Capítulo 44: Blanca oscuridad. [4/5]

43 3 5
                                    

En las cercanías del bosque...

Al comenzar a dirigirse a casa con Silvia y Miriam, ambas niñas permanecieron calladas; pero Aliza aún tenía una mirada triste en sus ojos, a pesar de sentirse mejor.

—Miranda— comenzó a decir la niña—, sé que sonaría raro para un par de niñas como nosotras pero a veces la naturaleza de la gente casi nunca cambia.
—Si uno acostumbra a no mirar a las personas como tal, entonces pueden no ser nada.
—No importa. ¿Podemos hablar de algo distinto para no sentirme mal? Si llego a casa así, parece que no disfruté de mis clases.
—No soy buena hablando— respondió la peliplateada—, pero...¿qué te parece si hablemos acerca de...no sé...tal vez conocer  algún día algo como...revelarte un secreto?
—¿Un secreto? — preguntó Liz.
—Sí.
—Mmm...No sé si pueda conocerlo algún día, pero haré lo que sea como una hermana.
—De acuerdo.

Liz y Miranda se sentaron cerca de un tronco de roble para descansar; mientras lo hacían, las hojas de los árboles se movían con el viento, acompañando el canto de los cardenales y el movimiento de las aterciopeladas flores de iris; una mariposa de morfo azul presenció la vista de las jóvenes hermanas contemplando el paisaje del lago cercano al lugar.

—Este bosque es hermoso— comentó Miranda, sorprendida por la maravillosa vista de los cisnes merodeando graciosamente por las aguas cristalinas —. Es...como si el tiempo se hubiera detenido.
—Este es el bosque en donde se conocieron mis padres—argumentó Aliza.
—¿En serio?

Aliza asiente con la cabeza, abrazando sus piernas.

—Mamá me dijo que, cuando ella estaba a punto de terminar la universidad aquí, venía a menudo a observar este lago y aquí fue del cómo se conocieron mi mamá y mi padre— comenzó a relatar—. Al principio, mi madre pensaba que se trataba de un joven solitario, pero poco a poco se dio cuenta que era muy amable y cariñoso; al imaginarme de su primer encuentro, puedo considerarlo divertido.
—Eso sí lo sería, después de todo también imaginarme cómo fue mi verdadera familia podría ser lo mismo.
—Pero al hacerlo, sería más difícil porque...bueno...yo apenas era pequeña cuando murió—expuso Aliza—. Jamás tuve la oportunidad de conocerlo en persona, y a la vez quiero empezar a verlo algún día, cuando pueda ver el primer amanecer del invierno y mirar su hermosa sonrisa, abrazarlo y decirle: "Hola, papá. Te extrañé mucho" y podría volver a soñarlo otra vez.
—Estoy segura que puedes hacerlo, Aliza—manifestó Miranda—. Aunque...también me gustaría saber sobre mi verdadera familia o sobre quién soy yo realmente.

Los ojos acaramelados de Aliza comenzaron a brillar al ver a su pariente mirando el cielo, ahora con los iris reflejándose en el firmamento y llenos de nostalgia.

—Pero, Miranda— continuó Liz—...tú eres la respuesta que necesitas y estoy segura que algún día lo sabrás.
—¿Eh? ¿Es eso cierto?
—Sí— responde Lize, asintiendo con la cabeza mientras se levanta y le da su mano a la niña, la cual le agarra y se pone de pie.
—Pero...¿Cómo puedo buscarla? —pregunta la de pupilas azules.

No se puede ver bien, sólo con el corazón; lo esencial es invisibles para los ojos— agregó una tercera voz; esta vez de una mujer de cabello rubio y ojos de amatista bajo un paraguas.

Era, sin duda alguna, la misma mujer que había visto Aliza al caer su reloj de bolsillo en el parque.

—Oh, disculpe— dijo Miranda—. Lo que ocurre es porque estamos a punto de regresar con Silvia y Miriam.
—Es cierto —añade Liz—, pero tuvimos que tomar un descanso para ver el paisaje.
—No se preocupen — aclaró la dama—. Déjenme ayudarles a guiarlas a casa.

Sin otra opción, ambas jóvenes comenzaron a seguirla.

Un pas...uuuh...Un camino hacia el parque más tarde.

Cuando Miriam estuvo leyendo "El Quijote", Silvia notó la presencia de las niñas y corrió hacia ellas para abrazarlas.

—¿Eztan pien?(¿Están bien?) ¿Ño de it-on anio?(¿No se hicieron daño?)— preguntó Silvia al recibirlas.
—Estamos bien, Silvy.
—¡Gracias a dios que estás bien!— exclamó Miriam, aliviada por ver a las niñas sanas y a salvo—. Si no hubieran estado aquí, nos preocuparíamos.
—No te preocupes, Miriam— concluyó Miranda con una sonrisa inocente—. Lo bueno es que regresamos con ustedes.

Y se dirigió hacia la mujer para darle las gracias, pero ésta había desaparecido sin dejar rastro como si de un fantasma se tratara.

En la casa de los Marlon.

Cuando llegaron a casa, Miranda, Aliza, Miriam y Silvia prepararon la comida para recibir a Alexander, María y una hermana de Miriam que llegaría a casa.

Ahora que Miranda había aprendido a cocinar gracias a los momentos agradables que pasó con Silvia, será la primera vez en cocinar un platillo a pesar de su corta; cuando cumplió los seis años, casi se quedaba sin dedos al intentar imitar cortar tomates pero Silvia la ayudó y le enseñó a preparar platillos bastante exquisitos y, al venir a casa las amigas de Aliza, Diana, Michelle, Melissa, Jessie, Paula, Ana, Charlie(el diminutivo de Charlotte), Deliah, Joppie, Holy, Irina y Bonnie, éstas se sorprendieron de lo delicioso que había quedado el pastel de papas horneadas y con carne de res en el cumpleaños de Liz.

Mientras cocinaban, Miranda sólo pudo recordar aquella explosión acompañada de los gritos desesperados de una joven mujer.

"¡¡◻▪◼▪◻◼, mi bebé, mi niña, mi corazón...

corazón...

Corazón....

!!"

¡¡Mamá, mamá...

Mamá....

Mamá...

Mamá...

Mamá....

.....!!"






"ELLOS estarán bien...

Tienes que salir de aquí si no quieres morir...

Lo siento...

Siento....

Siento....

Siento...

Pero ya NO habrá tiempo para volver..."

"¿Miranda...?".

—¿Miranda? — preguntó Miriam al ver a la niña pensando en aquellos pensamientos.
—¡Oh! Perdón, es que yo...yo... Sólo me quedé pensando en la inmortalidad del cangrejo.
—Mmm...Bueno, no te preocupes. De todos modos, eso es normal ya que, después de todo, somos humanos. ¿Cierto?
—Sí. Oye, Miriam...he estado hablando con Liz sobre un lago en donde nos quedamos a descansar antes de que aquella señora fuera a buscarnos.
—Lo que pasa es porqu...q..q....q....¿¡Señora!?— expresó la mucama al poner sus ojos grandes como si tuviera platos de la sorpresa —. Y pensar que ella se ve relativamente joven... ¿C-cómo te diste cuenta de su edad?💧

Antes de que Miranda contestara, se escuchó el sonido de una campanilla a la entrada de la casa; Silvia comenzó a dirigirse hacia la puerta y la abrió.

A pesar de haber nacido sorda, Silvia no sólo era buena cocinando, sino que también está atenta a la entrada de las visitas de la casa.

Al abrir la puerta, no había nadie a excepción de una grulla de papel, una caja envuelta en papel decorado de flores de cerezo azules y una carta envuelta en un sobre violeta claro con un sello en forma de rosa.

Continuará...

Touhou Kirisome no Amnesia: La historia de Sakuya Izayoi. (TouhouMaria#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora