Touhou Kirisome no Amnesia: La historia de Sakuya Izayoi. (TouhouMaria#2)

Capítulo 49: Inocencia perdida [1/3]

Hola a todos, mis queridos lectores.

Antes de empezar, les invito a que lean el primer capítulo ya subido en "Touhou Seibutsudokei~ Biological Clock" para que puedan disfrutarla, votar y comentar si les gustó, y también actualizaré el segundo capítulo de "Sangre, Lágrimas y Silencio" para estar adelantada con las historias que faltan, además de las teorías pedidas de "Teorías de Touhou Project", "Mis Oc's de Touhou" y los capítulos restantes de KnA para culminarla este año.

¡Ah! Y también daré a conocer sobre la historia de "Jikan no Musume: la hija del tiempo" al final de este capítulo.

Una vez dicho eso, fuera spam y disfruten del capítulo.

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"La felicidad también puede tener un límite cuando alguien decide aprovecharse de la inocencia de una persona, pues, tarde o temprano, puede llegar el verdadero rostro de la vida: la aceptación de la más abstracta y cruda verdad".

3 meses después...

Domingo 12 de septiembre.
7:30 de la tarde.

Luego de tres meses, Aliza entraría a clases el próximo para continuar estudiando, por lo que Miranda también se prepararía gracias a la decisión de Merina de inscribirla al mismo liceo junto con su hermana con el propósito de que la niña adquiera nuevos conocimientos y haga nuevas amistades.

Mientras tanto, Liz y la peliplateada se bañaban en la tina de su cuarto de baño cercana a la ventana; los ojos azules de Miranda reflejaban la luna creciente junto con una sensación de sentirse como si el astro plateado fuera su antiguo hogar.

—Aliza— comenzó a decir la niña sin voltear hacia la nombrada.
—¿Mmm? ¿Sí, Miranda?
—Últimamente he tenido algunas pesadillas sobre algo que no logro comprender acerca de mi persona — confesó la joven de tez marfileña—. Pero no supe de qué.
—No te preocupes — desistió Aliza con una pequeña sonrisa y le echa agua en el cabello todavía lleno de jabón con un plato especial—; a veces suele pasar, pero a lo mejor se podría tratarse de algo relacionado con tu familia anterior y... Espera, ¿acaso te refieres sobre ti misma?
—Sí— contestó Miranda al fijar su mirada —. Y no es sólo eso; si le sumo eso con sueños extraños de pasillos de hospitales, un olor horrible a medicina y sangre mezcladas y la imagen de un cuerpo dudoso, aún así tengo miedo de que eso sea otra persona cercana a ti o a mí.
—¿Una pesadilla?
—Sí; aunque no era lo que esperaba— comenzó a relatar la peliplateada de iris oceánicos —, hay veces en que miro aquel bulto observándome aún sin tener vida y...y yo...me sentía asustada por ello.
—Miranda, no tienes porqué asustarte— repuso Aliza al sentir pena por su hermana adoptiva cuando advirtió que los ojos de ésta se volvían de un azul oscuro y animándola de valor, al mismo tiempo de preocuparse por ella y pensando que la niña pudo haber tenido un problema con su posible familia biológica—. Aunque puedes ser la única persona en estar asustada, estoy segura que no estás sola: también tengo miedo de lo que tu mente y tu corazón te quieran advertir de algo capaz de volver a hacerte daño y no quiero que nada malo te pase; y al parecer me hizo recordar que también tengo pesadillas que pueden ser casi iguales o peores.
—Pero...¿cómo? ¿Cómo podríamos tener pesadillas así, Liz?— dudó Miranda al enterarse de la similitud de sus pesadillas con la de Aliza—. Por lo menos, menciona una que te haya dado.

La nombrada, tal como la experiencia le había enseñado, suspiró con calma y comenzó a relatar lo siguiente:
—Anoche soñé que yo estaba en un cuarto oscuro en donde no había nadie más, sino una puerta del armario, un espejo y al ver una luz en medio del mismo, abrí la puerta del ropero sólo para después escuchar el maullido de un gato hasta que vi algo horrible, tan horrible ni hasta el mismo Dante podría describirlo con palabras.
—¿Y qué era lo que viste?— preguntó Miranda.
—Fue una silueta extraña que me miraba y debajo de sus pies estaba el cuerpo de mi mamá sin vida, hasta el punto de quedarme horrorizada cuando esa cosa se acercó a mí para atacarme, pero al final me sobresalté del terror mientras temblaba hasta los huesos y sudaba— y después se abrazó sus rodillas aún desnudas y humedecidas por el agua—. Aún así, tengo miedo de que eso le pase a ella y a nuestra pequeña familia.