Para Reynaldo Gasca, en los últimos meses su vida se había vuelto fría, una vida perfecta entre trabajo, diversión y descansó. Cualquiera envidiaba el estilo de vida del ahora líder del equipo charro del rancho "De la Cruz" pero para Rey su vida est...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Por qué lo tienes que complicar todo? — Sorprendido me quedé mirándolo como sus lágrimas caían como me miraba con miedo.
— ¿Zac? — Pregunté mientras seguía observando, no sabía si era buena idea acercarme pero estaba muy preocupado por aquella reacción. — ¡¿Zachary?! — Grité y solo el chico se dejó caer abrazando la almohada y comenzando a llorar.
— Lo siento, no sé qué me pasa. Solo de repente tuve miedo. — Ciertamente escuchar eso me traía cierto alivió ya que había comenzado a imaginarme cosas peores, reí levemente ahora si acercándome.
— Mendigo gringo. Me diste un gran susto, estaba pensando en algo peor. — Lentamente me acomodé detrás de su espalda abrazándolo de ha cucharita.
— Tranquilo, está bien. —
— ¿No estás enojado? — Escuché si pregunta mientras levantaba su mirada de la almohada.
— No. No lo estoy... Entiendo que tengas miedo. Todo ha sido demasiado precipitado debido al tiempo. Está bien Zac, solo disfrutemos de esto ya que no tendremos más momentos así. — Dije con un poco de dolor pero era algo necesario.
— Reynaldo. —
— ¿Qué sucede? —
— ¿Estaremos en contacto? — Dijo con ternura el chico sacándome una sonrisa en mi rostro. Mis apretaron más su cuerpo mientras respiraba con cuidado su aroma.
— Su tú quieres, así será. — Respondí.
— Gracias. —
— Nada que agradecer. — Dije acomodándome aún más con él, durante todo lo que quedó el día no la pasamos en cama hablando y conociéndonos un poco mejor, sin hacer nada simplemente estar cómodo con el otro.
Después de descansar bastante, platicar, cenar y besarnos varias beses, decidí llevar a Zac a la casa donde se estaban quedando, la encargada debería de estar preocupada pero ciertamente ella ya sabía más o menos acerca de nuestra relación tanto la de Valentino y Xenres, como la mía con Zac.
Ambos llegamos a la casa en mi jeep era algo tarde y con cierta película cursi de romance lo acompañé hasta la puerta donde ambos nos quedamos un poco nerviosos después de lo que habíamos vivido ese día.
— Bueno, descansa. Pasado mañana será la competencia y yo tengo que alistar todo así que mañana no te veré... — Dije con una leve sonrisa.
— Don't worry. I understand — Levanté mi mano acariciando su mejilla, para después rozar mis nudillos, acercándome poco a poco mi rostro al suyo, sentía con fuerza los deseos de besarlo nuevamente pero...