Gracias por su voto. 💖
Era miércoles, y como siempre estaría un poco vacío en su trabajo por lo que salió más temprano y no necesito que Wyatt la fuera a dejar a su casa, incluso le envió un mensaje diciéndole que se iría sola. Pero desde que bajo del bus quiso salir corriendo. El auto del tal Esteban estaba afuera.
Entro con la mayor suavidad posible, seguro estaría en la habitación de su madre o realmente eso esperaba, camino a paso lento a su habitación y cerró con llave. Nunca le había gustado la mirada que ese tal Esteban le lanzaba a veces.
En una ocasión borracho había intentado quitarle la ropa, sino fuera porque Anderson lo pateo tan fuerte que el tal Esteban se calló de las escaleras, Anderson tendría más traumas que agregar a la lista que ya tenía y era muy larga. Ella sólo escondía esa lista bajo una mirada tranquila y serena como siempre.
Intento relajarse, quizá solo era algo de su imaginación. Puso como siempre la pequeña mesita en la puerta, por si acaso querían entrar a la fuerza. Cuando estaba terminando su tarea y guardándola en su mochila tocaron la puerta fuerte.
— Hola, no sé si me recuerdas, pero tu madre dice bien podrías unirte a nosotros un rato. — Dijo con voz grave.
— No quiero. — Dijo finalmente.
— No es si no quieres mocosa, ya le pagué adelantado a la puta de tu madre por ti. — La puerta parecía que iba a ceder en cualquier momento. — Así que no me hagas perder la paciencia y tener que entrar a la fuerza, porque voy a sacarte para que hagas lo que yo quiero, te guste o no. —
Anderson tragó fuerte, intentó controlar el pánico y evitar colapsar. No quería hacerlo. Con manos temblorosas arreglo la ropa que llevaría mañana a la escuela y la guardo en su mochila. Unas pocas mudadas de ropa en realidad, así como todo su dinero ahorrado y las escrituras de la casa que su abuela le había entregado, solo por si acaso. No iba a soportar eso.
Abriendo la ventana, recibiendo la brisa fresca de la noche. Vio hasta abajo e hizo cálculos en su mente, se sostendría por la parte del portón. Lanzó su mochila cuando escucho a su madre gritar.
— Tú haces lo que yo digo. ¿Escuchaste, pequeña porquería de mierda? — La puerta comenzó a querer ceder, y el mueble que había frente a esta se estaba moviendo. Anderson no espero más y comenzó a bajar, luego recogió la mochila y comenzó a correr lo más rápido que pudo a la parada de autobús.
Sacó su celular y comenzó a llamar a Johnny, este no contestaba. Suspiró con pesadez. Él miedo y el desamparo calando en lo más profundo de sus huesos. Luego pensó en llamar a Megan, pero recordó que vivía casi al otro lado de la ciudad.
¿Charles le permitiría dormir en la sala de descanso? ¿Cómo haría para bañarse mañana? Cuando llegó a su trabajo este ya estaba del todo cerrado, suspiró y vio los edificios de atrás. Sabía en donde vivía Wyatt. Comenzó a llamarlo.
— ¿Sí? ¿Qué pasó? — Contesto adormitado.
— ¿Estás en casa? ¿Estás con alguien más? — Le pregunto Anderson con rapidez, él se aclaró la garganta.
— Si estoy en casa. — Bostezó. — Y no, no estoy con nadie. ¿Por qué? — Pregunto pensando que no había salido del trabajo o algo así.
— ¿Me dejarías quedarme en tu casa? Solo por hoy, mientras buscó donde dormir. — Murmuró asustada.
— Claro sí. Espera. ¿Dónde te voy a buscar? —
— Estoy en la entrada de tu edificio. — Wyatt salió a ver por la ventana. Y entonces solo corrió al ascensor, sobre todo al ver el rostro asustado de Anderson. Abrió con rapidez.
— ¿Estás bien? — Dijo viéndola un poco adormitado. Tomando su mochila en hombros porque se veía pesada. — ¿Pasó algo? — Podía notar lo asustada que estaba Anderson.
— Creo que ya no lo soporto. — Dijo ella totalmente asustada. — Tenías razón debería de haberme ido hace mucho. — Dijo de mala gana.
— Mi madre no está bien y no va a mejorar. — Entro tras él a su apartamento, estaba relativamente ordenado, la cocina tenía lo necesario. Se sentó a un sillón que Wyatt le indicó.
— ¿Estás bien? — Ella negó asustada, Wyatt suspiró molestó, odiaba verla así. — Ven aquí. — Anderson comenzó a llorar en su hombro, mientras Wyatt la arrullaba. — No sé qué mierda decir para que te sientas mejor. — Ella carcajeo.
— Eres un asco para hacer sentir mejor a la gente. —
— Si lo sé, es la primera vez que solo abrazó a una chica sin segundas, ni terceras intenciones. — Asintió él sonriendo, besando sus mejillas y abrazándola con todas sus fuerzas.
Parecía que Wyatt le daba un poco de confort porque para Anderson los brazos de Wyatt eran muy cómodos.
— Y tú eres la primera persona que me ve llorar. — Admitió ella mientras Wyatt secaba con cuidado sus lágrimas. Wyatt sonrió. — Deberías sentirte bendecido. —
— Y lo soy. — Respondió Wyatt besando su sien. — ¿Ya estás mejor? — Anderson asintió con una sonrisa, era la primera vez que alguien la abrazaba mientras lloraba, y se sintió bien que fuera Wyatt. Cuando sus ojos se despejaron de lágrimas pudo observar bien el departamento.
Había dos puertas, había una ventana por la que se podía ver que quedaba la escalera de incendio. Un pequeño comedor, y un sillón grande bastante cómodo, una televisión plasma, unas consolas y videojuegos. Él vivía bastante bien para valerse por sí mismo.
— Puedes dormir en mi cuarto. — Dijo apuntándole la habitación yo dormiré en el sillón porque no tengo otra cama. — Dijo bostezando.
— ¿Todo esto se consigue vendiendo droga? — Pregunto asombrada, tenía un apartamento bastante cómodo.
— Si la mayoría de las cosas las conseguí así. — Admitió Wyatt dejando la mochila de la chica en su cama.
— ¿Sigues vendiendo droga? — Pregunto sencilla y él negó. Ella se asombró.
— Dejé de vender un tiempo después, fue difícil porque no es tan fácil salirse de ese mundo, pero tenías razón no quiero ingresar en las estadísticas. — Admitió él y ella sonrió, sin querer había cambiado su vida.
— No voy a negarlo, me alegro. — Dijo Anderson suspirando y sentándose en el sillón.
— Y a mi me alegra que hayas cambiado mi vida. — Le sonrió Wyatt. — Espero te comprometas a ver estos tatuajes cuando sea un viejo. — Anderson rio.
— Claro que me quedaré contigo a verlos. —
— Es una promesa Anderson. — Le pidió Wyatt ella sonrió asintiendo.
— ¿Y en dónde trabajas ahora? —
— En la bodega de una empresa aquí cerca. — Dijo acercándose a la cocina. — ¿Quieres comer? —
— Sí, no comí nada desde que llegué. — Dijo admitiéndolo, Wyatt le preparó un emparedado. — ¿Dónde puedo cambiarme? — Le apunto el cuarto.
— Esa es mi habitación y ese el baño. — Le apuntó una puerta al final de los otros dos cuartos.
Ella fue a cambiarse poniéndose un pantalón de chándal y una camisa muy floja y un gorro de satín, parecía una anciana. En cuanto la vio Wyatt carcajeo.
— ¿Qué? —
— Creí que dormías como todas las chicas con ropa sexy, y sin ese gorro de abuela. — Anderson carcajeo tomando su cepillo de su mochila.
— Soy una chica, pero no soy sexy, además el gorro es para evitar que mi cabello se esponje y parezca un león enjaulado. — Él rio.
No era nada como se imaginaba que dormía Anderson. Todas las chicas que venían y hacían el intento de quedarse a dormir porque Wyatt nunca las había dejado quedarse en su departamento, se querían quedar con una camisa de él puesta y ropa interior expuestas a su merced.
Ver a Anderson así seguramente lo habría tentado, pero verla sin nada que esconder y cómoda, incluso le parecía atractivo como ninguna otra chica. A pesar de parecer abuelita con ese ridículo gorro de satín. Sabía que era una parte intima de ella que ni siquiera se la había mostrado a Chris.
Luego de que ambos fueran a cepillarse. Wyatt se extrañó cuando fue a acostarse al sillón.
— Déjame dormir aquí, así no me sentiré mal en la mañana. —
— Puedes dormir conmigo. La cama es lo suficientemente grande. — Anderson volteo a ver su cama, y era cierto era bastante amplia. — Además no te voy a hacer nada. —
— Tienes razón, ni aunque volvieras a nacer te fijarías en alguien como yo. — Rio Anderson yendo a acostarse a lado derecho con toda la comodidad del mundo. Wyatt se rascó la nuca repentinamente nervioso, la sonrisa angelical de Anderson no sabía si lo incitaba más a buscar la pureza o al pecado. Tragó fuerte decidido a no dañar la buena relación de amistad que tenía con Anderson.
Wyatt durmió sabiendo que al menos ella estaba a salvo en su casa.
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El Demonio es un Ángel © ✔
Ficção Adolescente"Que lleve el nombre de un Demonio no quiere decir que lo sea." Anderson asiste a un instituto común en donde las apariencias engañan y también los alumnos. El chico malo y tóxico es mejor mantenerlo de lejos aunque luego sea imposible alejarte de...