Graham no cabía en sí de tanta felicidad y apenas Alex dejó la casa corrió hacia el teléfono. Deseaba compartir su alegría, ahora que tenía con quien hacerlo. Damon era su amigo, su primer y único amigo. Desde el día en que se conocieron, siempre había estado allí para él y debía enterarse cuanto antes. Sonrió de sólo pensar en lo contento que estaría al recibir la noticia. Siendo amigo suyo y familiar de Alex no podría desear otra cosa más que el bien de los dos.
-¿¡Qué!?- gritó sorprendido- ¿¡Irás con él a Bournemouth!? Te juro que jamás me comentó que planeaba esto.
-Creo que acaba de decidirlo...- respondió con timidez, recordando cómo lo había resuelto.
-¿Así...de repente?
Graham sintió vergüenza de relatar la escena que había tenido lugar entre los dos hacía sólo un rato. Pero Damon era lo suficientemente astuto como para intuirlo con claridad.
-Imagino que vio tu cara al enterarte que se iría...y no ha podido resistirse- dijo haciendo esfuerzos para no traslucir que se mofaba.
Graham rió nerviosamente.
-Creo que...creo que ha sucedido algo como eso.
-Pues me alegra...me alegra tanto...por los dos- replicó sin un ápice de vergüenza- aunque no me lo haya dicho, sé que él desea esto. Te lo dije antes y lo repito ahora. ¡No dejes pasar la ocasión, Graham!- añadió con picardía.
-¡Damon!- gritó abochornado.
-Lo siento, lo siento- dijo ensayando una risa- es sólo que ustedes dos me impacientan.
Y vaya que estaba impaciente ante la parsimonia de Alex. De haber estado en su lugar, hacía ya tiempo hubiese esquilmado a ese niño rico y antojadizo.
-Damon...hay algo...algo que me gustaría preguntarte.
-¿Qué, Gra?- dijo en el tono de consejero con que solía dirigirse a él.
-Es el aniversario de sus padres y sólo unos días después su papá cumplirá años. Tú conoces a tus tíos, ¿podrías ayudarme a encontrar obsequios para esas ocasiones? He pensado mucho y no sé qué regalarles...y ahora el tiempo apremia.
"Mis tíos", pensó Damon riendo para sus adentros. Los conocía, de hecho. La pareja le tenía aprecio y no ignoraba el vínculo que compartía con su hijo mayor.
-¿Sabes que los 30 años de matrimonio representan las bodas de perlas?- sugirió. Era cierto pero su intención no era otra que obtener los obsequios más costosos posibles.
-No lo sabía...pero me das una gran idea.
"Mordió", pensó Damon sonriente.
-¿En qué has pensado?
-Bueno...tal vez unos pendientes de perlas para ella y unos gemelos de perlas para su padre.
-Eso será un detalle muy bonito, Graham- dijo casi sorprendido ante lo fácil que podía ser sacar provecho de él.
-¿Qué clase de pendientes le gustan a tu tía, Damon?
"Ojalá alguna vez hubiese reparado en los pendientes de mi suegra", pensó y ante la duda respondió.
-Refinados...algo elegante.
-Bien...- murmuró Graham tomando nota de las sugerencias- ¿y qué hay de tu tío? ¿Qué crees que sería apropiado para su cumpleaños?
Damon pensó un rato. A su suegro –devenido convenientemente en tío- le gustaba el fútbol. Entonces sugirió.
-¿Qué tal un jersey de la selección nacional? Adora el fútbol y pronto comenzará la Copa Europea. Puedo imaginarlo usándola mientras ve los partidos por televisión. No te sobra el tiempo y es algo que puedes conseguir en un santiamén.
-¡Damon, gracias!- exclamó emocionado- Jamás se me hubiese ocurrido. De verdad no sé cómo agradecerte lo mucho que siempre me ayudas.
-Pierde cuidado, Graham. ¿Para qué estamos los amigos?
Alex llegó a casa y su pareja lo recibió con el ardor de costumbre. No hablaron de Graham, de su llamado ni de su pronta partida. Pacientemente, Damon esperaba que Alex hablase. Lo estaba poniendo a prueba. Si no revelaba que viajaría con su paciente sería un claro indicio de lo que ya sospechaba: lo había dejado fuera del plan, del plan que él mismo elucubró para beneficio de los dos pero que Alex parecía estar llevando adelante para su propio provecho.
-¿Qué tal tu día, cariño?- preguntó Damon mientras cenaban.
-Lo de siempre. Otro día aburrido con Graham- dijo sin intenciones de ahondar en detalles.
-Pensé que al menos te agradaba...
-Es un buen chico. ¿Acaso olvidas cuánto nos ayudó en los malos momentos? Pero aún así, me aburre su compañía- sabía que mentir era la mejor opción en este caso.
-Lo importante es que tú sigas agradándole a él- respondió dejando en claro que sus planes seguían tan vigentes como siempre- el hecho de que él pueda gustarte me inquieta un poco- dijo y era una advertencia.
-Has visto lo enfermo que está, ¿no? ¿Ni eso te tranquiliza?
-No negarás que a veces tienes gustos retorcidos, Alex...
Sus pequeños ojos negros se posaron sobre los de Damon. Aquella insinuación le molestaba. Le irritaba el mensaje contenido entre líneas, la forma en que sugería que era necesario tener "gustos retorcidos" para reparar en Graham. Aún así calló. Pero Damon prosiguió.
-¿Le has dicho que tomarás licencia?
-Sí- respondió lacónico.
-Imagino que te ha hecho una escena...
Alex se aclaró la garganta, nervioso. Damon era muy bueno escrutando a las personas.
-Lo ha tomado bien.
-Pues me alegro por ti. Ahora sí podrás gozar de unos días sin su irritante vocecita.
Dijo esto y no volvió a hablar del tema. No tenía caso hacerlo. Alex mentía y lo seguiría haciendo. Del mismo modo en que probablemente reservaría para sí los beneficios que pudiera obtener de Graham. Revelar lo que sabía y reñir era una estrategia tan estéril como tonta. Ya tomaría cartas en el asunto. Sabía que aún tenía el control de la situación.
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El Paciente
Hayran KurguUna historia de amor y ambición. Ships: Dalex (Damon x Alex) - Gralex. Bienvenidos a un nuevo fanfic. Los invito a acompañarme en este recorrido en donde como siempre, sus lecturas y comentarios se valoran y agradecen. Pasen y vean. Idea original. ...