Para Reynaldo Gasca, en los últimos meses su vida se había vuelto fría, una vida perfecta entre trabajo, diversión y descansó. Cualquiera envidiaba el estilo de vida del ahora líder del equipo charro del rancho "De la Cruz" pero para Rey su vida est...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Ja, en verdad que Adrián la cagó esta vez. - Reía mientras veía a mi príncipe tomar mucha cerveza al recibir la noticia de que tendría que participar en una competencia amistosa.
- ¡No entres en pánico Xen! - Gritaba el buen Zac mientras veía sorprendido la cantidad de cerveza que bebía su amigo.
Ciertamente me parecía entretenido ver como esos dos chicos inocentes se alteraban por algo así, deberían estar emocionado en vez de asustados y aunque aún no aprenden ni lo más básico del arte estaba seguro que ellos lo dominarían de inmediato. Por otro lado Reynaldo también estaba nervioso, debido a una cosa...
La imagen del rancho y del curso que con tanto esfuerzo pusieron estaba en juego, con esto se demostraría que tan buen curso de verano era el impuesto por parte de ellos. Reynaldo estaba nervioso porque sabía que la imagen de todo el rancho De la Cruz estaba en juego tanto como en un campeonato nacional. Era divertido ver a todos sacados de sus zonas.
- No es gracioso Valentino. ¿Sabes lo mucho que tendré que trabajar a partir de mañana? - Rey me estaba encarando quejándose de su situación.
- Es que... je, ¿Cómo no reírme con guarachín y guarachon? - Apunté al par de amigos que estaban comiendo desesperados del miedo.
- Valentino, esto es serio. -
- Lo sé. - Reía. - Por eso esperaremos a que se calmen y volveremos al lienzo, también deberías de llamar a los otros dos que participaran con sus asesores para que empiecen a entrenar. - Rey salió con prisa tomando su celular y haciendo las llamadas correspondientes mientras yo seguía viendo el show que me estaban ofreciendo aquellos dos jóvenes que eran mis alumnos. - Son todo un caso. - Sonreí.
Pasó un buen rato para que se calmaran pero al final lo hicieron, con mucha seriedad de por medio habíamos subido a mi carro el príncipe y yo. Notaba su seriedad de reojo, en lo poco que he convivido con él había aprendido mucho ya que me gustaba observar las mañas y gestos de la gente que me atraía. Su rostro en ese momento me decía que estaba dispuesto a afrontar la prueba con todo su mejor esfuerzo pero en sus ojos aún había un poco de duda.
- No te preocupes príncipe, daré todo mí para que tú y Zac puedan salir triunfantes de la competencia. Aunque no deberían de estar tan estresados por ello, es todo amistoso no importa si llegan a perder, esto no definirá nada. - Dije tratando de levantarle los ánimos y poniendo mi mano sobre su pierna.
- Lo sé pero... -
- Todo estará bien. Yo estoy aquí y aunque no lo creas, yo domino todas las suertes de la charrería. - Guiñé mi ojo con una sonrisa confiada que hizo que el príncipe me mirara sonrojado.
Estábamos otra vez en el lienzo charro cerca de las 6 de la tarde en la que el sol aún seguía de pie en medio del ruedo nos encontrábamos solamente Rey, el príncipe, una niña de nombre Rosa María y su asesor quien era una joven de nombre Sandra y yo. Zac por su parte se fue a la parte de las caballerizas a ver a Midnightstar, tal parece que Rey estaba convencido de que el pequeño gringo puede alegrar al cuaco y ser su caballo para la competencia.
