pay, ¿te gustaría venir con nosotras?
—Mmm...no estoy segura —se disculpó Meiling, un poco confundida y preocupada por algo que ella aún no sabía, a pesar de la amabilidad de las dos niñas—, pero no creo que vaya a llegar a tiempo y---
—No te preocupes— dijo Miranda al poner su mano en el hombro—, podemos decir que te invitamos para que no te pase nada malo.

Los ojos de la chica se iluminaron al saber que Miranda se preocupa por primera vez de ella pese a que se están conociendo y aceptó sorprendida y gustosa la invitación.

Después, las tres niñas se dirigieron hacia la casa de Liz y Miranda llevándose las canastas; al llegar a casa, Miriam, Silvia, María y Merina aceptaron a la niña amablemente después de que Aliza la presentara y disfrutaron del pay de manzana.

Desde ese día, Hong Meiling y las dos niñas se hicieron amigas durante el verano; la joven Meiling comentó que ella podría venir a la misma hora o al mediodía para jugar al aro o a atrapar la pelota, siendo un momento agradable y a la vez una especie de miel sobre hojuelas.

Sin embargo, Miranda no pudo saber de lo referido lo dicho de Meiling de no tener tiempo, pero no le dio importancia, por lo que tuvo un inicio de una amistad.

Touhou Kirisome no Amnesia: La historia de Sakuya Izayoi. (TouhouMaria#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora