12. La novia de su amigo es Patética. 😒

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— ¿Por qué no estas con tu novio? — Volvió a preguntar Wyatt.

— Por qué no me gustan las miradas que me hace la gente cuando estoy con él. — Wyatt frunció el ceño. — Me ven como un trozo de carne o un juguete divertido. — Ella rió con un poco de incomodidad, por las miradas de ahora varios de sus compañeros en el instituto y otros que simplemente no conocía le propinaban.

— Eres patética. — Dijo Wyatt dándole la última calada a su cigarrillo. Anderson rió.

— Ya lo sé. — Dijo con una sonrisa que derretiría el polo norte, Wyatt ahora entendía porque pronto tendría a sus pies a Chris y quizás a otros chicos más.

Por otro lado Anderson había escuchado aquellos y peores insultos desde que era una niña, y de personas mucho más cercanas a ella. Que se lo dijera alguien sincero como Wyatt solo le afirmaba algo que ya sabía.

— No debí decir eso. — Dijo agachando la mirada

— Solo eres sincero. — Dijo causando en Wyatt un poco de molestia consigo mismo y no sabía ni porque. — Yo creo que me iré. — Dijo ella al ver las miradas de odio de más personas. Este tragó fuerte. Y él la abrazó, abrazo que ella correspondió con inocencia totalmente extrañada.

— Déjennos a solas. Quiero privacidad. — Dijo haciendo esa mirada de "Vayan por su camino o les patearé el culo sino algo peor." La casa era de uno de los miembros de su equipo, por lo que los que estaban ahí solo entraron, eran de un grado menor que él.

No se había dado cuenta que estaba abrazando a Anderson hasta que la escuchó carraspear. Se alejó de ella asombrado, él no abrazaba, era la primera chica que solamente abrazaba y aún con un poco de molestia volteó a verla.

— Gracias. — Dijo ella avergonzada. — ¿Ya me estás aceptando como la novia de tu amigo? — Preguntó curiosa. Wyatt carcajeo. — Sé que son como hermanos, pero de verdad me esforzaré en ser una buena novia y aprender a bailar. — Wyatt siguió riendo casi se meaba en los pantalones.

— Escucha Engendro del Demonio. Yo no te tengo que aceptar de nada. Lo único que Chris y yo tenemos en común es el récord de chicas que nos hemos tirado. La diferencia es que yo les digo a las chicas lo que quiero y tú novio prefiere mentirles para llevarlas a la cama. — 

Esperaba que la chica captara el mensaje y se alejara de su amigo antes que la lastimará a menos que el imbécil ya le hubiera dicho que era lo que quería y ella hubiera aceptado. Anderson rió de repente nerviosa.

— Sé de la reputación de Chris. — Admitió con las mejillas sonrojadas. — Pero es un buen chico, es un caballero conmigo, y me gusta tanto como yo a él. — Wyatt no daba crédito a aquellas palabras. La chica se lo había buscado. — Pero también sé que no es un chico perfecto, todos cometemos errores y aprendemos de ellos. Quiero enseñarle a Chris eso, y que también comience a amarse un poco a sí mismo. — Dijo ella convencida Wyatt frunció el ceño.

— Tiene el ego del tamaño de un edificio. ¿Quieres ayudarle a que crezca más? — Anderson rió.

— Las personas con ego necesitan creerse superior para disimular su verdadero sentimiento de inferioridad. — Dijo Anderson con la mirada gacha. Wyatt enarcó una ceja sorprendido. — Sé de los problemas que podría tener Chris pero quiero ayudarlo, ser su apoyo, y que él también me ayude a mí. — Lo único que quiere es destrozarte, pensaba Wyatt, además ¿Qué problemas tendría una chica como ella, educada, buenas calificaciones, y padres que le daban lo que ella quería? — En serio quiero que esto salga bien. —

— Mira mocosa. — Dijo Wyatt agachándose a la altura de Anderson. — Creo que no estás entendiendo de lo que trata el noviazgo en la actualidad. — 

— Me gusta. — Dijo Anderson comenzando a caminar adentro. — Eso es todo lo que sé y también sé que podría estar mal. Pero no voy a jugar con él, si te preocupa tu amigo, despreocúpate porque soy una persona bastante leal aunque no lo parezca. Yo cuidaré bien de él. — Dijo a Wyatt totalmente decidida. — Nos vemos luego. — Dijo Anderson despidiéndose.

Fue hacía la salida luego de ver a su novio jugando billar a la otra punta de la esquina totalmente borracho.

Sabía que aún nadie se iría. Y comenzó a caminar a la parada de autobús más cercana, traía los tacones de Megan en su mano, y sonrió al recordar a sus amigas, hasta hace poco no hablaba con muchas personas, su abuela estaría feliz. Escuchó el motor de una moto rugir cerca, y posicionándose casi a su lado en la acera.

— ¿Quieres que te lleve? — Ella negó suspirando a pesar de que ella vivía en un suburbio muy cerca del centro, donde sabía que vivía Cooper.

— No te preocupes, sé que ruta pasa por aquí. — Dijo sencilla.

— Súbete. — Volvió a decir Wyatt, ella negó volteando a verlo.

— Estás ebrio. — Este carcajeó.

— Ni siquiera termine mi cerveza porque una amiga me interrumpió. — Dijo subiendo sus hombros sin importancia.

— Llevó vestido. — Dijo ella como excusa.

— Te sientas de lado. O lo subes un poco para ir más cómoda. — Anderson suspiró cuando vio el celular en su bolso. Iban a ser las 11:00 pm. El último autobús había salido hace media hora.

— ¿No es peligroso? — Dudo un poco.

— Vuelves a decir algo te arrojaré cuando pueda. — Dijo serio y esta carcajeó.

— ¿Tienes otro casco? — Este bufó frustrado. ¿Por qué le había parecido buena idea ir a dejar a la novia de su amigo a casa?

— Solo el mío. — 

— Aquí es donde debemos decidir. Quién tiene más resistencia al dolor o quién es más necesario en la vida. — Carcajeó, Wyatt rodó los ojos con poca paciencia, pero él respondería que ella. Y Anderson diría que él.

Solo camino a paso lento hacía la moto, ayudándose del estribo y subiendo un poco su vestido, nerviosa porque alguien la viera. Cuando se acomodó bien y sujeto bien los zapatos de Megan entre ambos se sujetó de la parrilla de la moto y Wyatt rio, le pasó el casco.

— Póntelo. — 

— No te preocupes. Cuida de ti mismo. — Pidió y Wyatt la fulminó con la mirada.

— Escucha, pequeño demonio. Este es un vago intento de ser caballeroso. Además el casco es molesto, y si vuelves a abrir el pico voy a arrojarte de la moto. — Anderson acató órdenes nerviosa pero decidida. Dándole las direcciones necesarias a su suburbio. Le pidió a Wyatt que solo la dejará en la entrada, lo cual le extraño, mas no protesto.

— Muchas Gracias. — Dijo ella bajándose con cuidado de no romper ese vestido de Megan tan cómodo. — ¿Cuánto te debo? — Preguntó Anderson sintiéndose en deuda con Wyatt.

— No lograrías pagarme. — Le guiño coqueto Wyatt, Anderson rodó los ojos con diversión regresándole el casco. — Solo deja de ser tan estúpidamente ingenua. — Dijo él poniéndose su casco y ya un poco más serio.

— No te preocupes por mí, amigo. Aunque lo intentaré Cooper. — Dijo ella sonriente comenzó su recorrido a una cuadra de su casa. — Buenas noches. — Se despidió.

— Mghm. — Dijo como respuesta Wyatt descortés. 

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora