16. El primer partido de Anderson.

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Anderson y Megan se abrían paso entre la gente en la cancha del instituto, el parqueo estaba atascado de autos lujosos y otros no tanto. Jóvenes emocionados por el partido y otros por la fiesta que se daría después.

— ¿Nunca habías venido a un partido? — Le preguntó Megan a Anderson pasándole las palomitas. Ella negó.

— Nunca la verdad. — Murmuró Anderson emocionada, estaban en las filas de en medio. Y aquella idea de ir a los partidos no le parecía tan descabellada.

— Diviértete. — Murmuró Megan mientras antes del partido las animadoras hacían su rutina, entre ellas Stacy y Brittany.

— ¿Eso no es peligroso? — Preguntó Anderson viendo como lanzaban al aire a Stacy.

— A ellas les gusta el peligro. — Rio Megan.

— ¿No eras parte de las animadoras? — Preguntó Anderson curiosa y admirada por la rutina de las animadoras de su instituto.

— Me querían obligar a hacer una dieta libre de carbohidratos. — Se quejó Megan, metiendo un puñado de papás en su boca. Anderson carcajeó.

— ¿Querían obligarte a comer solo ensalada y carne de soja? — Preguntó riendo.

— ¿Puedes creerlo? Esa es comida de caballos. — Anderson carcajeó.

— O de conejos. — Murmuró Anderson. — Aunque no está mal ser vegetariano. —

— Claro que no. — Habló Megan. — Pero simplemente me querían prohibir todo lo que me gusta. Incluyendo las malteadas. — Anderson soltó otra carcajada. En el altavoz anunciaron que el partido comenzaría nuevamente. Se emocionó cuando Edward tenía el balón era el centro.

— ¡Vamos Evans! ¡Numeró 9! — Gritó Anderson con todas sus fuerzas. Sobresaltando a Megan quien la miraba extrañada.

— ¿Por qué animas a Edward? — Le pregunto Megan curiosa mientras comía sus papás.

— Porque es mi amigo. — Dijo obvia Anderson. Sonando una bocina con su boca. Megan sonrió de lado e intento ahogarse con su bebida. Edward era de los primeros que quería ganar la apuesta, él era muy competitivo. — Número 9. Número 9. — Anderson animaba a Edward llamando su atención y este la veía extrañado, era raro que alguien lo animara. Le pasó el balón a Christoffer el Quarterback.

— Vamos Amor. Johnson. ¡Número 12! — Se unía a las porras de las animadoras. Johnson se lo pasó a Wyatt su corredor. — ¡Cooper! ¡Cooper! ¡Cooper! ¡Número 4! — Anderson estaba emocionada, sabía que posiblemente se quedaría afónica, pero nunca había ido a un partido y realmente le gustaba la emoción. Estaba llamando la atención de algunos de sus compañeros.

Wyatt anotó y volteo a ver a Anderson quien saltaba contenta gritando su nombre, se le ocurrían otras maneras de que la chica gritara su nombre en otra situación. Se veía muy hermosa con un vestido floreado y una chaqueta de mezclilla y unos tenis blancos.

🏈🏈🏈

El tiempo iba avanzando rápido, ya era medio tiempo y las chicas estaban animando y haciendo otra rutina. Christoffer le lanzaba un beso a su novia. Y agitando su mano le pidió que bajara, lo cual hizo.

— ¿Te estás divirtiendo? — Preguntó en su oído mientras la abrazaba por la cintura y sonreía embobado sin el casco puesto.

— Mucho. — Admitió Anderson sonriente. — Eres muy bueno Chris. En serio. — Mencionó Anderson besando la mejilla sudada de su novio. Este sonrió las chicas siempre ponían cara de asco al besarlo así, pero a ella realmente no le importaba mucho. Así que la beso. Ahí frente a todos.

Wyatt estaba intentando atragantarse con agua y tratando de pasar ese mal trago, se sentía como la persona que todos veían y sabían que, porque e ra él, un cretino cruel sin corazón esa mocosa iba a sufrir cuando su novio se la follara y luego la desechara como a las otras. Tal vez repetiría si se dejaba o si le parecía buen polvo a Chris, pero fuera de eso no iba a conseguir más que un corazón roto.

¿Qué estaba pensando? El haría lo mismo de todas maneras. ¿O no? Se encontraba en un dilema mental, en el que no sabía cómo se había metido. Pero de algo estaba seguro las personas que mentían eran sabandijas, y él se sentía la mayor de todas al mentirle a la cara a esa estúpida y patética chica.

— ¿Qué haces? — Murmuró Anderson nerviosa, mientras Chris la levantaba y sostenía en el aire.

— Besar a mi hermosa novia. — Dijo Obvio Chris. Besando sus mejillas, y luego sus labios con delicadeza. Anderson podía sentir cosquillas en el estómago, estaba enamorándose. Christoffer la abrazó y pegó contra él fuerte, sentía que aquel sentimiento de emoción y felicidad desaparecería pronto.

— Wyatt. — Anderson habló con emoción al susodicho soltando y alejándose un poco de su novio para ver a su amigo, quien bebía agua de manera peculiar, mientras no les quitaba los ojos de encima a ambos.

— Anderson. — Sonrió Wyatt. A Christoffer no le gustaba que llamará a Wyatt por su nombre, ni siquiera a él lo llamaba por su nombre.

— Eres muy rápido. — Dijo Anderson con una sonrisa. — No me sorprendería que te den una beca para alguna universidad. — Lo adulo y Wyatt se extrañó. Nunca se había planteado algo como eso.

— También soy bueno pateando. — Dijo encogiéndose de hombros. Anderson rio.

— No me sorprende. — Dijo Anderson con una sonrisa genuina.

— Anderson. — Murmuró Edward. Sentándose junto a Wyatt frente a la pareja abrazada. — ¿Vas a ir a la fiesta? — Preguntó y ella iba a negarse.

— No lo cre... — Su novio la interrumpió con un beso y muchos más en su rostro angelical.

— Vamos será divertido. —

— No puedo decirte que no cuando pones esos ojos. — Rió Anderson avergonzada, porque esos ojos azules de Christoffer eran preciosos, sobre todo brillaban cuando la veían a ella.

— Vamos a ver el resto de estrategias. Te llevaré en mi auto cuando termine el partido. — Anderson asintió con una sonrisa besando otra vez a su novio, y se despidió de sus amigos con la mano volviendo a las gradas con Megan.

— Estas jugando sucio Chris. — Lo miró mal Wyatt levantándose del asiento con su casco en mano.

— Es una apuesta Wyatt relájate. — Dijo Edward divertido, también quería que Chris se follara a la chica, y luego no vería más esa sonrisa hipócrita y ese fingido optimismo.

Wyatt bufó y fue a reunirse con el resto del equipo antes que el partido comenzará otra vez, pero el partido no le preocupaba mucho, ellos iban ganando y pretendía que eso fuera así hasta terminar. 

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora