LXV

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Cada mañana, es Eren quien usualmente se despierta primero. Con un suave gemido, abre los ojos lentamente y mira la hora en el despertador sobre la mesa de noche. Tienen que ir a trabajar en un par de horas, pero ella decide que aún tienen un poco de tiempo por delante.

Porque Eren no quiere intercambiar nada por el poco tiempo que tiene cada vez que despierta primero.

Parpadea varias veces antes de girar sobre la cama y poder ver el rostro durmiente de Levi. Ella sonríe.

Levi tiene, lo que Eren llama, aunque Levi odia la forma en que tiene de referirse a ellos, tres lindos lunares sobre su hombro izquierdo. Eren lo había descubierto la primera vez que durmieron juntos. A Eren le gusta mirarlos y dibujar sobre ellos solo porque le parecen encantadores.

Después de un momento, Eren se acerca un poco más sin dejar de mirar el rostro relajado de Levi. Suavemente, sin querer molestar su sueño, ella acaricia su nariz puntiaguda con su dedo, pasa por sus labios delgados y sus pestañas sorprendentemente largas.

Ella suspira.

Con sus piernas enredadas entre sí, entre sus sueños Levi atrae la cabeza de Eren contra su cuello. Y ella olfatea su aroma tan calmante, tan pacífico y tan reconfortante.

Pocos minutos después, ella se sienta y aparta las mantas de su cuerpo, aunque la mano de Levi aún se aferra a su cintura. Eren se queda quieta por unos segundos, examinando la complexión de Levi, su respiración suave y constante. Él está desnudo, al menos su mitad superior, y de hecho ella también lo está.

Eren aparta la mano de Levi y se levanta de la cama. Gime por la repentina tensión en sus músculos (a veces ella maldice a Levi por esa irritante y dolorosa sensación, otras veces –la mayoría tal vez– solo se siente satisfecha por el gran trabajo de Levi la noche anterior).

(A ella le gustan mucho esas noches).

Estira un poco sus músculos al ponerse de pie y toma la camisa dos tallas más grande que suele usar para dormir, no teniendo demasiadas ganas de caminar hacia su armario y buscar un cambio decente de ropa, con la camisa cubriendo hasta por debajo de sus glúteos, ella ni siquiera se molesta en cubrir su región inferior.

Al sentir el cuerpo ajeno levantarse, Levi se agita un poco en su sueño. Eren deja de caminar hacia la puerta y deposita un beso de mariposa en la esquina de los labios de Levi. Cuando él no despierta, ella decide que puede dejar un par de besos más sobre su frente, su nariz y de nuevo sus labios, aprovechando la vulnerabilidad que le brinda Levi ahora. O al menos es así como ella lo cree hasta que siente una mano tras su cuello empujándola hacia un beso más apasionado, una sesión completa de ellos.

Eren termina de nuevo sobre el regazo de Levi, la mano de él rodeando su cintura y los brazos de ella rodeando el cuello de Levi.

Entre besos, Levi susurra lo hermosa que se ve Eren cada mañana. Y ella sonríe al escucharlo y profundiza el beso para demostrarle cuánto le agradece que diga eso, y siente una sonrisa asquerosamente orgullosa formarse en los labios de Levi.

(A Eren también le gusta eso, porque sabe que es la única que puede ver esa parte de Levi).

Ella le dice "te quiero" una y otra vez. Luego se detienen tocando sus frentes y dejan que el tiempo pase.

Sus mañanas son hermosas, Eren las aprecia y se siente agradecida por cada detalle de su relación. Incluso cuando atraviesan por malos momentos.

A veces ella se pregunta ¿qué pasará el día en que ella no pueda sostener la mano de Levi, ni besarlo tanto, ni sentir el amor del otro? Sin embargo no es capaz de hallar una respuesta, ni Levi de dársela cuando le pregunta.

Es por eso que Eren ama despertarse primero por las mañanas, porque cada pequeña cosa que comparten es preciosa.

En la ausencia de luz, prometo mantener  el calorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora