Capítulo 9

294 31 45
                                    

Graham tomó su baño cómodamente y a solas. Tras secarse, volvió a ponerse la bata y llamó a su enfermero que sin demoras ni dificultad lo ayudó a llegar hasta su cama evitando que depositara el peso del cuerpo sobre su pie. Salió nuevamente de la habitación a la espera de que acabara de vestirse y a su llamado, volvió a entrar.

Horas después, todas las actividades del día habían sido completadas. A decir verdad, pudo terminar mucho antes pero la compañía de Graham había logrado retenerlo allí haciéndole perder la noción del tiempo. Sólo habían pasado veinticuatro horas y ya nada parecía quedar de aquel mocoso caprichoso y poco dispuesto a colaborar. Alex apenas podía creer que ese chico manso y de risa fácil había sido un dolor de cabeza para varios de sus mejores colegas.

Comprobó con agrado que además de pintar, también tenía talento para la música. No pensó que un día de trabajo podría convertirse nunca en una velada tan agradable, disfrutando de un té al son de su guitarra. Tocaba muy bien aunque no lograba recordar que ninguno de sus colegas lo hubiese mencionado.

De no haber girado la cabeza por azar hasta dar con el reloj de pared, jamás hubiese notado lo tarde que se había hecho.

-Es tardísimo, Graham...- dijo poniéndose de pie de un salto- entre la conversación y la música la hora se ha ido volando.

-También a mí se me ha pasado muy rápido la tarde- respondió dejando de tocar mientras un aura de melancolía invadía su mirada.

-Adiós, Graham...- se despidió Alex dejando un beso sobre su frente.

-Adiós, Alex...que tengas buena noche- dijo recordando que su enfermero había descansado tan mal.

-Tú también, pequeño.

-Lo intentaré...pero no será una noche fácil...

-¿Por qué?- preguntó Alex confundido.

-¿No escuchaste el reporte meteorológico?

No lo había oído. Casi nunca lo hacía. ¿Pero qué evento tan terrible podría estar pronosticado?

-No...no lo escuché...¿acaso se espera algo serio?- preguntó preocupado.

-Habrá tormentas, Alex. Tormentas eléctricas.

-No sería Londres sin lluvia, ¿verdad?

-Tormentas- repitió- no simples lluvias.

-¿Y qué hay con eso? ¿Se esperan anegamientos o algo?

-No...es que yo...yo...le temo a las tormentas...y a los truenos- dijo bajando la mirada, casi arrepentido haber revelado un temor tan infantil acerca del que nadie más sabía.

-¿De veras?- preguntó Alex sorprendido.

-¡Sí! ¡Y no te rías!- protestó visiblemente irritado.

-Pero si no me he reído...- dijo notando que Graham lo miraba de soslayo- escucha, todos tememos a algo...en ocasiones a varias cosas. No debes avergonzarte. Te aseguro que si pudiera, me quedaría contigo esta noche.

-Pues...gracias...- respondió regalándole una breve sonrisa.

No estaba acostumbrado a recibir un trato tan amistoso, no de parte de alguien que no fuese de su familia. 

-Pensé...pensé que te mofarías, Alex...

Su enfermero sonrió.

-Procura oír música con auriculares mientras dure la tormenta, te ayudará...- dijo antes de dejar un segundo beso sobre su cabello y abandonar el cuarto.

El PacienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora