68. 🔥Infierno sería no haberte conocido. 🔥

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Gracias por su voto. 💖

— ¿Cómo? —

— Cuando me entere de la apuesta que ustedes habían hecho quería alejarme mucho de aquí, así que aplique a varias universidades con la ayuda de Miller. Ya me aceptaron en tres. — Todos se quedaron helados. Luego Anderson le sonrió a Wyatt.

— Tranquilo vendré a visitarte si puedo. — Dijo intentando no ver su rostro.

— ¿Entonces te vas a ir? — Ella hizo una mueca.

— No necesariamente, aún no he decidido a cual ir. — Admitió. — Todas son muy buenas, y la que esta más lejos no es precisamente la mejor, así que las posibilidades son muchas. — Wyatt tragó fuerte, parecía que su mundo se le venía encima. Anderson notó el rostro de Wyatt triste y se acerco a abrazarlo con fuerza, y se rio un poco.

— Tranquilo Wyatt, quizás no sea la gran cosa. — Y Wyatt repentinamente se sentía muy molestó. Enfadado, no con ella, con la vida y el destino tal vez porque le parecía una mierda. Como si se pusieran de acuerdo para que ellos no estén juntos.

— ¿Cómo que no es la gran cosa? — Levantó la voz sin querer sobresaltando a Anderson. Edward puso su mano sobre el hombro de su amigo.

— Relájate. Lili se refiere a que siempre nos vamos a ver. — Wyatt salió de allí como alma que lo lleva el diablo, Anderson no entendía nada. Y todos agacharon la cabeza sabiendo lo que ocurría con su amigo.

— Vamos a cuidarlo para que no haga una locura. — Los chicos lo siguieron y las chicas regresarían a su casa.

— Nos vemos luego. — Megan besaba la mejilla de su mejor amiga. Asustada de que de verdad se alejara. Aunque sabía que todos tendrían que alejarse tarde o temprano.

— Wyatt es un idiota. — Le sonrió Edward abrazándola fuerte. — Pero sé que te quiere y eres lo mejor para él. Así que solo ten paciencia. — Anderson asintió, en realidad entendía el comportamiento de Wyatt, le haría falta su mejor amiga.

Los chicos alcanzaron a Wyatt, y fueron a un bar cercano. Nadie iba a conducir así que podían beber con libertad.

— Es una mierda. — Se quejaba Wyatt con molestia, el alcohol afectando sus sentidos.

— ¿Qué es una mierda? — Le preguntaba Marc a su amigo.

— ¿Saben cuanto la quiero? No la quiero perder. Pero ella se va a ir y... — Estaba herido y dolido.

— Todavía no sabes nada. — Edward comentó tomando de su cerveza.

— Parece que nadie nos quiere juntos. — Se quejaba Wyatt con mucha molestia.

— ¿Y eso qué? — Le preguntaba Teo.

— ¿De verdad te gusta? ¿O solo te la quieres coger? —

— No es eso cabrón. Ella no es eso. — Wyatt paseaba sus manos sobre su rostro apesadumbrado. — Se me metió aquí. — Decía apuntando su corazón. Y sonrió avergonzado. — Y no la quiero sacar. Es lo mejor que me ha pasado. — Admitió con los ojos llorosos. Sus amigos sonrieron, sabían lo mucho que Wyatt amaba a Lili, a pesar de que no fuera directo con sus propios sentimientos.

Edward palmeó su espalda, sonrió podía decirle que Lili también estaba perdidamente enamorada de él. Pero si iban a estar juntos él no iba a ayudar en nada.

— Wyatt. — Volteó a verlo. — No seas tan pesimista se trata de Anderson. Serás un completo idiota si dejas que algo como esto te derrumbe. — Y Wyatt suspiró, eso era cierto. — Demuestra que te importa y que nada de esto te va a afectar, porque sabes que ella siempre estará ahí para ti. — Wyatt bebía directamente de la botella Vodka.

— Tienes razón yo siempre voy a estar ahí para ella. —

🍺🍻🍺


Wyatt sentía que el mundo que había creado en su mente y en su cabeza sobre una relación con Anderson se estaba espumando frente a sus ojos. Él nunca había tenido una oportunidad para ser feliz con ella, y aún si ella le daba esa oportunidad las cosas iban a terminar muy mal para ambos. Y más para él con un corazón roto, y ni siquiera porque alguno de los dos fuera el culpable.

Esa tarde Wyatt tuvo toda la tarde para reflexionar, aceptar el hecho de que su Lili en un futuro no formaría parte de su vida, quizás en la universidad conocería a un cerebrito, un estúpido con dinero, un tipo con un futuro que ofrecerle. Un futuro que él no le podía dar a Lili. Regreso a la tarde un poco ebrio, se había pasado un poco.

— ¿Wyatt? — Anderson lo vio encendiendo las luces del salón. — ¿Estás ebrio? — Le preguntó al ver que caminaba con dificultad.

— Antes que me regañes. — Ella asintió. — Bueno shí, bebí un poco, perro...— Hablaba arrastrando un poco las palabras. — No conduciii. — Decía con un poco de hipo. Ella se rió. Era un borracho muy guapo y adorable.

