En la ausencia de luz, prometo mantener el calor

LXVII

La noche antes de Navidad, Levi, Eren y Mikasa salen de compras por algunos pocos regalos para sus amigos. Mientras se detienen en una pequeña tienda de recuerdos, Eren logra ver una pequeña y muy conocida silueta de una mujer de cabellos claros.

—Voy a estar en la tienda de enfrente — le anuncia a Mikasa, ya que Levi parece bastante ocupado pagando los regalos.

Mikasa le dice que le dirá a Levi y luego la deja marchar.

Eren se acerca a Petra, saludándola con alegría. Petra le regresa el saludo con mucho más ánimo. A diferencia de la última vez que le vio, hace no muchos días, ella luce mucho más contenta. De un modo u otro Petra al final había terminado contándole los problemas que había estado teniendo con Auruo respecto a su relación y él tiempo cada vez más escaso que pasaban juntos. Eren, quien en realidad no es mucho de meterse en relaciones ajenas, había optado por usar uno de los consejos del señor Arlert, sobre siempre hablar de todo con honestidad, incluso los puntos malos, esperando sinceramente que le fuese de ayuda. Ahora Eren puede decir que se han vuelto algo cercano a amigas.

—Así que- ¿Estas de compras? — Indaga Eren después de los saludos formales.

—Oh, sí, estoy con Auruo, aunque él me ha abandonado aquí; tenía que ir al baño — Petra rueda los ojos con diversión —. ¿Qué hay de ti?

—Lo mismo. Compras.

—¿Con tu novio?

Eren asiente. Por alguna razón al ver la sonrisa que no abandona el rostro de Petra, Eren siente que hay algo que quiere contarle. Eso y el hecho de que parece dar pequeños saltitos de emoción en su lugar. Cuando en un intento de rehuir de la mirada insistente de Petra da un vistazo rápido a la tienda en la que están, Eren se da cuenta de algo.

Están en una tienda para bebés.

Oh.

Vuelve a mirar a Petra con la realización marcada en su rostro sorprendido, y Petra con la emoción al fin fluyendo de ella la toma de las manos y amplía su sonrisa. —Estoy embarazada.

Eren le sonríe, realmente contenta. —¡Felicidades! Pero-

—¿Recuerdas lo que dijiste sobre hablar de nuestros problemas? Bueno, estábamos en eso, cuando en el calor del momento me he mareado un segundo, llevaba las últimas semanas no sintiéndome muy bien y creí que era por el trabajo pero en realidad estoy embarazada. Auruo está muy feliz y yo también.

Eren vuelve a sonreírle a Petra y le dice lo mucho que se alegra por ella, y por su relación. Charlan un poco más antes de que Auruo vuelva y Petra tenga que despedirse.

Eren está por volver a donde ha dejado a sus acompañantes cuando siente una mano cálida posarse en su cadera y una voz susurrando a su oído. —¿Qué estas haciendo aquí? ¿Estas pensando en bebés ahora?

—¿Me darías uno si te lo pidiera? — ella se inclina hacia atrás, recargando su cabeza con la de Levi, con una sonrisa pícara.

—¿Qué demonios, Eren? — Levi parpadea, girándose un poco más para enfrentarla. Él había bromeado, esperando recibir algún tipo de comentario astuto o un sonrojo. Todavía no está listo para un compromiso así.

—¿Qué? Solo estaba preguntando para el futuro — Eren se ríe, satisfecha de haberle ganado en su juego; no había preguntado en serio. Fue más un tipo de broma. Han discutido el tema de los bebés una o dos veces antes, pero ambos coinciden en que no es el momento adecuado. Eren apenas aprendiendo a navegar sobre su trabajo y su vida privada. Y aunque el matrimonio no es tan importante como lo fue hace varias generaciones atrás, ella aún quiere casarse antes de tener hijos.

Eso no significa que no sea algo que no quiera en el futuro.

—Maldición, casi me diste un ataque al corazón — Levi suspira.

—Deja de exagerar, Levi — Eren le reprende, divertida —. Estas hablando como un hombre viejo otra vez.

—Y tú cómo una mocosa mimada.

—¿Y? Me amas de todas formas — Un gruñido suave surge cuando Eren entrelaza sus manos y le anima a salir de ahí y unirse a Mikasa quien les espera afuera. Levi mira sus manos entrelazadas sin ser capaz de dejar de pensar en la conversación esclarecedora que acababan de compartir.