41. ¿Y tú crees que ella es un ángel?

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Gracias por su voto. 💖

Regresaron a casa, Wyatt, Megan y Anderson hicieron la cena.

— Bien. ¿Quién eleva ahora la oración? — Pregunto viendo a los jóvenes, Anderson sabía que los otros no eran creyentes, o al menos ninguno le había dado una pista de que lo fuera.

— Creo yo, porque ellos no creen en estas cosas Abuela. — Los Excuso Anderson. Megan y Edward pensaron que se venía un regaño.

— Bueno respeto eso. Así que solo escuchen en silencio por favor.— Pidió Esmeralda. Aquello asombro a los adolescentes.

— Gracias Señor por los sagrados alimentos que nos proporcionas en la mesa, por cuidar siempre de nuestra familia, gracias por permitir traer a mis amigos aquí y por cuidarlos también, gracias porque Edward pudo ser dado de alta y ha mejorado mucho, ahora ya puede reír un poco, y no permitas que se meta en problemas al igual que Wyatt. —

— Gracias por siempre bendecir esta mesa. Y Gracias por darme tan buenos amigos y crear lindos recuerdos con ellos. Amén. — Los chicos estaban helados, quizá no les pareció tan descabellada la idea de elevar plegarias antes de comer, lo intentarían a la próxima vez que vengan tal vez.

— ¿Por qué se meterían en problemas? — Preguntó Esmeralda comenzando a comer.

— No lo sé. Mujeres, Drogas, Alcohol. Cosas como esas, Megan creo que está bien la he visto con su novio a veces y se nota que ella es la que manda en la relación. — Megan se hizo pequeña en su asiento.

— ¿Tienes novio? — Le pregunto Esmeralda a Megan. Ella asintió. — ¿Y cuántos años tiene? —

— Tiene 23 años. —

— ¿Estudia trabaja? — Ella asintió.

— Las dos cosas, estudia Ingeniería en Sistemas. — Confesó nerviosa, sentía como si fuera su madre quien la interrogaba.

— Vaya mira que bien, debe ser un gran chico. — Dijo Esmeralda clavada en los ojos de la chica.

— Lo es. Un poco tonto a veces, pero es un buen chico. — Anderson casi se atraganta con el refresco queriendo reír.

— ¿Y Edward alguna chica? — Le preguntó Esmeralda.

— No, yo no me enamoró. — Negó rápidamente. Wyatt y Anderson carcajearon. Pero tampoco dejarían en mal a su amigo. A la Abuela le valía esa respuesta. Miró a Wyatt interrogante.

— Yo tampoco. — Negó.

— Mira tú que bien. — Dijo en forma de sarcasmo, la señora notaba como Wyatt no le quitaba la mirada de encima a su nieta en ocasiones.

— ¿Y tú? — Le pregunto directamente a Anderson y esta negó, los demás respetaron su decisión de no decirle a su abuela acerca de Chris, sabían o más bien esperaban que esa relación ridícula terminara pronto.

— ¿En serio? Pero si ya eres mayor de edad. — Anderson volvió a negar. — Bueno en todo caso me imagino que en la escuela ya les dieron clases o mencionaron acerca de la reproducción y las formas de protección. — Mencionó directamente Esmeralda. Los demás rieron mientras Anderson no podía dejar de toser. Wyatt riendo golpeo suavemente su espalda para que se relajará.

— Eso no va a pasar abuela. — Dijo Anderson. — La otra vez fui a una clase en la universidad que está cerca del instituto porque Johnny iba a darla. — Mencionó.

— Ahí explicaron todo acerca de las enfermedades de transmisión sexual, sinceramente me pareció asqueroso, lo horrible de la situación es que a veces la peor parte se la llevan las mujeres, a los hombres casi no parece que tienen una enfermedad sexual. —

— Entiendo que es una forma hermosa de reproducirse, pero si alguien quiere meterse entre mis piernas lo menos que le espera es que me entregue un estudio médico. O varios estudios médicos. — Dijo Anderson con su rostro desencajado por el asco de recordar esas horribles imágenes.

— Además de que sería con alguien a quien le tenga mucha confianza abuela. —

— Bien dicho. Ya escuchaste Wyatt. — Dijo Esmeralda viendo divertida a Wyatt, y este asintió riendo totalmente divertido. Edward y Megan carcajearon.

— Oye Abuela, eso no va a pasar. — Dijo Anderson viendo mal a su Abuela. — Sin ofender Wyatt. —

— Tranquila. — Dijo este guiñándole un ojo. Anderson rodó los ojos y siguió con su comida.

Ese Domingo a las 9 de la mañana Iara salía de su habitación en la casa de sus padres, y mientras ella caminaba hacía las escaleras, una rubia que había visto con Chris antes salía de ahí con el cabello un poco revuelto, los labios hinchados y mucho olor a sexo. Iara la vio asqueada.

— No si es que ahora son tan fáciles que ni cobrar quieren como cualquier buena prostituta. — La rubia soltó un chasquido de disgusto.

— No te incumbe, y yo no soy una prostituta. — Protesto la rubia.

— Ah no eso está más que claro, porque las prostitutas cobran y tu no. Pero zorra sí que eres. — La miró mal. — Sobre todo porque ya sabes que Chris tiene una relación seria con Anderson. — La rubia rodó los ojos sin tener nada que decir contra eso. Luego su hermano salió de su habitación.

— ¿Es en serio Christoffer? — Negó Iara viéndolo mal de brazos cruzados.

— Ah por favor no te metas. Mejor apúrate que Anderson te ha de estar esperando. — Su hermana bufó, en realidad si quería ir de compras y las amigas de su universidad estaban a ocho horas de ahí.

— Eres una basura Chris, ojala abra los ojos pronto. — Lo vio con asco antes de terminar de bajar.

— Si, si ¿Y tú crees que ella es un Ángel? — Chris rodó los ojos entrando de nuevo a su habitación.

— Estoy en la entrada 😀👌. — Iara le enviaba un mensaje a Anderson esperando que contestara en el centro comercial.

— ¿En la principal? —

— Si en la principal👌, por el kiosco de helado. 🍴🍨—

— Bueno. —

— ¿Ya estás? 😞 —

— Ya casi llego. —

— ¿Por qué escribes tan seco? 😢😥 —

— ¿Le hecho agua al teléfono o qué? 💦💦💦 — Iara carcajeo negando. Le agradaba la chica.

— Pensé que tardarías más en encontrarme. — Confesó Iara cuando Anderson llegó y esta negó riendo.

— En realidad había mucho tráfico. — Confesó.

— Bueno. ¿Tú ya desayunaste? — Anderson asintió. — Ok entonces vamos de compras. — Le pidió la rubia sonriente. Arrastrándola a una tienda. Anderson tragaba fuerte cada que veía los precios de los vestidos y ropa.

— Yo creo que no tengo y no traje suficiente dinero. — Dijo Anderson avergonzada con Iara y ella negó riendo.

— En realidad hoy quería ver que vestido llevarás a la fiesta el sábado, los zapatos y la ropa interior, no te preocupes yo pienso pagártelo. —

— No yo no podría. — Negó Anderson y Iara negó riendo.

— Esto no tiene nada que ver con lo que tú y Chris tienen, me caes bien Anderson y yo te lo compro como tu amiga. — Dijo Iara sonriente. Sabía o más bien esperaba que ellos terminaran, pero Anderson le caía lo suficientemente bien como para regalarle algo a ella.

— Yo es que no creo que...—

— Anderson. — Ella rio avergonzada.

— Está bien. — Contesto Anderson.    

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora