Te amo

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Pasé toda la semana sin ver a Nayeon fuera del hospital, solo nos veíamos entre los pasillos del piso 11 y en clase cuando ella estaba asignada para suplir al maestro que necesitaba faltar.

Aún así, intentaba mandarme mensajes, aunque estuviera ocupada y yo intentaba entenderla, debía estar cansada y con sueño como para ser molestada por la torpe Mina.

Aunque por mi parte, cada vez que la veía sentía algo mas fuerte por ella, no Sabía con exactitud lo que Nayeon causaba en mi.

El viernes, tuve clase con ella y pude verla durante toda la hora como explicaba el tema. Me encantaba lo inteligente que era.

- ¡Minari!- me Llamó Nayeon al final de la clase- ¿Me regalas cinco minutos?.

- Te regalo toda mi vida- le dije bajito cuando me Acerqué a ella para que mis compañeros que aún estaban en la sala no escucharan.

- No, torpe, solo necesito 5 minutitos- dijo sonriendo y noté que amaba su sonrisa, la forma en que sus labios se estiraban y sus ojos se arrugaban era simplemente perfecta.

- Okay- dije rodando los ojos aunque divertida.

Recogió sus cosas y yo hice lo mismo, aunque ella con cuidado, yo solo metí todo a la mochila justo como lo tenía en la mesa, Nayeon me vio y rió negando con la cabeza, supongo que mi nivel de torpeza llegaba a límites que ella no esperaba ver.

Al terminar regresé a su lado y esperé a que hablara mientras me sentaba en una de las mesas que estaba frente al escritorio.

- ¿Tienes algo planeado para mañana?- reí.

Mi vida era tan poco entretenida que un sábado por la tarde sin tareas ni exámenes pendientes daba igual, porque nunca hacía planes. Siempre me limitaba a quedarme en casa durmiendo y viendo películas.

- Claro que no- dije en tono de burla.

- ¿Quieres salir?

- ¿Tienes algo planeado?

- De hecho si- sido regalándome una pequeña sonrisa.

- ¿De que se trata?- le pregunte curiosa.

- Sábado en el bosque, con comida rica y una linda fogata por la noche- reí por su emoción

- Suena bien- dije mordiendo mi labio inferior.

- ¿Paso mañana temprano por ti?

- Perfecto- sonreí y le di un rápido beso en los labios- te veo mañana.- dije y salí de la sala para regresar a mi casa.

Llegué lo más pronto que pude esperando encontrar a mi mama de buen humor pero aún no estaba, necesitaba permiso para ir, un fin de semana con Nayeon no podía desperdiciarse.

Subí a mi cuarto para buscar algunas cosas para llevar, básicamente mi pijama y algo para no morir de frio.

Esperé toda la tarde hasta que mis padres volvieran y no sé cómo hice, pero al final terminaron por ceder sin ningún problema.

Fui a dormir temprano, porque Nayeon pasaría por la mañana, aunque no sabía la hora, así que esperaba despertar temprano.

Desperté a las 6 am por una extraña sensación de nerviosismo. Saber que pasaría el fin de semana con Nayeon resultaba increíble y mi cuerpo reaccionaba de una extraña manera ante la idea.

Me vestí con un pantalón calientito, botas y un suéter esperando que fuera suficiente para mantener mi calor y si no, Nayeon tendría que ayudarme con eso.

Todos estaban dormidos aún, así que aproveché para comerme el ultimo tazón de cereal favorito de mi hermano, robar algunos chocolates de la reserva de mi madre y tomar algunas cosas de la cocina por las que mi mamá se habría molestado que comiera.

A las 8 am sonó mi teléfono con el número de Nayeon.

- ¿Hola?

- Mina, estoy aquí, ¿toco a la puerta? ¿Que se supone que haga?.

- No, voy para allá.

Tomé los chocolates y Salí a la puerta a buscarla. La encontré sonriendo delante de la puerta y la saludé con un beso en los labios.

Se alejo de mí un poco y me miró por un par de segundos.

- Te ves muy linda- dijo con una sonrisa tímida.

-Gracias- dije.- no espera, tu también- dije sonrojándome por no decirlo antes.

Sonrió y negó con la cabeza. Quizás ya estaba acostumbrada a mí y no importaba mucho si era tan torpe como siempre o no, quizás eso fue lo que hizo que se enamorara de mí.

Me ayudó a llevar mis cosas a su auto y abrió mi puerta para que entrara y la cerró.

- ¿Sabes que me encantas?- dije sonrojándome

- Claro que sí, tengo ese efecto sobre la gente- me miró y guiñó un ojo.- también me encantas, Mina.

Encendió el auto y comenzó a conducir Hacía la salida de la ciudad.

- ¿Puedes poner algo de música?- preguntó después de un rato de silencio

- Así al menos no me quedo dormida por aburrimiento- dijo recriminando por no hablarle.

- Lo siento- dije sin mirarla

Puse algo de música esperando que le gustara, aunqué ya lo sabía, estos últimos meses habían sido suficientes para conocerla.

- ¿Como te fue en la semana?- pregunté para que no creyera que no me importaba saber de ella.

- Algo aburrida- dijo mirando al frente.- todos tuvieron problemas y yo era la que trabajaba doble para cubrir a los demás.

- ¿Estas cansada?

- Si, algo- respondió.- cuando me siento muy estresada vengo aquí, es como mi lugar de confort, solo que normalmente no traigo a chicas lindas aquí, quizás eso mejore todo un 100%.

- Esperemos que si- dije sonriendo aunque ella no pudiera verme.

Seguimos hablando de cosas sin sentido durante una hora más hasta que llegamos a una cabaña escondida entre el bosque y sin nada más a algunos kilómetros de distancia.

Nayeon bajó primero y me ayudo a mi.

- No es muy grande ni muy linda, pero ayuda a olvidar el estrés- dijo sonriendo.

Bajamos las cosas del maletero del auto y entramos, en realidad era bastante linda. Solo una sala que se veía muy cómoda, la cocina y un comedor, supuse que las habitaciones estaban arriba.

Dejamos las cosas y nos acostamos en los sillones solo a ver pasar las horas, en si eso es lo único que esperábamos hacer todo el fin de semana.

Después de algunas horas hablando nos levantamos para buscar algo de comer y regresamos a la sala, Nayeon se sentó primero y luego yo me acosté poniendo mi cabeza en sus piernas dándome una hermosa cercanía a ella, sentía su perfume envolviendo todo alrededor y de alguna manera me tranquilizaba estar así con ella.

Después de un rato Mi coneja se quedó en silencio y comenzó a acariciar mi cabello y me miraba con ternura.

- Te amo, Mina- me dijo y sentí como mi corazón se detuvo por un segundo y luego se volvió loco.

Me dijo que me amaba, de verdad lo hacía. Sonreí como tonta y sentí mis mejillas arder por el rubor.

-También te amo- le dije y mordí mi labio. No podía ser más feliz.

Mi Doctora Favorita [Minayeon][FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora