Pasaron dos meses y contra todos los pronósticos, Graham continuaba recibiendo cuidados domiciliarios. Sin protestas, llantos o berrinches. Sin negarse a comer, hablar u obedecer las recomendaciones terapéuticas. Ninguna de las conductas que le habían hecho ganar su merecida fama de paciente revoltoso se interponía ahora en su tratamiento.
Su familia estaba tan feliz como asombrada. En especial Pauline, su madre. Ella jamás había confiado en el proyecto. Consciente de su historial, suponía que Graham acabaría sistemáticamente con la paciencia de cada uno de los acompañantes que le enviasen. Nunca imaginó que su hijo accedería de tan buen grado. Y tampoco imaginó los cambios que sobrevendrían luego. Tras varios años de negarse a ello, Graham había accedido a comer junto a su familia. Todas las buenas cualidades que parecían sepultadas por el peso de la enfermedad volvían a ser visibles ahora.
En ocasiones, abandonaba su cuarto durante el día. Y eso había hecho esa tarde en la que bajó a esperar la llegada de su enfermero.
-¡Graham!- exclamó Alex sorprendido de que fuese él quien le abriese la puerta- ¡Has bajado!
-Sí...- dijo tímidamente- pensé que sería un buen momento...hoy no siento mucho dolor.
-Has hecho muy bien- dijo su enfermero saludándolo- estoy muy orgulloso.
Y Graham sonrió arrobado con el entusiasmo de un cachorro al que premian por sus logros.
Subieron juntos las escaleras y ya en la habitación, Alex comenzó a practicarle los controles de rutina. Un rato después, su teléfono sonó. Era Damon. Instintivamente, se preocupó. Jamás lo importunaba mientras trabajaba. Si había creído preciso llamarlo, sin duda tendría algo muy importante que decirle.
-Discúlpame un momento, Graham. Creo que podría ser algo serio- dijo excusándose antes de dejar el cuarto.
Cerró la puerta al salir y respondió el llamado. Oyó la voz desesperada de Damon.
-¡Alex!
-Sí, ¿qué ocurre?
-El señor Miller estuvo aquí...
-¿Hablaste con él?- preguntó tenso. Sabía que esa conversación no podía seguir postergándose.
-Dejó un ultimátum. Ya no puede mantener el precio de la renta. O pagamos un 20% más, como el resto de sus inquilinos o tendremos que dejar el apartamento.
-¡¿Veinte por ciento!?- dijo casi gritando- ¿¡Qué renta aumenta un 20% de una sola vez!?
-¿Olvidas cuántos aumentos dejó pasar con la promesa de que nos pondríamos al día lo más pronto posible?
-Pero no puede cobrarnos todo de una vez...
-Sabes que puede...y tiene interesados en el apartamento en caso que no paguemos.
-Tendremos que irnos- dijo Alex soltando un hondo suspiro.
-Ni siquiera podemos pagar una mudanza. ¿Acaso también vamos a perder nuestras cosas?- preguntó con desasosiego- Pide un adelanto, Alex. Yo haré lo mismo...
-A mí me paga el hospital, no la familia Coxon. Tramitar un adelanto en la oficina de personal me tomaría una semana.
Su voz preocupada se oía tras la puerta. Desde su cama, Graham no pudo evitar escuchar la mención a una renta que no podía ser pagada. Y la seriedad del asunto lo llevó a levantarse y apostarse junto a la entrada. No comprendía los detalles ni había escuchado cifras pero le resultaba evidente que Alex necesitaba dinero o afrontaría problemas.
Entonces, no lo dudó. Temeroso de que su enfermero diera por terminada la conversación, caminó tan a prisa como pudo hacia aquellos cajones rebosantes del dinero acumulado por tanto tiempo. Tomó cuatro fajos de billetes y los ocultó en el maletín de Alex. Para cuando volvió a entrar, encontró a Graham en su cama ojeando despreocupadamente el periódico del día.
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El Paciente
FanfictionUna historia de amor y ambición. Ships: Dalex (Damon x Alex) - Gralex. Bienvenidos a un nuevo fanfic. Los invito a acompañarme en este recorrido en donde como siempre, sus lecturas y comentarios se valoran y agradecen. Pasen y vean. Idea original. ...