— Eres todo un caso Wyatt. — Decía llevándolo con delicadeza hasta su cama.

— ¿Ya ibas a dormir? — Le preguntó al ver su pijama y su gorro puesto. Ella asintió con una sonrisa. — Te ves tan sexy en ese pijama. — Anderson tragó fuerte avergonzada, esa no era para nada y ni por cerca la finalidad de la pijama.

— Creo que mucho alcohol te está haciendo ver cosas. — Wyatt carcajeó.

— Soloo hay cosas que tú no ves. — Ella lo vio extrañada cuando él besó su coronilla. Y ella sonrió, incluso borracho su mejor amigo era muy apuesto. — Deja de sonreír así. — Ella volvió a sonreír sin querer.

— ¿Por qué? —

— Me provocas una maldita erección cada vez que sonríes. — Lili tragó fuerte y se rio sin querer, su curiosidad ganó cuando volteó a ver la entrepierna de su amigo, parecía que la prenda le apretaba. Ella volteó a otro lado.

— Creo que nos vamos a reír de esto en la mañana. — Se puso a reír muy nerviosa y avergonzada, se preguntaba cuanto había bebido su amigo para hablar así. Lo llevó hacía el cuarto para acostarlo.

— Yo no voy a poder reírme. Porque voy a tener que estarme masturbando pensando en ti. — Y Anderson comenzó a carcajear a todo volumen, no le importaba la hora o los vecinos, la escena de un Wyatt que soltaba lo primero que le venía a la mente era gracioso. Si tan solo Anderson recordará que los niños y los borrachos dicen la verdad. Anderson tomó el celular de Wyatt y empezó a grabar.

— ¿Qué decías? — Le preguntaba Anderson asegurándose que le captara la cámara.

— Que te ves malditamente sexy cuando sonríes. — Wyatt se acurrucaba en las piernas de Anderson quien estaba sentada en cama.

— No me gustan mis labios. — Lili dijo lo primero que se le vino a la mente.

— No me molestaría tenerlos sobre mi erección. — Anderson volvió a carcajear. Aquello le parecía sumamente divertido.

— Sé que yo no sería buena en eso y solo conseguiría lastimarte. — Se reía ella.

— Tú puedes lastimarme solo diciendo un par de palabras. — Ella volvió a reír.

— Si ya se que no te gusta que te ponga a lavar el inodoro. — Wyatt se rio. — Ni la ropa. —

— Ponme a lavar tu cuerpo y no voy a quejarme. — Anderson volvió a carcajearse, su amigo era muy coqueto borracho.

— Tú si que pareces todo un semental. — Le decía Anderson a Wyatt mientras reía. — Aunque me sorprende que hayas durado tanto tiempo sin tener sexo con nadie. —

— No se me para con otras chicas. — Anderson volvió a carcajear.

— ¿Por qué? — Preguntó conteniendo sus carcajadas.

— Porque solo se me para cuando te veo. — Ella volvió a reír. — Eres jodidamente hermosa, no sé qué me hiciste. — Ella volvió a carcajear.

— Tranquilo Wyatt ya puedes dejar de bromear. — Apagó la cámara del celular. Le parecía que su amigo decía muchas cosas graciosas cuando estaba borracho.

— No estoy bromeando. — Ella tragó fuerte al ver la mirada seria de Wyatt. — Sé que nunca vamos a estar juntos, quizás lo nuestro nunca tuvo oportunidad, pero se lo que siento por ti, no soy tan idiota como para no darme cuenta. — Ella seguía sin poder descifrar si estaba bromeando u otra cosa.

— Voy a extrañarte. No te voy a mentir. Va ser un maldito infierno no tenerte conmigo. — Admitió él.

— Infierno sería no haberte conocido Wyatt. — Sonrió ella, esperaba que su amigo no recordará nada al día siguiente. Así que se acercó y lo besó.

Lo besó mucho, sus labios sabían a alcohol, nunca había dado un beso y tocado la lengua de alguien más mediante un beso. Pero no le parecía desagradable con Wyatt, porque tenía esa mezcla perfecta que la hacía sentir feliz y segura, luego de terminar ese beso que no ayudo a Wyatt con su erección, lo ayudo a acomodarse bien en su cama.

Estaba resuelto, ninguno tenía oportunidad con el otro. Pero por otro lado Anderson siempre era decidida, estaba flaqueando porque se trataba de un sentimiento que nunca había sentido, aunque sus dudas se espumaban al ver el rostro de Wyatt ruborizado, sabía que probablemente había dicho muchas bromas sobre la noche.

Y la idea de que Wyatt realmente la apreciara y que tal vez sintiera una pizca de atracción por ella la hacía sentir dichosa y feliz, no pedía más, no era exigente, le bastaba y sobraba con eso, con una pizca de ilusión sobre un Wyatt que tal vez gustara de ella y que no la rechazaba.

Se quedó ahí, a dormir con un Wyatt muy borracho, pero que ella amaba en todas sus facetas. 

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora