44. El nombre de Anderson.

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Gracias por su voto. 💖

— ¿Estas lista? — Le preguntó Megan a Anderson, quien llevaba unos tenis muy cómodos, una camisa coqueta y ajustada a petición de Megan un poco de maquillaje nada exagerado más que un poco de labial y base. Había logrado salir más temprano y gracias a una mesera que cambió su turno pudo plantearse ir a la fiesta de Chris.

— Eso creo. — Susurro Anderson mientras se aseguraba que su celular no se callera de ese Jeans tan apretado, pero que la dejaba caminar a su comodidad que decidió usar esa noche.

Cuando entró, la casa de Chris ni siquiera parecía lo que era, las luces que se paseaban por la casa mientras los adolescentes bailaban en el espacioso salón, muchos ya estaban alcoholizados, al igual que las chicas Stacy y Brittany que bailaban casi quitándose la ropa en el salón, sus amigas eran alocadas y les encantaba tener la atención.

— Oh ahí estas. — Megan saltó a los brazos de su novio emocionada, esos se perdieron entre la pista de baile, Mejor conocido como salón.

Wyatt llegó más tarde y solo se recordó que vino en realidad por Anderson, algo le decía que la noche no iría nada bien. Cuando entró vio a Chris bailando en el salón y le pareció extraño, si él fuera el novio de Anderson no se despegaría de ella en un solo segundo.

Anderson no podía evitarlo atraía las miradas, aunque ella no fuera coqueta. Tomó una cerveza, fue al patio exterior buscándola y ahí estaba sentada en las escaleras, tomando una soda embotellada.

Sus labios estaban suavemente coloreados de rojo al igual que sus mejillas y nariz por el frío, su cuerpo estaba perfectamente contorneado por esa camisa que le pedía a gritos quitársela, decidió sacar esos pensamientos de su mente antes de saltar a intentar algo con la novia de un compañero, él no era como Chris.

— ¿Te parece aburrido? — Ella asintió.

— Da un poco de asco, no te voy a mentir, pero estoy acostumbrada así se pone en el bar a veces. — Dijo ella riendo. — La otra vez me mandaron a trapear los baños, y no sabes con lo que me encontré, creo que la inocencia de mis ojos desapareció ahí mismo. — Dijo dramática. Wyatt soltó una carcajada.

— ¿Y Chris? —

— Adentro, quizás bailando. — Mencionó.

— ¿Tú no bailas? — Pregunto tomando su mano y haciéndola levantarse.

— Lo único que se bailar, son bailes lentos. — Admitió con vergüenza.

— Bien entonces bailemos eso. — Sonrió, poniendo una mano en su cintura y con la otra sujeto su mano, ellos no bailaban al ritmo de la música.

— ¿No duele? — Le preguntó a Wyatt por sus manos que ya no necesitaban vendas, ni curitas, las heridas ya se estaban sanando.

— Lo he pasado peor. —

— Pobres manos de dibujante. Gracias por ayudarme. — Le sonrió Anderson y besó su mano más lastimada con ternura.

Causando conmoción en Wyatt. Él había tenido mucho sexo con muchas chicas, algunas habían chupado sus dedos de manera obscena, otras solo lo llamaban cuando querían o necesitaban para algo estúpido o alardear haber dormido con él. No eran sinceras y cuando intentaba tener algo serio con alguna lo terminaban arruinando con Chris.

Cuando él estaba herido nadie había cuidado de sus heridas, y mucho menos habían notado lo mucho que le gustaba dibujar, nadie había besado sus manos heridas. Nadie excepto Anderson. Él le sonrió embobado y ella devolvió esa sonrisa.

— Esto es tierno. — Mencionó Anderson sonrojada, viéndolo totalmente sonriente. — Definitivamente eres el mejor. — Dijo riendo mientras Wyatt le daba una vuelta y la hacía pegar más a su cuerpo, en un baile lento, pero muy íntimo.

— ¿Mejor que Chris? — Pregunto Wyatt en su oído cuando ella se recostó en su pecho.

— No se lo menciones, pero sí. Él es un poco, dejémoslo que no se da cuenta cuando sus amigos necesitan ayuda. Y tú llegas a veces y me has salvado de muchas. — Admitió ella sonriente. — Seguramente no me asombraría que hayas sido un Ángel en tu vida pasada. — Rio Anderson. Wyatt carcajeo.

— Tal vez un Demonio. — Ella negó.

— Yo quizás. — Dijo poniendo mala cara. — Lilith es el nombre de un Demonio según la mitología mesopotámica. — Dijo de mala gana, y Wyatt enarcó una ceja sonriente. — Por eso no me gusta que la gente sepa mi nombre. — Dijo con un puchero adorable.

— A mí me parece más el nombre de un Ángel. — Anderson hasta entonces se percató de la distancia del rostro de Wyatt, parecía el momento perfecto para besarla. Él hubiera roto su propio código moral por Anderson, no le importaría lo que pensaran los demás o el resto. No le importaría que la chica tuviera novio.

— ¿Chicos? — Stacy y Chris llegaron, Anderson volteó a ver a su novio sonriente. Y se alejó de Wyatt rápidamente, Wyatt no iba a negar que aquello le había tocado los cojones como dicen.

— Hola. — Le saludó Anderson a su novio quien casi no caminaba bien. — ¿Estas bien? — Le pregunto preocupada.

— No lo sé. — Sonrió besándola. Anderson notó en sus labios el sabor a alcohol. — ¿Vamos a bailar? — Chris tenía curiosidad por el cuerpo de la chica restregándose con el suyo.

— No se bailar. — Negó ella, Chris no pudo evitar la molestia parecía de lo más tranquila con Wyatt.

— Entonces vamos a un lugar tranquilo como mi habitación. — Pidió casi arrastrándola, entre empujones con otros adolescentes que llenaban la casa lograron llegar. Anderson miró maravillada el interior, era una habitación espaciosa incluso más grande que su cocina y comedor juntos, Chris se sentó en la cama y le indico a Anderson con las palmas de su mano que hiciera lo mismo.

— Estás hermosa. — Murmuró cerca de su rostro.

— Gracias. — Admitió ella notando lo dilatados que estaban los ojos de su novio. Chris se acercó a besarla, besó que ella correspondía, para estar un poco alcoholizado, Chris sabía en dónde poner sus manos, la sujeto de las caderas y la hizo sentar en sus piernas.

— Eres tan bonita como un Ángel. — Murmuró, y ella sonrió pasando sus manos atrás de su cuello. La puerta se abrió abruptamente y Wyatt con Stacy aparecieron, Wyatt tenía cierto brillo de decepción al ver en la posición en la que los adolescentes estaban.

— No quise interrumpir. — Murmuró con su voz ronca volvió a salir, y a Anderson le pareció extraña la actitud parecía muy molesto.

— Esta loco, ignóralo. — Dijo Chris paseando sus manos por las caderas y cintura de la chica, cuando la hizo sentar lo suficiente como para rozar su erección con su trasero, Anderson se detuvo de besarlo. Le dio una sonrisa tímida, y se levantó de sus piernas.

— Creo que hay que detenernos.— Mencionó ella. — Vamos afuera. — Pidió avergonzada.

— ¿Qué? ¿Por qué? — Dijo el levantándose a plantar varios besos en el rostro de la chica tiernamente. — Si es por protección. — Levantó el sobre plateado en su mano, Anderson enarcó una ceja.

— Es solo que debemos tener paciencia esta es mi primera relación y creo que lo adecuado es para...— Chris no la dejó terminar mientras le plantó otro beso.

— ¿Acaso no nos queremos? Eso es suficiente, me encantas, tú me adoras y tenemos una linda relación, amarnos es el siguiente paso. ¿Qué acaso tu no quieres amarme? —

— Sí, pero no...— La volvió a interrumpir mientras la sujetaba para llevarla otra vez a la cama. — No en serio Chris, Ya es suficiente. Te quiero, pero yo aún no estoy lista. Te veré mañana si puedo cuando el alcohol desaparezca por tu sistema. — Se limitó a decir saliendo y soltando un portazo.

Pensó en buscar a Megan quien la había traído para que la fuera a dejar, pero recordó que andaba con su novio y no quería molestar, vio a Edward muy relajado hablando con una chica al otro pasillo se aseguró que no bebiera nada de alcohol, y luego decidió buscar a Wyatt, el traía su moto.

Lo busco por el piso inferior y subió por donde lo había visto con Stacy la última vez. Una puerta tenía una chaqueta colgada fuera que Anderson reconocía como la de Wyatt.

Así que entro a la habitación y lo que vio no le agrado del todo, Wyatt estaba medio desnudo, sin la camisa y el pantalón a sus pies, Stacy cabalgando sobre él, mientras esta se movía sin nada más que una falda muy corta sobre él, y sonreía al mismo tiempo. Wyatt tenía los ojos cerrados, con sus manos sobre la cintura de Stacy, Stacy si vio a Anderson por el rabillo del ojo. Anderson susurró un muy poco audible Lo siento.

Cerró la puerta con rapidez. ¿La chaqueta en el perno de la puerta significaba que alguien estaba ocupado teniendo sexo dentro? Había aprendido cosas nuevas ese día, como le había dicho Johnny había aprendido a decir firmemente que no a pesar de lo mucho que le gustara el chico, a que hay amigos que pueden tener algo aunque ni se note.

Ella no sabía que Wyatt tenía algo con Stacy. Y le asombraba que aquel no se lo hubiera dicho, ¿Porqué no se lo había dicho acaso no era su amiga? Se resignó y salió por la puerta caminando, lo bueno es que la salida y un punto de taxis no estaba lejos.

— ¿Quieres que te lleve Anderson? — Pregunto un chico de ojos grises que Anderson ya conocía. — No sé si me recuerdas. —

— Ah si te recuerdo, trabajamos juntos en Biología. — Mencionó Anderson sonriente. — ¿Tu eres Montgomery, cierto? —

— Llámame Brad. — Pidió este sonriente en su moto. — ¿Quieres que te lleve? ¿Cómo es que tu novio te deja ir sola así como así? — Dijo directamente con una sonrisa en el rostro.

— Creo que él no sabe que me estoy yendo. — Mencionó Anderson.

— Bueno, súbete no vives lejos de mí. — Mencionó este y Anderson frunció el ceño.

— ¿Enserio? — Este asintió.

— Te he visto entrar a tu casa varias veces. — Dijo y Anderson tomó el casco que le ofrecía poniéndoselo.

— Ya le envié un mensaje a alguien si no llegó a casa a salvo, te buscarán. — Mencionó Anderson con una voz mística haciendo reír a Brad y subiendo con él.

— Tranquila, llegarás sana y salva. —

Y definitivamente él sabía dónde vivía porque estacionó frente a su casa.

— Gracias, de verdad que no tenía idea de que vivías por aquí. — Mencionó Anderson contrariada, pero se había ahorrado el dinero del taxi.

— Si esa casa celeste es la mía. — Le apuntó y ella asintió. — Cualquier cosa puedes ir a buscarme. — Ella asintió sonriente. — De hecho. Préstame tu teléfono. — Pidió el apuntando su celular. — Ella se lo pasó y el anotó su número en él. — Cualquier cosa ese es mi numero puedes llamarme. — Ella asintió. Su agenda telefónica estaba teniendo más contactos y no le molestaba del todo.

— Gracias por traerme, has sido muy amable. — Dijo ella sonriente mientras ingresaba a su casa y Brad se iba a la suya.

Llegó a su casa relativamente relajada, había cosas que le había asombrado. Como ¿Por qué nunca había visto a Brad por el vecindario? ¿Por qué o para que traía Chris un condón? ¿Lo llevaba todo el tiempo o ya daba por hecho lo que pensaba hacer con ella?

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora