LXXXIV

214 33 2
                                    

Según la tradición, Levi debe llevar a su novia al dormitorio en sus brazos. No se trata de estatura o fuerza, sino de cuán dispuesto está a seguir lo que todos hacen en su luna de miel. Levi no toma en cuenta la tradición y lleva a Eren –por lo pronto– a la habitación del hotel que han reservado en el lugar de la recepción con las manos entrelazadas. Por supuesto él ha ido antes para inspeccionar y asegurarse de que todo esté listo. Hay un balcón que revela la vasta extensión del cielo nocturno con todas sus constelaciones.

Eren exclama mientras admira el interior de la habitación. No es exagerado, pero aun así es majestuoso con las nebulosas luces naranjas que enmarcan la acogedora cama. Ella de inmediato se dirige hacia el balcón, donde mira, con la boca abierta, a las estrellas brillantes. —La ciudad luce distinta desde aquí — ella le dice, pues a pesar de que su departamento ofrece una gran vista, no es comparable con la vista que ella obtiene aquí —. Es hermoso, gracias Levi.

Levi le ofrece una de sus raras sonrisas y toma su rostro entre sus manos. —Esto no es nada comparado a donde iremos realmente. Siempre he querido ver el océano con alguien especial.

—Te amo — se ríe Eren, las lágrimas brotan de las esquinas de sus ojos. —Así como mucho. Más de lo que nunca sabrás.

Decidiendo que es el momento perfecto, Levi se abalanza y captura los labios de Eren. No van despacio esta noche. En un instante, la lengua de Levi persuade a Eren para que permita su entrada, y ella se lo da, gimiendo ante el cálido contacto. Los sonidos que hace ella envían un hormigueo a la columna vertebral de Levi cuando él los maniobra hacia la cama.

Él presiona otro beso mientras se aleja de ella, admirando su expresión sonrojada y sus labios ahora hinchados. Eren jadea pesadamente mientras Levi la ayuda a quitarse la ropa que tiene. —Levi — murmura ella, sus respiraciones cayendo cerca una de la otra. Ella alcanza su corbata y se la quita suavemente, junto con la ropa que tiene en su mitad superior. Eren traza los brazos de Levi con sus delgados dedos, como la primera vez, mientras Levi ajusta su posición a horcajadas. Una vez más, Levi se inclina, saboreando más los labios de su esposa. Sus lenguas se unen y Eren no puede hacer nada más que envolver el cuello de Levi con sus brazos.

Levi murmura un Eren mientras desciende hacia su cuello. Sus labios se aferraran a ese lugar, mordiendo y marcando en el camino. Él trata de ser lo más gentil posible, pero su moderación no dura más. Tan pronto como él presiona sus dientes por su hombro, su lengua sale disparada para probar el sudor en su impecable piel. Solo él puede marcar a Eren así.

Levi no duda en continuar su camino hacia abajo, lamiendo la piel que se ve. Cuando llega a su destino, busca confirmación y se excita aún más cuando ve a Eren jadeando, con los ojos cerrados y la boca abierta. Ella agarra las sábanas con demasiada fuerza, y Levi baja la cabeza para probar lo que es suyo.

Después de un largo momento, Levi se levanta para besarla, hundiéndose en las profundidades de la boca de Eren y haciéndole saber lo adictivo que es su sabor. Eren apenas contiene su gemido, y esta vez, ella envuelve sus piernas alrededor de la cintura de Levi para mantenerlo más cerca. Hay demasiadas sensaciones sucediendo al mismo tiempo, y Eren se ahoga en ellas, haciendo eco de su placer nebuloso junto a la oreja de Levi.

Él se alinea lentamente contra su entrada, y se dirige hacia su fuerte calor. Eren abre su boca en un grito silencioso mientras Levi desciende más profundo. Apenas puede retirarse cuando vuelve a empujar, y se pregunta, no por primera vez, cómo logró restringirse en el pasado para volverse uno con Eren cuando esto es todo lo que necesitan para estar completos.

Ellos se besan con fiereza, sus lenguas deslizándose entre sí en una salvaje armonía. Los embates de Levi se vuelven erráticos y frenéticos a medida que se acerca a su propia liberación, y él sabe que Eren también está al borde, sus piernas tiemblan y más de sus gemidos se derraman de sus labios. Finalmente, Eren llega primero, sus sustancias cubren la virilidad de Levi en el interior con calor. Levi entierra su cara en su hombro y gruñe cuando él entra en ella. Eren se estremece notablemente por el calor que cubre sus entrañas, y antes de que Levi pueda desplomarse contra su forma con cansancio, se retira y se asienta en el espacio a su lado, cubriéndolos con una manta que rápidamente ha sacado del extremo más alejado de la cama.

Eren se estremece contra él mientras descansa sus manos en sus caderas y su cabeza contra su pecho. Con los ojos revoloteando, Eren murmura: —Te amo — antes de que él la envuelva con sus brazos, sucumbiendo a dormir también.

En la ausencia de luz, prometo mantener  el calorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora