60. ¿Te golpearon o las golpeaste?

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Entre sus pensamientos llego a los sanitarios de Señoritas y estando dentro sentada en un inodoro escuchaba hablar a chicas de otras secciones y otras de su misma sección.

— Espera ¿Qué? — Preguntó una chica con voz chillona.

— Así como lo escuchas. La mosquita muerta de nuestra sección. Salía con ambos al mismo tiempo. — Dijo otra entre risas.

— Hay no, a mí hasta vergüenza me daría. Mira que destruir la amistad de esos dos. —

— Y Christoffer siendo tan lindo y guapo. ¿Cómo pudo fijarse en ella? Por favor. — Exclamó otra con un poco de indignación en su voz.

— Es que de verdad no entiendo como Wyatt puede salir con esa zorra, aparte de ser la ex de tu amigo, está a otro nivel. Wyatt es muchísimo más guapo que Chris, pero es un tonto si sale con ella. —

— ¿Entonces se acostaba con ambos? —

— Sí. Yo escuche como Christoffer le decía que sabía que salía con su mejor amigo también al mismo tiempo. Lo hubiera grabado, pero... —

— Ay no. Wyatt salía con Stacy creo, porque yo los veía a veces coquetearse, y ellos siendo tan amables la dejaron entrar a su grupo de amigos, solo para romper esas amistades. — Dijo otra quejándose.

Anderson bajo fuerte la palanca, se subió los pantalones luego de secarse, abrió la puerta con calma mientras se acercaba al lavado, las otras chicas pararon de hablar, y se quedaron petrificadas.

— ¿No van a seguir hablando? — Pregunto Anderson poniendo jabón en sus manos y lavándolas con calma. Una de las chicas rodo sus ojos con molestia.

— ¿Quieres que sigamos hablando de ti, zorra? — Rio otra. Eran cuatro.

— Das asco de verdad. —

— A veces matan a la gente por su lengua, yo solo digo que deberían saber si las cosas de verdad son así antes de hablar mal de alguien. — Mencionó Anderson con una mirada que se asemejaba a la de su padre. Dándoles un poco de miedo a las chicas.

Ella también escuchaba toda clase de cosas al ser callada, pero solo sabía los secretos de la gente cuando los escuchaba decir de su propia boca.

— ¿Estas amenazándonos? — Se rio una. — No me sorprendería si te tiras también al profesor Miller o al director también, eso explicaría tus notas. —

— Deja de hablar así. — La miró mal Anderson. — Entiendo que te guste hablar de otras personas cuando tu vida no es nada interesante, o poco importante — Mencionó con una sonrisa. Secando sus manos.

— Oye discúlpate. — Le reclamó otra poniendo una mano sobre su hombro.

— Ustedes deberían disculparse por hablar de mí, sin siquiera conocerme. — Dijo Anderson quitando esa mano de su hombro, se dio la vuelta a paso rápido, poniendo su mochila que pesaba poco en su hombro.

Cuando iba saliendo, alguien halo su cabello con fuerza, haciéndola voltear a verlas. Una de cabello negro mucho más alta que ella, pero de una sección inferior la tenía agarrada y halaba las hebras de su cabello con fuerza.

— ¿A no te vas a disculpar? —

— ¿Y ustedes? — Dijo frunciendo el ceño. — Escucha, voy a disculparte por halar y enredar mi cabello, suéltalo, y haré como si nada pasó. — Dijo Anderson intentando relajarse.

La chica le estaba haciendo mucho daño halando su cabello y cuero cabelludo, pero sabía que la violencia nunca es la solución, la otra chica rio.

— ¿O si no que? —

— Nada, yo no uso la violencia, pero me estás lastimando enserio. — Se quejó Anderson un poco avergonzada.

Algunos alumnos que estaban alrededor sacaron sus teléfonos. Incluso las otras dos que se hacían pasar por sus amigas estaban ahí, viendo divertidas la situación.

La otra chica rio. Lanzando un puñetazo a la cara de Anderson, su cuerpo temblaba, no sabía si aquello era llamado furia, o solo un deseo incontrolable por salir huyendo, resultó ser lo primero, porque Anderson pateo el pie de la chica, y el puñetazo nunca llegó a la cara de Anderson cuando se agachó lo suficientemente rápido.

— Jenny. — Chillaron las otras al ver como Anderson la tomaba del cabello y golpeaba su rostro contra el piso. Aquello se traducía como un bote o una tapa abierta, una puerta en la mente de Anderson que nunca quiso ni debió abrir, si su demonio interno salía a la luz muy probablemente ella no podría controlarlo. Anderson estaba sobre ella casi totalmente fuera de sí, le estaba lastimando, la estaba haciendo sangrar y la chica no podía pensar en como lidiar con la ira de Anderson, se arrepentía en ese momento al sentir a Anderson sobre ella golpeando su cabeza.

Una de cabello color fuego, se acercó a Anderson por atrás intentando sacarla de encima halándola del cabello, pero por adrenalina Anderson no sintió nada, y luego se percató de la chica, levantándose y tirándola al suelo con muy poco esfuerzo, pateo su estómago con fuerza, olvidándose por completo que eran sus compañeras. Por un par de segundos su demonio interno salió a hacerse cargo.

Otra la tomó fuerte por la espalda intentando ahogarla, y Anderson soltaba codazos hacia atrás enojada, intentando quitársela de encima pues la golpeaba con fuerza en la cara, sentía su cara arder y doler al mismo tiempo, pero el dolor no era intenso por la adrenalina.

Se fue fuerte hacia atrás contra la pared, y la chica soltó el aire asustada cuando recibió un fuerte golpe en su columna vertebral por parte de la pared gracias al impulso de Anderson, cuando estuvo en el suelo Anderson le soltó un par de patadas furiosas, parecía que su cuerpo se movía por sí solo, se sentía mareada y no pensaba muy bien.

Y luego vio a la otra, esperando a que viniera y obtuviera su merecido también. Pero ella no se atrevía a acercar a Anderson, su cabello estaba despeinado, y tenía el labio roto, la nariz doliente, pero tenía en el rostro una sonrisa, estaba totalmente satisfecha. Ella volvió a cerrar la puerta en su mente y logró encerrar a tiempo otra vez a su demonio interno, ese demonio por ahora no volvería a salir a menos que Anderson se descuide y lo deje salir otra vez.

Suspiró con pesadez, tomando su mochila que ni siquiera se enteró cuando fue que salió volando, pasando entre la pequeña bola de estudiantes que había alrededor. Y salió en dirección a la cancha.

En el camino iba peinando con cuidado su cabello, le importaba poco ahora su apariencia, Anderson llegó a las gradas donde Edward y Wyatt ataban sus zapatos y vendas. Wyatt la vio extrañado. Y ella sonreía, mientras la adrenalina recorría aún sus venas y no sentía del todo los golpes.

— ¿Qué te pasó? — Pregunto con preocupación.

— Me golpearon en el baño. — Hizo una mueca al notar su nariz sangrante.

Wyatt se acercó demasiado para su gusto y Anderson nunca había notado lo profundos que eran los ojos verdes de Cooper. Podría pasar horas contemplándolos, eran muy hermosos. Tragó fuerte ella no debería ver tanto a su mejor amigo, estaba mal.

— ¿Te golpearon o las golpeaste? — Dijo Edward abriendo una notificación en su celular, los tres se acercaron a ver, y era un video de ella golpeándolas, se sintió mal. No debió descuidarse tanto.

— Ellas estaban hablando de mí, y que si me acostaba con ambos y no sé qué. Sé que la violencia es injustificable pero...— Lagrimas amenazaban con caer de sus ojos, sintiendo su corazón atacada de arrepentimiento Wyatt la detuvo.

— Está bien, relájate. Si se enteran los profesores solo te darán una sanción y ya. Nada del otro mundo. — Dijo abrazándola Wyatt. Esta asintió, pero aún llena de nerviosismo, ella nunca le haría daño a nadie, solo fue la rabia y su demonio actuando con ella.

— Si intentan expulsarte voy a sobornar al director como siempre hago. — Anderson intentó reír.

— ¿Cómo siempre haces? —

— Sé con qué alumnas se acuesta el cerdo asqueroso ese... Así que si no quiere que su esposa y su hija se enteren con las pruebas que tengo... Tiene que hacer de la vista gorda. — Se rio sacándole una sonrisa a Anderson.

— ¿No crees que debería disculparme? — Pregunto absorbiendo la colonia de Wyatt en su pecho, olía muy bien, demasiado bien, era un aroma varonil y adictivo, un aroma que la hacía sentir cómoda y segura, él bajo la mirada y negó.

— Nunca haces algo para perjudicar a otros, estoy seguro de que se lo merecían. — Ella asintió.

Se sintió extraña cuando Wyatt la beso en la frente, y le hubiera gustado que besará aún más, era un sentimiento extraño, casi estaba mal para ella, así que tuvo que alejarse tímidamente, y él se sintió mal, esperaba que ella aún no le guardara ningún tipo de rencor.

— Ve a entrenar, y ten cuidado. — Pidió alejándose a sentarse en las gradas.

— Claro. — Edward sonreía de reojo, era casi innegable la química que tenían esos dos, parecía que el mundo alrededor de ellos no importaba si sus miradas se cruzaran así fuera solo por unos segundos. 

😇 Angeles y Demonios 😈. Gracias por su apoyo.

Espero poder actualizar seguido, ahora la universidad y la academía me están llevando mucho tiempo, por no decir todo mi tiempo... Espero les siga gustando. Besos. Éxitos y  buenas vibras Kenny 💕

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora