En los meses que siguieron, Alex comenzó a habitar universos paralelos. Aquel que solía compartir con Damon. Y el de Graham. Una pasión diferente a todas las que había vivido...y vaya que había vivido. Una unión inesperada, casi insólita, en la que por primera vez se entrelazaban amor y deseo.
Graham lo adoraba. En sólo unos meses, sabía más de él que Damon en dos años. Se interesaba por sus gustos, preocupaciones, anhelos y problemas. Atendía con devoción a cada una de sus ideas. Nadie lo había escuchado así nunca. Y nadie le había demostrado tanto amor, con sus gestos, sus palabras y hasta sus silencios. Se había convertido en un verdadero compañero cuya ausencia ya no podía concebir. Con frecuencia se sorprendía a sí mismo pensando en él a cualquier hora y por los motivos más triviales. "Se lo contaré a Graham", se decía tras ver o escuchar algo interesante. Sin proponérselo, organizó su vida en función de aquel "paciente" y sus necesidades, que había hecho propias. Descubrió que le gustaba cada uno de sus detalles, incluso los que otrora le desagradaran. Aquel candor que le había causado risa y hasta algo de sorna. Esas inocentes pero efectivas artimañas de "mocoso malcriado" con las que torcía voluntades y todo lo conseguía.
Como nunca antes, a su lado sentía que podía ser él mismo, sin nada que ocultar. Pero sin embargo había mucho que esconder. El secreto que forzosamente debía callar era la única mancha que enturbiaba su amor. Aquel secreto junto al incesante temor de que un día cualquiera, Damon diera por terminada su paciencia y revelara aquello que Graham jamás estaría listo para oír. Una verdad que probablemente los alejaría para siempre y de la peor manera.
El amor que los unía se parecía poco a la pasión que compartía con Damon. Y cómo podría asemejarse siendo ellos tan distintos. El pequeño mundo que había construido junto a Damon apenas traspasaba los límites de la alcoba. Fuera de ella, apenas se conocían. Era un mundo vertiginoso y abrasador del que había gozado por dos años y del que no renegaba. Pero aquel universo que él mismo supo elegir y edificar ahora lo mantenía prisionero. Alejarse de Damon no parecía una opción. No ante el peligro de que revelase a Graham la farsa que habían montado juntos su amor y su amigo. Y sabía que Damon era capaz de hacerlo. Para bien o para mal, él siempre cumplía sus promesas.
Dejó que los meses pasaran, con la esperanza de hastiar a Damon y convencerlo de que su unión con Graham no estaba destinada a ser, en términos materiales, todo lo fructífera que habían imaginado. Pero olvidaba que la amistad con Damon se fortalecía, alimentada por el paso del tiempo y la intimidad compartida. Graham lo había tomado como confidente de todas aquellas cosas que, según creía, no podía contar a nadie más que a él. Y Damon, a disgusto, lo escuchaba. No le agradaba conocer los más íntimos detalles pero sabía que era la única y mejor forma de monitorear los pasos de Alex y asegurarse que los beneficios que pudiese obtener de su enamorado se hicieran extensivos a los dos y no sólo a él.
La influencia de Damon y su "desinteresado" consejo no se hicieron esperar. Poco después de regresar a Londres, la pareja cayó en la cuenta de que debían proveerse de un lugar para sus encuentros, un lugar fuera de la residencia familiar. Graham conocía bien a sus padres y sabía que no tendrían reparo alguno contra su incipiente relación. La aprobarían y celebrarían, en especial su padre que no ansiaba otra cosa que ver a su hijo disfrutando de todas las cosas bellas y normales que la vida depara a un joven.
-¿Por qué no quieres que mis padres lo sepan, Alex? Ellos no son mojigatos. ¿O acaso piensas que te preguntarán cuáles son tus intenciones con su hijo?- dijo riendo.
-Espero que no lo hagan- respondió avanzando sobre él y pegando su cuerpo contra el suyo- porque mis intenciones contigo no podrían ser peores- y tomándolo por la nuca lo besó hasta dejarlo sin aliento.
Graham le echó los brazos al cuello y escondiendo el rostro sobre su hombro le susurró al oído.
-Malas intenciones y buenas erecciones son una combinación que cualquier padre inteligente sabría apreciar, Alex...- y su risa pícara mezclada con una pizca de pudor invadió el cuarto.
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El Paciente
FanfictionUna historia de amor y ambición. Ships: Dalex (Damon x Alex) - Gralex. Bienvenidos a un nuevo fanfic. Los invito a acompañarme en este recorrido en donde como siempre, sus lecturas y comentarios se valoran y agradecen. Pasen y vean. Idea original. ...