Capítulo 42

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Esa misma noche, apenas llegó Dave, Alex se retiró por un momento. Fue a su apartamento y tomó algo de ropa, dispuesto a instalarse en el hospital. No contaba con que Damon estaría allí, lejos de la comodidad de Notting Hill y probablemente esperándolo.

Caminó hacia la habitación fingiendo no verlo pero Damon corrió tras él. Vio a Alex de espaldas, armando una maleta.

-¿Adonde vas?- preguntó con el rostro desencajado, ignorando la reciente internación de Graham.

-Con Graham, me necesita- respondió secamente, sin siquiera voltearse y poco dispuesto a revelar su nuevo paradero. Lo último que deseaba era un escándalo en el hospital.

Damon dejó escapar una risita irónica.

-Te necesita...- repitió taciturno- él no necesita nada...no tiene idea de lo que es necesitar algo...

-Tú que sabes, Damon...- respondió con fastidio, volteándose al fin- él...

-Él siempre lo ha tenido todo- se apresuró a completar- y ahora...ahora te tiene a ti...- dijo y Alex creyó oír su voz quebrarse por un momento.

Caminó nerviosamente por el cuarto, mesándose el cabello. El piso parecía vibrar bajo sus pasos mientras Alex, indolente, continuaba empacando.

-¿¡Por qué mierda tiene que quedarse con todo!? ¿¡Por qué!?- gritó Damon de repente y no parecía dirigirse a nadie en particular.

-¿¡Quedarse con todo!?- dijo Alex con gesto de asombro y volteándose otra vez- ¿¡Acaso te parece que has tomado poco de él!?

-He tomado un poco, sí. ¿Y qué?- replicó iracundo- He tomado un poco y él...él me lo ha quitado todo.

-Querías dinero y lo tienes. Un empleo, una carrera, contactos. Vives donde y como te gusta...gracias a él. Te ha dado hasta su amistad y su confianza. Y dices que te lo ha quitado todo...

-Yo te quiero a ti más que a todo eso- hizo una pausa hasta que el nudo en su garganta se deshizo- todo lo que planee, todo lo que conseguí...era para nosotros, Alex. Nosotros...- confesó hundiendo su mirada en el piso.

Su compañero lo miró sin saber qué decir. Se habían convertido en dos maestros del engaño al punto en que ya no podían creer el uno en el otro.

No sabía si Damon mentía o decía la verdad. Sólo sabía que Graham yacía ahora en una cama de hospital. Y que ninguno de ellos era ajeno a eso.

-Tengo que irme- dijo de pronto y tomando su maleta, enfiló hacia la puerta.

-¡Alex! ¡Alex!- gritó Damon- ¿Adonde vas?

Apuró la marcha, sin responder. Oyó tras él los pasos de Damon por un instante y luego, sólo sollozos.


Regresó al hospital. Notó la mirada de Dave fija en su maleta.

-¿Te preguntas por qué lo hago?- dijo observando el rostro impávido de su amigo que no había pronunciado palabra.

-No- contestó Dave sin dudarlo- es obvio. Hay una sola razón para algo como esto.

Y sin más dejó el cuarto para proveerse de insumos.


La compañía de Dave en las noches lo ayudaba a sobrellevar la espera y el deterioro de Graham, cada vez más visible.

Una madrugada, pareció recuperar la consciencia. Alex lo tomó con cuidado, alejándolo un poco del lecho. Lo estrechó suavemente contra sí, murmurando a su oído súplicas y palabras de amor que no había pronunciado nunca y cuya existencia había desconocido hasta entonces. Desde lejos, Dave podía notar que el paciente mantenía los ojos abiertos y que pese a la convalecencia, todavía podía permanecer sentado. Pero aún así, no se movía.

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