Touhou Kirisome no Amnesia: La historia de Sakuya Izayoi. (TouhouMaria#2)

Capítulo 22: Desaparecida.

"Aunque intentemos buscar entre las ruinas del pasado, no podremos escapar de las manos del destino mismo".

En la Capital Lunar.
Antiguo Castillo de Meiji. 7 días después del incendio.

Entonces, después de haber terminado de apagar el fuego del incendio, los emisarios, habitantes, las autoridades del Reino Lunar y los conejos lunares comenzaron la búsqueda inmediata de sobrevivientes. Lamentablemente, hubo 650 muertos y 497 heridos; algunas mujeres lloraban al no poder creer que sus esposos murieran mientras que los familiares de las víctimas eran atendidos por las enfermeras. No obstante, justo en aquel momento, aparecieron Yukino, Shaoran y Sakura sorprendidos.
—¿Qué está pasando? ¿Qué pasó aquí? — preguntó de repente el joven pelicastaño.
—Desde hace siete días, luego de un incidente causado por la discusión de la princesa— comenzó a relatar Rei (Nota: A Rei'sen o Reisen II se le dirá "Rei" para evitar confusiones)—, ocurrió un incendio y no hemos encontrado ninguna pista de Tsuki.
—¿T-tsuki desapareció? — dijo Shaoran al preocuparse por la posible desaparición de su mejor amiga.
—No— respondió Doremy—, todavía no estamos seguros. Pero... Si no podemos encontrarla, las consecuencias pueden ser devastadoras e incluso demasiado funestas.
—Doremy tiene razón— añadió Eirin—. Podría ser que esos malhechores que intentaron secuestrar a Tsuki para un rescate puedan ser cómplices de Junko.
—¡¿Qué?!— exclamó Yukino al poner sus pelos de punta y casi temblando hasta los huesos —¡¿Cómo puede ser posible que esa pobre alma en desgracia carente de corazón, después de encerrarla en diez años en un muro de cristal y hielo, pueda ser demasiado poderosa para despertar?!
—Espera...¿Acaso, Junko está...? — dijo Kaguya al sentir miedo. Un sentimiento de deja vu le abrumó al recordar la carta de Satori—. Debí hacerle caso a Satori— comenzó a lamentarse —. ¡Todo esto es culpa mía?
—No, princesa— respondió Eirin al ver a su amiga desconsolada —. Aún podemos encontrarla con vida, y una vez qur lo hagamos detendremos a Junko de una buena vez.
—Pero, Eirin— replicó Doremy con preocupación escrita en su rostro —. ¿Acaso no sabía que ella sería nuestra única esperanza para tener un buen reino?— y se dirige a la pelinegra—. Majestad, debemos pensarlo. Los hijos de los habitantes de la Capital Lunar abandonarían a sus familias para evacuar cuando ella y Hecatia crean un plan de purificación; no habrá ningún reino que podría salvar al nuestro; no habrá refugio aquí y solamente habría en la Tierra y el mundo de los sueños puede estar en peligro... ¿Qué vamos a hacer?
—Esto se pondrá feo—murmuró Xiao Lee y tragó saliva.
—No estoy segura— se lamentó Kaguya al imaginar las posibles consecuencias—. No sé qué hacer, si tan sólo hubiera hecho caso a Satori.
—No se preocupe, majestad —dijo nerviosamente Doremy—. Estoy segura que las hermanas Watatsuki nos ayudará en esto... Pero, me he preguntado hace cinco minutos.. ¿Qué le sucedió a Satori?

Como si de un rayo se tratara, una horrible sensación de miedo abrumó a Kaguya y comenzó a pensar en una Satori completamente malherida con quemaduras en todo su cuerpo y su cabeza ensangrentada, cuyos ojos reflejaban dolor, miedo y tristeza y lloraban lágrimas de color carmesí tratando de decirle: «¡Ayúdame, majestad! ». Después de tener esa horrible visión, quedó petrificada de dolor. De pronto, se escuchó el grito de una voz femenina.
—¡¡Su majestad, su majestad!!
—¿Qué pasó, Seiran?— preguntó Yukino algo preocupada al ver a una coneja de cabello azul oscuro atado en una coleta la parte trasera, orejas de conejo con un broche dorado en la oreja derecha, vistiendo un vestido de color violeta claro con mangas de color azul claro, rematados con un bordado rosado, llevando en la parte de abajo un patrón de estrellas y lunas alternadas. Era Seiran, quien se veía aterrada y en llevaba puesto un suéter de color rojo y una bufanda de color blanca.
—¡Oh! Seiran, ¿Sucedió algo?—dijo Eirin, preocupada por la situación de su mejor amiga.
—Traigo buenas noticias y malas noticias— relató Seiran apenas tomando aire después de correr y jadeando—. Es mi deber que la princesa se entere.
—Es cierto— respondió Yukino y se dirige hacia la mencionada —. Majestad, debe escuchar lo que dice Seiran.
Kaguya suspiró y dijo un poco preocupada y triste al mismo tiempo:
—Espero que sea de mi pequeña niña.
"Tsuki, pensó Kaguya al mirar las estrellas en el cielo, si estás ahí perdóname por el daño que te hice".
Seiran, con una expresión triste y asustada, dio un suspiro y dijo:
—La buena noticia es que encontramos un cuerpo de una niña debajo de los escombros, pero... La mala noticia, creo que no le va a gustarle.
—¡Dímelo! —ordenó Kaguya con lágrimas en los ojos, preparándose para lo peor.
—La mala noticia es...es...es...¡Que el cuerpo atrapado tiene una barra metálica clavada en su corazón y era Satori!— y continuó con lágrimas en los ojos—¡Y...y Tsuki ya no está!

Kaguya, al escuchar estas palabras, sintió que su corazón se hizo pedazos y comenzó a llorar sin control cuando trajeron el pedazo del kimono de la pequeña Tsuki un poco manchado de sangre y el cuerpo ya sin vida de Satori cubierto por una sábana blanca. Al igual que ella, las hermanas Watatsuki aparecieron. Esta vez, Toyohime comenzó a ver el cuerpo inerte de la pequeña con lágrimas de ternura y tristeza mientras acariciaba la mejilla de la pelirrosa con los ojos cerrados. Con el dolor en su alma, fue consolada por Yorihime, quien también lamentaba la muerte de Satori y posiblemente la de Tsuki. Al anochecer, todos fueron a la tierra para enterrar el cuerpo en una colina con la esperanza de que Satori pueda descansar en paz.

El dolor era tan grande que incluso Kaguya y Eirin no fueron a asistir a la despedida de la niña. Kaguya comenzó a lamentarse mientras abrazaba el kimono de su hija... Y con su corazón destrozado, susurró estas palabras:

—Tsuki....

¿Puedes escucharme...?

No estoy segura si puedes escucharme...

Lo siento....

Lo siento mucho.

Perdóname por lo que te hice...