65. ¿Te Gusta Wyatt? ❤

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Sábado.

— Tengo que ir a hacer un par de cosas. ¿Quieres que te llevé en la tarde a algún lado? — Ella negó.

— ¿Pusiste la ropa sucia en la lavadora? — Preguntó mientras limpiaba el espejo con desinfectante, el apartamento no estaba muy sucio, pero siempre podría estar mejor.

— Sí, mi cuarto ya está limpió también. — Dijo Wyatt tomando sus llaves y su casco.

— ¿Sabes a qué hora vas a regresar? — Le preguntaba Anderson calculando cosas en su mente. Wyatt frunció el ceño y negó.

— ¿Por qué? —

— Creó que invitaré a alguien. —

— ¿Quién? — Preguntó repentinamente preocupado con el ceño fruncido

— A Megan. — Se limitó a decir.

— Bueno cierra con llave y tengan cuidado si salen. — Anderson asintió con una sonrisa, mientras Wyatt besaba su frente antes de salir. Él suspiró frustrado, le hubiera encantado besarle en los labios, esos labios lindos y exquisitos.

Anderson tomó su celular y marcó el número de Megan con rapidez cuando se había ido.

— Ya se fue. — Decía emocionada.

— Bien ve a alistarte, te espero abajo en 15 minutos con Edward. —

🎉🎊🎁

— Esto es emocionante. — Decía Anderson comprando una bolsa de globos negros y blancos, cintas de color plateado. Edward reía por el rostro de ilusión de Anderson.

— ¿Crees que le guste? — Decía Edward con una mueca. Megan rio.

— Se trata de Lili le va a encantar. — Megan le guiño un ojo a Edward y este entendía la situación.

— Faltan estos. — Decía Anderson comprando los dulces que sabía que le gustaban a Wyatt de café. — Últimamente no ha comprado condones ¿Se ofenderá si le compró una caja de sabores? — Preguntaba Lili entretenida viendo una caja de condones. Edward y Megan se rieron a carcajadas.

— Solo si los estrenas con él. — Y Anderson se le quedó viendo demasiado tiempo a la caja de condones avergonzada. Tragó fuerte sacudiendo y sacando de su mente ese tipo de pensamientos.

— No creo que le guste la idea. — Megan carcajeo al igual que Edward. ¿Eso significaba que incluso lo había considerado? Abandonó ahí la caja avergonzada y agachando la mirada mientras iban a pagar las cosas. Guardaban las cosas en el jeep de Edward, Megan habló rompiendo el hielo.

— ¿Qué pasa Lili? — Le preguntó cuándo estaban dentro movilizándose en dirección del departamento de Wyatt.

— ¿En serio estás considerando tener sexo con Wyatt? — Edward le preguntó curioso, Anderson vio hacía la ventana evitando que notaran su furioso sonrojo.

— No. — Admitió siendo sincera, porque nunca se lo había planteado. — Solo es que Wyatt me confunde un poco. — Admitió. Megan sonrió y enarcó una ceja.

— ¿Cómo te confunde? — Anderson tragó fuerte, intento decir en voz alta algo que había pensado antes y que nunca había querido decir.

— Es mi mejor amigo... Él es... No sé. No vayan a decirle porque me va a molestar con eso, pero a veces creo que es como un Ángel guardián. — Rio avergonzada. Y los otros dos rieron por sus pensamientos. — Siempre está ahí para mí, y me ha ayudado en mucho, a pesar de que a veces parece que va a romper a quien lo hace enojar como una ramita cuando se enoja. Tiene serios problemas con la ira. —

— ¿Qué es lo que hace que te confunda? — Preguntó Megan para que ella fuera más específica, sabía lo que su amiga sentía por Wyatt, pero de eso se tenía que enterar ella misma.

— Es fastidioso cuando me encuentro preocupada pensando todo el tiempo en él, en sí está bien, o si estará haciendo algo demasiado peligroso. — Admitió Anderson sincera. — Creo que es porque somos mejores amigos que me siento cómoda con él como con nadie. Me agrada mucho que ambos seamos sinceros. Y a veces me sorprendo a mi misma viéndolo demasiado. Creo que esta mal. — Admitió en voz alta y los otros dos sonrieron.

— ¿Te gusta Wyatt? — Edward preguntó directamente aunque sus amigos ya lo sabían, querían que lo dijera con su boca.

— Me gustan sus besos en mis mejillas. — Dijo pensando en voz alta. — Me gustan sus abrazos y su sonrisa, me gustan sus ojos, su nariz, y me gustan sus tatuajes. Me gusta su carácter fuerte y que al mismo tiempo yo sé que puede llegar a ser una persona muy frágil. Además me gusta que sea sincero conmigo. — Admitió con sinceridad. — Pero quizá lo mejor sea que yo no me acostumbre a eso. — Anderson estaba consiente que no todas las cosas duran toda la vida.

Quería decir que no quería acostumbrarse a desearlos y gustarle tanto los detalles que tenía Wyatt con ella por que eso podría hacerlo con cualquier chica. Extrañamente a Anderson ya no le gustaba que muchas chicas se acercaran a él. Y también sentía que era muy bajo de su parte aprovecharse de la amistad de su amigo y que le gustaran ese tipo de cosas.

— No contestaste la pregunta. — Habló Edward con una sonrisa. Aunque hace unos momentos casi lo acababa de confesar.

— Quizás si se lo dices... — Murmuró Megan intentando ayudar a su amigo. — Seguro no le molesta. — Anderson tragó fuerte negando y echándose para atrás.

— Claro que no Megan, él es mi mejor amigo. Él sabe que puede confiar en mí. No voy a arruinar eso, quizás piense que soy más patética si le digo una tontería como esa. Además yo no he dicho que me gusta. — Ambos amigos suspiraron. Entendían que la chica se sintiera poca cosa, su madre le había dicho eso todo el tiempo, pero necesitaba mucha paciencia e ir a terapia.

Cuando subieron al departamento de Wyatt, los chicos lo miraron admirados, ya habían estado antes ahí jugando videojuegos, pero antes tenía un aura menos iluminada, más masculina y tosca. Ahora estaba muy limpio y tenía un toque un poco más detallista, delicado y sofisticado que no dudaban que lo había implementado Anderson.

Ella dejó las compras para la tarta que pensaba hacer en la pequeña mesa de la cocina. Se colocó un delantal y hizo una coleta con su cabello. El timbre sonó avisando que habían llegado el resto Emi, Teo y Marc. Jazmín aún no podía salir sola porque sus padres eran demasiado sobreprotectores.

— Dije que no quería que trajeran cervezas. — Dijo viendo mal a Marc, este carcajeo.

— Tú solo regaña a Wyatt si bebe. — Anderson rodó los ojos.

— Bueno, ustedes solo ayúdenme a terminar, y más les vale no conducir. — Suspiró un poco asustada y emocionada a la vez, preparando los platillos que a Wyatt le gustaban.

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— Ya terminamos aquí. — Hablo fuerte Megan mientras los chicos jugaban videojuegos en el salón que estaba muy bien decorado. Con un Feliz Cumpleaños en el centro de la sala.

— ¿Quieres que te ayude en algo? — Preguntaba Megan, pero Anderson negaba decorando la tarta de caramelo y café con una esquina con mantequilla de maní porque sabía que a él le gustaba, aunque ella la odiaba sabía que la hacía para Wyatt.

— Creo que terminaré a tiempo. — Decía viendo el reloj que pronto daría las 8:00 pm.

— Yo creo que no. — Negó Emi viéndola de brazos cruzados. Anderson estaba desaliñada.

— ¿Por qué? — Preguntó. Terminando de hacer un pequeño corazón diminuto a un costado, dejando de lado la manga pastelera y suspirando satisfecha al ver su trabajo.

— Creo que será lindo que te vistas bonito para Wyatt. — Megan codeó viendo mal a Emi.

— Lo que Emi quiere decir es que tal vez Wyatt quiera tomarse fotos contigo y presumirlas. — Decía Megan intentando ser sutil. Anderson lo pensó un poco realmente no le gustaba bañarse tan tarde y ya lo había hecho temprano.

— Tienen razón iré a bañarme, pero no mojaré mi cabello. Vean que nada malo pase. — Pidió Apurada corriendo por su ropa y una toalla al baño. Cuando salió, las chicas se vieron entre sí, era el cumpleaños de Wyatt y sabían que él se los agradecería. 

El Demonio es un Ángel © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora