Para Reynaldo Gasca, en los últimos meses su vida se había vuelto fría, una vida perfecta entre trabajo, diversión y descansó. Cualquiera envidiaba el estilo de vida del ahora líder del equipo charro del rancho "De la Cruz" pero para Rey su vida est...
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Los días pasaron desde la visita de Sam a New York, durante varios días Reynaldo ha estado distante por alguna razón. Pensé que después de hablar con mi padre las cosas para nosotros habían mejorado. Pero parecía que fue todo lo contrario, aquel día caluroso teníamos que hacer la famosa sesión de fotos, las cuales unas me había adelantado a tomarle durante una de sus presentaciones mientras otras las había tomado prácticamente sin que se diera cuenta, literalmente.
— ¿Hoy? ¿Exactamente hoy? — Preguntaba extrañado el hombre, más dormido que despierto mientras veía como estaba parado afuera con el chofer ya esperando. Eran las 3am cuando estaba esperando afuera de la casa de mi primo Richard, lugar donde Reynaldo se había estado quedando las semanas que había estado en Estados Unidos.
— Ya te dije que sí. Cámbiate arréglate y haz una pequeña maleta con poca ropa, preferente con la que te compramos Sam y yo. Iremos a Napa allí veremos a Max y a un amigo de Sam que nos prestaran un lugar para tomarte algunas fotos. Después iremos a una playa donde también te tomaré algunas fotos, así que también guarda unos dos trajes de baño y ropa cómoda para allí. — Dije algo molesto, tampoco me agradaba la idea de levantarme tan temprano.
— Pero Acabamos hace como dos horas del restaurante ¿Por qué a estas horas? ¿Iremos en carro? — Me preguntó mientras volvía a tallar uno de sus ojos.
— No, iremos en avión. Pero los vuelos tardan 6 horas de New York a San Francisco. Así que tienes media hora para salir con lo que te pedí. El vuelo salé a las 4:30 am. — Comenté aún más molesto mientras Reynaldo pensando un poco solo asintió adentrándose de nuevo a la casa.
Sentía que algo andaba mal, aquella expresión dudosa en su rostro no me dejaba tranquilo. Rey tenía algo y no me lo decía, ¿Acaso no era por mí por quien había venido desde tan lejos? ¿Qué había ocurrido aquel día que Sam vino? Mi cabeza me estaba dando vueltas a tal grado de comenzarme a doler. No comprendía nada.
La espera fue silenciosa, el viaje en avión fue algo divertido. Al parecer a Reynaldo le daban nervios los aviones. Y verlo tenso sin dejar de mirar la ventana era ciertamente tierno.
— Vamos, no te va a ocurrir nada Rey. — Reí mientras lo miraba aferrarse a las recargaderas de los asientos.
— Nunca sabes, estas cosas pueden fallar, como si de repente un motor comenzara a incendiarse mientras todos estamos gritando tratando de salvar nuestras vidas de alguna forma. Mientras las llamas consumen poco a poco el avión. Es la primera vez que me monto a una cosa de estas. —
— Creo que has visto demasiado las películas de Final Destination. —
— Como treinta veces, las cinco películas. — Seguí riendo divertido pero una duda llegó a mi mente.
