El sombrero: Hasta mañana

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Días fueron pasando y nos encontrábamos a menos de 4 días de tener la famosa competencia, para mi mala suerte las cosas habían cambiado desde que cierto primo mío llegó sin aviso al rancho De la Cruz.

— ¡Hot! ¡Hot! — Gritaba Richard para enseguida tomar su vaso de jugo y tomarlo de un solo trago. — ¡Holly shit! ¡Esto pica mucho! — Gritaba ante la preocupación de la encargada.

— Lo siento, no pensé que estuvieran tan picantes los chilaquiles hoy, solo fue dos chiles serranos los que le puse a la salsa. —

— No es su culpa, simplemente este idiota no está acostumbrado al picante. — Refunfuñé mientras miraba a Richard.

— Disculpa por tener una lengua frágil. —

Desde que Richard llegó las cosas se volvieron un poco complicadas para estar con Reynaldo y no solo para mí, si no también para Xenres. Las cosa es que desde que mi primo el chef se apareció no ha dejado de estar vigilándome a cada rato del día, llevándonos a todos los de la casa al entrenamiento en el lienzo y regresándonos con a la hora acordada. Se quedaba todo el rato vigilándome no solo a mí, si no Xen también era blanco de su mirar por lo que estar cerca o a solas con Reynaldo o Valentino era imposible.

— Esto no puede continuar así, esto está mal. ¿Por qué tuvo que venir él en primer lugar? — Preguntó molesto mi amigo mientras nos preparábamos para salir de la casa donde nos estábamos quedando.

— Ya te lo dije, al parecer era el único disponible. Connor está en viaje de negocios por Grecia, William está iniciando una producción en Philadelphia y Stephane está en la semana de la moda en Roma. El único que estaba libre era Richard y eso se debe a que el restaurante de Nueva York donde trabaja esta en remodelaciones. —

— Según recuerdo él tiene un novio. ¿Dónde está? Mínimo eso lo tendría ocupado para poder verme con Valentino. — Siguió hablando en un tono molesto.

— Su novio Andrew esta en Francia, al parecer mi otro primo Connor lo envío a un curso de gastronomía francesa. —

— ¡Me lleva...! — Gritó con enojo Xenres. A pesar de que aún estaba enojado con él por su relación con Valentino, ese enojo se fue por un lado al momento que aquel problema mayor nos afectó a los dos de la misma manera.

— Como sea, necesitamos una forma de entretenerlo para que no nos vigile por mínimo por treinta minutos... Pero ¿Cómo...? —

Ambos nos quedamos pensando detenidamente mientras imaginábamos situaciones que pudiéramos utilizar a nuestro favor para estar con nuestros charros.

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El Charro: "Pugna de Reyes"  (LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora